La maquinaria roja y blanca no detiene su marcha en la Superliga después de que Marcelo Gallardo lograra posicionarla en el mercado. Lleva cinco triunfos consecutivos, está en puestos de clasificación a Copa Sudamericana y corre con intensidad a los rivales que tiene por encima. Les avisa que no se relajen. Porque River peleará hasta el final del torneo por tratar de estar entre los cinco primeros para llegar a la Copa Libertadores 2019. Ayer, venció a Rosario Central por 2 a 0 en el Monumental. Una victoria que, además le permite llegar entonado al crucial encuentro del jueves contra Emelec en Ecuador por la actual edición de la Libertadores.
A fuego lento se cocinó el triunfo de River. Pero tanto se demoró que el asado ya no tenía sabor. Hasta que aparecieron los colombianos y le aportaron un condimento especial. ¿Por qué iban a esperar hasta el café si podían hacerse cargo del plato principal? Y fueron ellos, Rafael Santos Borré y Juan Fernando Quintero, los que desacomodaron las estructuras de la cocina de Rosario Central y armaron un banquete que lo llevó al equipo millonario a saborear deliciosamente su quinta victoria consecutiva en el certamen local.
Iban 18 minutos del segundo tiempo cuando el Muñeco, el chef, ordenó con sabiduría los cambios en la cocina. Y los condimentos colombianos fueron vitales. Primero metió a Rafael Santos Borré. Y al igual que contra Racing, Rafa encontró la receta para el gol. Apareció en el lugar indicado para empujar a la red un remate de Lucas Pratto. Unos minutos más tarde, devolvió las gentilezas y asistió al ex Vélez para que también llenara su boca de gol.
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Nada de todo esto hubiera ocurrido si Juan Fernando Quintero no hubiera aportado su esencia. El zurdo entró a los 27 minutos del segundo tiempo (por eso no califica) y con dos toques mágicos adobó las jugadas. Primero, con un pase largo bien ejecutado para Pratto; después, con un pase delicioso a Borré.
Con los dos colombianos en el banco, Gallardo sabe que tiene dos cartas fuertes para cambiar el curso de un partido. Y ellos, evidentemente se sienten cómodos entrando en la última parte del encuentro, cuando las defensas rivales están cansadas. La semana pasada, ante Racing, Quintero jugó como titular y no pudo asentarse. A tal punto que se diluyó con el correr de los minutos y el Muñeco lo terminó sacando en el complemento. En cambio, Borré, que en el Cilindro también entró en la segunda parte, fue decisivo al anotar el primer gol, como ayer en Núñez.
Otra de las cosas que Borré le aportó a River fue movilidad en ataque y peligro en el área rival, algo que al conjunto local le había faltado durante más de 60 minutos. Al tener presencia en los metros finales, con su velocidad y sus movimientos apareciendo por sorpresa, descolocó al arquero Jeremías Ledesma y a la defensa rival. También, le permitió a Pratto liberarse y encontrar más espacios. Es que la dupla Pratto-Scocco aún no logra encajar. Y Nacho, a pesar de sus intentos al pivotear y retroceder para buscar la pelota, no logró ser decisivo. Quedó lejos del área. Tampoco Pratto en el primer tiempo, a pesar de sus esfuerzos había encontrado resquicios. Solo hubo una jugada en la que el ex Newell’s habilitó al ex San Pablo, quien no llegó a definir.
A River le faltaba pisar con contundencia el área rival. Estaba ordenado a partir de la buena ubicación de Zuculini, quien recuperó muchas pelotas y creaba algo de juego con Nacho Fernández y Pity Martínez, siempre movedizos. Ledesma le sacó una de gol a Fernández y Rapallini no le cobró un penal.
Central esperaba agazapado y se sostenía en la seguridad y los rechazos de Fernando Tobio. La lesión de Cabezas hizo que Leo Fernández haga un cambio extraño: mandó a la zaga a Martínez y puso a Federico Carrizo. Y Central se desacomodó. Los rosarinos apostaban a algún un pelotazo para sus delanteros, pero la defensa de River, en general, estuvo atenta. Eso sí, hubo un par de filtraciones pero apareció otra vez Franco Armani para sostener el cero con dos buenas atajadas (una a Lovera y la otra a Marco Ruben) y confirmarle a Jorge Sampaoli que está para listo para ir a la Selección.