Sarmiento le ganó a Villa con un gol viciado de nulidad y jugará las semifinales del Nocturno

La cupla no será nunca de quien festeja, como se festejan todas las victorias. El desenlace de los cuartos de final del Nocturno 2025 que Sarmiento y Villa Belgrano disputaron este miércoles en cancha de BAP fue sin embargo uno de esos episodios que invitan a dejar de creer en todo. El equipo que conduce Mariano Vila, campeón por puro mérito del Clausura 2024, necesitó esta vez que el gran protagonista del encuentro fuera ajeno a las 22 jugadoras que coincidieron en cancha. Fue superior desde el juego, especialmente a lo largo del primer tiempo, pero trasladó la mínima diferencia que hubo en el marcador gracias a un gol viciado de nulidad, producto de una infracción grosera por lo evidente, no por lo violenta, a los ojos de un árbitro que tal vez quiso ahorrarle minutos a una jornada que ya se estaba haciendo larga. O tal vez simplemente fue incapaz de ver lo que vieron los demás.

Que lo vio todo, lo vio. Porque quedó de frente a la jugada después que Luisina Garrido tomara la lanza y metiera una gran habilitación desde mitad de cancha para poner a correr a Jake Silva mano a mano con Sol Ponce. Vio como la delantera del Verde se enredó en su propio intento de eludir, también como una vez que perdió posición sujetó a la arquera para impedirle seguir el trayecto de una pelota que se fue abriendo hacia la izquierda. Nadie, por lo imprevisto, se habrá dedicado a contar cuántos segundos duró esa sujeción. Pero sin dudas fueron los suficientes como para que lo notaran todos menos uno. O menos tres. Siempre con la vista en la jugada, vio como esa pelota cayó a pies de Keila Espíndola, quien definió con arco vacío. Convalidó y lo que decide la máxima autoridad se vuelve realidad, privilegio que es para unos pocos y que sin embargo no requiere de mayores méritos.

Antes de todo aquello, Sarmiento había logrado ser profundo por el extremo derecho del ataque, porque Lara Gómez siempre tuvo un pique más para meter y porque en velocidad estableció diferencias respecto a quien fue su marcadora designada casi a lo largo de toda la noche, Yazmín Torre. También porque Francesca Álvarez se mostró muy activa tanto en la recuperación como en la producción ofensiva y fue ella quien tras robarle la pelota a Valentina Ronca generó la primera acción de peligro de la noche, con un zurdazo cruzado que salió afuera. Ante cada avance a fondo de Las Maestras se interpuso en última instancia la figura de Sol Ponce, posiblemente la más destacada de esos 40 minutos iniciales. La Uno metió manotazo para sacar por encima del travesaño un tiro de esquina cerradísimo de Keila Espíndola que llevaba el veneno necesario para ser olímpico. También a la 11 le tapó bien abajo una definición de primera tras uno de los tantos desbordes con pase al corazón del área de Gómez y respondió todavía mejor ante un bombazo de Francesca Álvarez que desactivó en dos tiempos.

Y cuando Ponce quedó fuera de acción, al Verde la faltó tiza. Primero porque Jacqueline Silva le erró el cabezazo a un centro medido que mandó al área Brunella Gutiérrez tras desprenderse por banda izquierda. Después porque la propia Jake no supo con qué parte del cuerpo definir otro envió desde el mismo sector, pero esta vez de Álvarez, y terminó casi abajo del arco haciendo salir la pelota por encima del travesaño. En todo ese tiempo, Sarmiento manejó un nivel de intensidad superior, estableció dominio en tres cuartos de campo rival y no generó más porque acumuló demasiadas imprecisiones en el último pase.

La tónica del segundo tiempo fue completamente diferente, porque Cristian Contrera hizo los ajustes necesarios para confirmar que es especialista en complicar a los que más tienen, como había sucedido ante UNNOBA en aquella primera fecha que se definió en el minuto final del encuentro. China Martínez y Catalina Paroldo tuvieron mayor responsabilidad en la recuperación, quedando Sofía Montenegro como faro de ataque. Y la que empezó a comerse la cancha a base de ese sacrificio que jamás negocia fue Nerea Acosta, que apareció por todos lados para meter, quitar e incluso comandar algún que otro ataque esporádico cuando Sarmiento se desarmó atrás en el apuro por volver a llevar el partido al terreno en el que se había desarrollado la primera parte. Valentina Ronca tuvo menos la pelota en los pies y comenzó a oficiar como lanzadora en profundidad para intentar aprovechar esos espacios. Para ese entonces, Mariano Vila ya había movido el banco de suplentes dando ingreso a Florencia Gamarra y Morena Moris por Sofía Bonaterra y Milagros Cerri.

Largos minutos transcurrieron con trámite de mitad de cancha, de mucha fricción y poca claridad. Rompió Luisina Garrido con la habilitación a Silva que derivó en el gol de Espíndola y otra vez volvió el encuentro a su estadío anterior, aunque en desventaja ya no fue tanto negocio para Villa. Tuvo el empate de todos modos tras un tiro libre que ejecutó Sofía Montenegro y Rocío Lamelza no terminó de atenazar abajo, dejando un rebote corto que por poco no llegó a empujar Silvana Martínez. Se reclamaron infracciones, se siguieron mandando a la cancha modificaciones y se protestó por la adición, porque de fútbol no hubo nada más para contar hasta que sonó el silbatazo que decretó el final con clasificación para Sarmiento, que sigue transitando el camino de la defensa del título con pleno de victorias y sin haber recibido todavía goles en contra. Que no necesita de nada más que de su variedad de recursos para mostrar otra vez chapa de candidato. Incluso en esas noches que invitan a dejar de creer en todo lo demás.