No hay en el país jugadora que no anhele una foto suya, porque será testimonio de la materialización de un sueño común a cualquier piba que abrace una pelota.
Stefi León llegó a la oficina de medios de la Asociación del Fútbol Argentino meses después de la muerte de Julio Huberto Grondona, con el objetivo de ordenar y potenciar la presencia en redes sociales. Casi cuatro años después, se convirtió en la responsable de prensa de la Selección Argentina femenina. Un grito de Belén Potassa, casi una súplica, le cambió los planes para siempre. ¡Fotos!
Se convirtió entonces en los ojos, el testimonio. No se permitió ni se permite todavía que a su lente se le escape alguna futbolista que haya tenido, aunque sea una vez, el privilegió de ser seleccionada nacional. En Francia se estrenó como mundialista. Este 2023, en un destino que la enamoró desde adolescente, irá por su segunda Copa del Mundo con el mismo compromiso de que nada quede fuera de su foco, pero también con el sueño de capturar la postal de la primera clasificación a octavos de final.
-¿Cómo llegás a trabajar con Selecciones?
-Empecé a trabajar en AFA después de la muerte de Grondona. Sería septiembre de 2014, en la parte de oficina de medios. A mí me contactaron para hacer redes sociales, que AFA estaba un poquito desactualizada en eso. Después, como cuando uno llega a un lugar nuevo, termina haciendo de todo. Ya en 2018, después de la Copa América Femenina que sabemos fue un antes y un después en un montón de cosas, se decidió que la Selección femenina tenía que empezar a viajar con prensa propia. En algún punto se había hecho antes, en 2015 ponele, pero con todo el impasse que hubo terminaban viajando sin nadie. De hecho, a la Copa América fueron con Romi Sacher de prensa, que era externa a la AFA. Con las cosas que pasaron ahí, hubo una decisión de empezar a impulsar desde adentro. En esa volteada caí yo, porque no hay muchas mujeres en la oficina. Menos había una que tuviera una Visa de Estados Unidos al día. Así que ahí agarré yo y tiré toda la carne al asador con lo que sabía en ese momento, más todo lo que fui aprendiendo. Resultó bien.
-¿Es en 2018, entonces, que se marcó un antes y un después a la hora de visibilizar a las selecciones femeninas?
-Creo que hay dos momentos. Para mí la Copa América de 2018 es un cambio en lo interno. O sea, veníamos de 2015 a 2017 sin actividad para la Selección Femenina, que se había quedado afuera del Mundial 2015. No sé por decisión de quién, no hubo nada. Después retoman con la doble fecha de amistosos con Uruguay, que es recordada más que nada por el lío de las chicas que dormían en el micro. Ellas lo cuentan así. Yo no estaba en ese momento, así que no tengo ni idea. Pero esa preparación media accidentada para la Copa América 2018, que es cuando vuelve Borrello al cargo, provocó un replanteo desde AFA de cómo ayudar a la Selección femenina a prepararse. Es ahí cuando vuelven a jugarse las Fechas FIFA, a buscarse rivales de otro calibre. Y todo va de la mano. Para mí el click hacia afuera está entre el Repechaje de 2018 y el Mundial de 2019. Creo que es ahí cuando hay un avance en la visualización o en el interés de los medios. Yo siempre doy el mismo ejemplo: cuando empecé a abrir los entrenamientos a la prensa previo al Repechaje, tenía tres medios que venían. Cuando abrí la última práctica antes del Mundial 2019 tuvimos que poner una mini vallita por la cantidad de medios que teníamos. Ahí me parece que hay una diferencia importante.
-Se nota que generás un vínculo muy fuerte con los planteles, por el tiempo compartido, por el agradecimiento que tienen ellas a tu trabajo. ¿En algún punto vuelve más difícil la tarea profesional o no es algo que te preocupe?
