Tan cierto es que el primer Superclásico de fútbol femenino que se disputa en el Estadio Monumental representa un hecho histórico, como el hecho de que si alguien realmente tuviera el deseo de saber dónde prefieren jugar las futbolistas de River una amplia mayoría se inclinaría por el River Camp o la cancha sintética auxiliar que hay en Núñez. En todo caso, para que esa preferencia cambiara, la posibilidad de asumir como propio -entiéndase como el que más cómodo les siente para desplegar su juego- el mítico estadio mundialista se podrá ir generando si ese derecho les es concedido más allá de la favorable circunstancia que representó el parate del torneo masculino por Fecha FIFA.
Pero hubo Súperclásico de fútbol argentino y lo que no cambió con la escenografía en el inicio del partido fue la superioridad que ha mostrado Boca sobre River cada vez que a ambos les tocó enfrentarse desde que los clubes asumieron la obligación de pagar contratos a sus futbolistas. No tardó en ejercerla, porque en apenas cinco minutos hizo valer la presión alta con una recuperación de pelota de Camila Gómez Ares por banda izquierda, para jugar un bochazo largo a la carrera de Amancay Urbani, quien aprovechó una mala salida de la arquera Daniela Pontel para definir con el arco vacío y salir a celebrar el 1-0.
También en ese primer tiempo, de escazas ocasiones de peligro, hubo lugar para un encontronazo en mitad de cancha entre las futbolistas, que se inició con una infracción desde atrás a Laura Felipe y una posterior recriminación de Vanina Preininger. La árbitra Laura Fortunato no tardó en interponerse para separar, contando con la colaboración de Yamila Rodríguez por el lado de Boca y Andrea López por el lado de River, quienes de inmediato buscaron calmar a sus compañeras.
Otra vez marcaba cinco minutos el reloj, pero ahora del complemento, cuando Martina del Trecco se vio favorecida por un grosero error defensivo de Boca. Adriana Sachs cubrió una pelota profunda para que la despejara la arquera Laurina Oliveros, pero esta no hizo otra cosa que estrellar su disparó sobre la humanidad de su compañera, dejando la pelota servida a la mediocampista formada en las divisiones inferiores Millonarias para que abrochara el 1-1 y lo saliera a celebrar de cara a su gente.
Siguieron sufriendo Las Gladiadoras cuando Miriam Mayorga vio la tarjeta roja a los 28, por una infracción ante la escapada de Carolina Birizamberri que Fortunato consideró de último recurso. Pero River, que había perdido todos los clásicos ante Boca desde que el fútbol femenino argentino inició el camino de la profesionalización, no terminó de animarse a hacer valer esa jugadora de más y prefirió mantener el orden, casi sin generar opciones de peligro. Tampoco pudieron las Xeneizes, por lo que el empate le quedó justo a la histórica jornada que se desarrollo en El Monumental.