Romina Re es la única corredora mujer argentina que compite a nivel internacional. Hija de un piloto de carreras que no quería verla en una pista, logró vencer los prejuicios y romper récords en el mundo. En 2016, por ejemplo, fue la única representante argentina en el prestigioso Rally Dakar, que en aquella edición tuvo su largada y su llegada en nuestro país.
Es la menor de tres hermanos y la única que eligió un auto de competición antes de conducir en la calle. Demostrarle a su familia que podía ocupar un lugar en el automovilismo le llevó entre 3 y 4 años. Para cumplir su sueño se fue a vivir a Europa. “Me fui con mis ahorros, no tuve el apoyo de emocional ni económico de mis padres”, reveló a minutouno.com.
El primer paso fue presentarse en una selectiva en Italia con muy poca experiencia y a partir de ahí en categorías promocionales de Europa hasta llegar a consolidarse y ser la cara de grandes marcas deportivas. Destacarse en el Viejo Continente dio sus frutos y actualmente participa en la Fórmula Master Series de Asia.
Llegar no fue fácil. Estando en Europa, Romina tuvo que trabajar duro para poder competir. “Fue salto muy grande. Todo me costaba el doble. Tuve que hacer un cambio rotundo en mi alimentación y ejercicios para bajar de peso. Fue un cambio psicológico y físico”, explicó.
Destacarse en un mundo de hombres
Si bien el automovilismo se caracteriza ser un mundo con los hombres como amplia mayoría, es uno de los pocos deportes donde las mujeres pueden competir mano a mano y tener la chance de demostrarle al mundo que también pueden hacerlo. Pero Romina remarca: “Hay que tener mucho carácter para poder destacarse y luchar contra los prejuicios que hay en este deporte”.
“Aunque cada vez hay más corredoras, seguimos siendo una minoría y todavía hay mucho machismo, lo disimulan un poco pero sigue existiendo. La mayoría no evolucionó y usan a la mujer como estrategia de marketing”, señaló la piloto.
En un ambiente relacionado directamente con el género masculino, cuando una mujer se destaca es difícil mirar para el costado. “Tienen el foco puesto en vos, y no pasás desapercibida, independientemente del resultado”, manifiesta Romina.
Sin embargo, insiste en que hay que un trabajo psicológico constante. “Ellos trabajan en equipo y se conocen, para nosotras no conocer a tus compañeros es más complicado y hay que trabajar mucho la cabeza y luchar contra los prejuicios”, asegura.
Una mujer de negocios
La experiencia de Romina marcó un antes y un después en su carrera como piloto. Ella tuvo la oportunidad de manejar autos de primera y de convertirse lentamente una mujer de negocios.
Cuando arribo a China se convirtió en una de las figuras de la Fórmula Master Series de Asia. Allí logró convencer a los pilotos asiáticos -sus pares- de por qué el auto que usaba era mejor que el de ellos. Incluso, hizo entender a los dueños de las categorías de los mercados asiáticos por qué debían comprarlo.
Las puertas se siguieron abriendo y recibió propuestas de otros mercados poderosos. Actualmente es embajadora de grandes marcas y también influencer en las redes sociales, donde tiene miles de seguidores.
Pero sus desafíos no paran. Romina se plantea competir en lugares que culturalmente no son fáciles para la mujer y para eso se sigue preparando. Mientras tanto, tiene el foco en volver a la Formula de Asia, situación que se dará en junio próximo.