-El tema es que los periodistas de afuera, digámoslo entre comillas porque yo también estuve del otro lado entonces lo sé, tal vez no se dan cuenta que prensa o el médico, el kinesiólogo, el psicólogo y todos los que están alrededor sin ser parte de la dirección técnica, también terminamos conviviendo horas, días y meses con el plantel. Entonces se van generando vínculos a pesar de que siempre se intenta mantenerlo desde el lado profesional, más allá que después de cinco o seis años hay algunas chicas, sobre todo entre las que ya no juegan, que son mis amigas. Sí creo que es necesario tener un vínculo fluido con las jugadoras porque básicamente les estamos pidiendo su tiempo. Y cuando vienen a la Selección lo que menos tienen es tiempo, porque tienen que entrenar, descansar, ir a las charlas de videoanálisis… Entonces que venga yo y te quiera robar 15 minutos o media hora… Si no nos llevamos bien es complicado. Por suerte no me puedo quejar de los planteles con los que me ha tocado compartir. Siempre han estado más que predispuestas , entendiendo además que la difusión tiene importancia para ellas y para la disciplina. Obviamente, con el tiempo fui entendiendo que hay momentos más propicios para hacer las cosas y momentos que no. Es una gimnasia que de todas formas no vas a adquirirla más que con la experiencia. También me pasa que a las más chicas, que hoy están empezando en la mayor, las conozco desde que tienen 16 años. Entonces hay otra confianza. Ellas saben que nunca les voy a pedir o exigir algo en un momento que no me lo pueden dar. Necesitás de los dos lados para poder construir una relación así.
-Imagino que hay muchas jugadoras que ya naturalizan tu presencia. Pero hay otras, que son las que van llegando a selecciones juveniles, para las que una foto tuya es la materialización del sueño de jugar en la Selección Argentina. ¿Sos consciente de eso? ¿Qué te genera?
-No me lo había puesto a pensar. Te lo voy a graficar con una anécdota para que se entienda. Cuando yo empecé con las chicas, que obviamente me mandaron a hacer prensa porque el tema de las fotos fue algo que corrió más por cuenta mía, y me fui especializando porque me gusta y me parece necesario; fui a presentarme y estaban preparándose para ir a unos amistosos en Estados Unidos y Puerto Rico, en agosto de 2018. Les dije que cualquier cosa que necesitaran, me avisaran. Cuando me estoy yendo, Belén Potassa me grita ¡fotos! Es lo único que me gritó. Entonces, ahí empecé a sacar. Veo las fotos de esa época y me quiero matar, porque son horribles técnicamente. Pero me parece que el valor de que una chica de cualquier parte del país que venga, aunque sea que haya tenido dos entrenamientos, y pueda tener su recuerdo o pueda mostrárselo a su familia, es súper importante más allá que la foto la saque yo u otra persona. En ese sentido, le encuentro un valor grande. A veces, sobre todo en juveniles, me pasa que van y vienen muchas chicas y no recuerdo exactamente los nombres de todas. Quizás después de dos o tres años me encuentro en redes con alguna foto y digo mirá, esa la saqué yo y para esa jugadora quedó como un gran recuerdo. Entonces sí, tanto lo que hago yo como lo que hacen un montón de fotógrafos de clubes o de medios a pulmón, me parece que es una labor fundamental, poco valorada económicamente, pero sí muy valorada sentimentalmente por un montón de jugadoras que cada vez que pueden comparten el trabajo, etiquetan a todos. Y eso habla muy bien de ellas también.
-Una juvenil va por primera vez a la Selección. Pasan los días, te escribe y te dice Stefi, ¿no tenés ninguna foto mía? ¿Te genera una presión saber que esa chica quizás no vuelva a entrenar en el predio?
-Sí, re. Sobre todo cuando no las conozco, porque a veces tienen 14, 15 años. Como la semana pasada, que hubo dos chicas que tienen 13 años. La cara de las adolescentes, todas vestidas igual, te genera confusión. Pero con los años aprendí que si me guio por los botines, generalmente no le pifio. Intento que cada una tenga dos, tres fotos. El tema es que siempre depende del tipo de entrenamientos. Si vos tenés un circuito de pases, yo ya sé que si me quedo en una posición le voy a sacar a todas las que pasan por ahí. En cambio, si tenés un táctico, es más complicado porque a veces la pelota no pasa por todas. También te puede pasar que en un partido alguna entra al minuto 88 y si no tengo esa foto, nadie más la tiene…
-¿Cuando se da una situación así es algo que ya estás pensando?
-¡Sí! Todo el tiempo. Por ejemplo, en la última Fecha FIFA entro Maricel Pereyra. Creo que fue minuto 87 u 88. Yo no sé si va a tocar la pelota. Así que por lo menos le saco alguna foto más retrato, como para que la tenga. Después, si la usa o no, ya me excede. Pero sí siento un poco que es mi deber. No sé si es literalmente así, pero quizás por culpa mía ellas ya lo esperan.
-Te colgás ese cartel y no te lo sacás más…
-Hay partidos en los que tenemos mucho la pelota y entonces tengo buenas fotos. Y después te toca un partido, como nos tocó con Estados Unidos, en el que casi no pasamos la mitad de la cancha. Era un poderío complicado para hacerle frente. Y claro, son todas fotos defendiendo. Pero las circunstancias una no las hace, sino que las intenta aprovechar lo más que se puede.
-Ya conocés Australia y Nueva Zelanda. Como sedes, hermosas. ¿Qué te generó estar?
-Desde que entré al secundario mi sueño era conocer Australia. Cuando terminé la carrera, pude hacer un viaje de placer y estoy totalmente enamorada de ese país. La gente es muy distinta a nosotros culturalmente. Es un pueblo más frío. Pero geográficamente y sus ciudades son hermosas. A Nueva Zelanda me tocó ir cuando fue el sorteo del Mundial. Ahí ya estaban con la efervescencia a flor de piel. La verdad no tenía tanta expectativa y me encontré con gente súper amable, predispuesta a todo para tratar que todo salga bien. También con un pueblo muy deportivo. No particularmente futbolero, pero sí con interés en el deporte. Y particularmente con mucho respeto hacia las culturas aborígenes. Por eso, si nos ponemos más detallistas, vas a ver que toda la cartelería o lo que publique FIFA va a llevar los nombres de las sedes, los países o los estadios en castellano, en inglés y en maorí. Así es en Auckland, en Hamilton y los lugares a los que pudimos ir. La última vez que fuimos, para la Fecha FIFA, lo que nos llamó mucho la atención fue la euforia de la comunidad de argentinos que es muy importantes. Creo que la euforia de haber ganado el Mundial masculino, de haberlo vivido lejos del país, hizo que tuvieran esas ganas de saltar, de cantar. Los tres partidos fueron un gran empujón, porque estás a 12 mil kilómetros de Buenos Aires y de repente ponen un cuarteto por los altoparlantes del estadio que sentís que estás en una fiesta en Córdoba. Fue tremendo. Es un lugar multicultural y me parece que se va a vivir un clima muy festivo en el Mundial, sobre todo teniendo en cuenta que FIFA habilitó los fans fest, como hace con el masculino. Todo va a ser un impulso para que las ciudades, que no tienen tantos habitantes, vivan de manera muy especial el Mundial.
-¿La diferencia horaria es una complicación o te acostumbrás rápido?
-Yo a la ida no lo sufrí mucho en ninguno de los viajes. Mi problema es a la vuelta, que de repente te despertás a las tres de la mañana creyendo que son las cuatro de la tarde. Cuando volvimos del sorteo literalmente salimos un viernes a las seis y media de la tarde. Llegamos el mismo viernes seis y cuarto de la tarde. Después de viajar 14 horas. Ese viaje fue larguísimo. Estuvimos 15 días recorriendo hoteles, estadios, etcétera.
-¿En el plantel femenino también generó algún sentimiento especial y perceptible el título de la Selección masculina en Qatar?
-La verdad no lo charlé mucho. Entiendo que Vanina Correa tiene un nene de 9 años y le pidió para el cumpleaños toda temática mundialista. Las más chiquitas, como Paulina (Gramaglia), Chiara (Singarella), a Messi lo idolatran porque crecieron viéndolo. El título, para ellas y también para mí que veo jugar a Messi desde que tengo 14 años, te genera algo extra. Es imposible que no te genere nada. Paulina me contó que estaba en Córdoba y se vino acá a ver la final para poder vivirlo diferente, ir al obelisco y todas esas cosas. A muchas de las que estaban afuera les costó verlo estando lejos de acá. Laurina (Oliveros) ha dicho en una entrevista con un medio extranjero que está bárbaro como experiencia individual, pero que no se puede comparar con el Mundial que va a jugar el femenino.
–Eso por supuesto…
-Claro, pero inevitablemente la gente que no está interiorizada puede llegar a decirlo. Empezar a cantar muchachas, quiero ganar la primera. Y todos sabemos que hay una relación de fuerzas con las potencias muy grande en este momento.
-También que como se viene de un éxito tan esperado, haya malintencionados que puedan hacer un castigo excesivo ante un mal resultado…
-Claro, totalmente. Si nos ponemos a pensar, el Mundial pasado (2019) cayó en medio de una Copa América masculina que para la Selección empezó muy mal. Casi casi perdemos con Paraguay, si no fuera porque Armani tapó un penal. Y ese día Argentina jugaba con Escocia. Yo tenía el teléfono incendiado de gente queriendo sacar futbolistas al aire, sin darse cuenta que nosotras acabábamos de quedar afuera del Mundial, más allá que faltaba un resultado que era prácticamente imposible que se diera en favor nuestro. Y lo que buscaban era contraponer la remontada épica de la Selección femenina y la masculina que se estaba por quedar afuera de una Copa América. Eso no está bueno. Yo dejé de renegar con este tema de que muchos de los medios grandes se acerquen en momentos así. Pero sí espero que capten el mensaje que estamos intentando dar de que la Selección femenina tiene otro camino, más allá de la euforia y la alegría que podamos tener por la Selección masculina. Espero que lo sepan entender, porque después las más perjudicadas son las futbolistas que reciben las críticas.
-Entre el Mundial de Francia y el que viene, ¿cualés son las mayores diferencias que encontrás a nivel de estructura internacional, organización y actualidad de la Selección Argentina?
–Creo que en Sudamérica ha cambiado mucho el hecho de empezar a utilizar las fechas FIFA. La mayoría de las selecciones que jugaron la Copa América 2018 y que jugaron después el Mundial, a excepción de Brasil, llegaron casi sin competencia. Nosotros fuimos a jugar amistosos en Estados Unidos recién en la última Fecha FIFA. Eso ya no pasa más. Ahora llegamos a la Copa América anterior habiendo disputado amistosos previos en todas las Fechas FIFA. Obviamente la pandemia cortó un poco todo eso y fue una lástima. Pero fueron circunstancias excepcionales. A nivel Sudamericano, esa competencia y rodaje que le están dando a las selecciones es la principal diferencia. Eso nivela para arriba y está buenísimo. La última final de la Copa América Brasil la termina ganando 1-0 con un gol de penal. Y si te ponés a pensar la Liga Colombiana viene complicada, pero sus futbolistas internacionalmente tienen roce y eso las ayuda. Lo mismo con el avance de Boca llegando a jugar una final de Copa Liberadores. El continente tiene una evolución y le falta un empujoncito más, que es favorecer alguna que otra competencia intermedia. Hoy tenemos la Copa América que define prácticamente todo. Vos tenés una mala competencia y te quedás tres años sin competencia. Es injusto y no ayuda a que las Federaciones inviertan, aunque por suerte la mayoría lo está haciendo. No importa por qué, importa que lo hagan.
– Qué lástima que jugamos tan lejos, seguro no viene nadie…
— Stefi León (@StefiLeon) February 25, 2023
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Otra cosa que está buena ya en relación a este Mundial, más allá que sea la primera vez que se hace con sede compartida y a que se está intentando igualar las cosas con el fútbol masculino en cuanto a lo que brinda FIFA, es que ahora se implementaron los campamentos base, que te permiten estar en un lugar fijo al menos en la fase de grupos. Eso facilita la recuperación de las futbolistas y evita que tengas que estar organizándote con un montón de cosas que tienen que ver con los traslados y generan una fatiga extra. Desde ese lado, FIFA está buscando igualar las estructuras. Respecto a la Selección, lo más importante me parece la cantidad de jugadoras que están afuera. Estoy casi segura que cuando fue el Mundial 2019 había alrededor de cinco o seis jugadoras afuera. Ahora es al revés. Tenés varias juveniles que se han ido yendo. Me parece que eso habla de cómo las que jugaron el Mundial 2019 abrieron el mercado y la ventana de lo que la jugadora argentina tiene para dar en talento, en técnica. Después, está en cada una poder aprovecharlo.
-Entre todos los viajes compartidos con la Selección, ¿tenés un favorito?
-El Mundial obviamente es el summum, ¿no? Yo no sé igualmente si lo disfruté tanto porque todas las exigencias de FIFA y lo que rodea a un Mundial hacen que yo no duerma más de 3 horas por día y que a la vuelta fuera un zombie. Pero el lugar, obviamente París primero y después cuando fuimos a las costas de Normandía, un lugar que no hubiese conocido en mi vida, fue una locura. Pero si me tengo que quedar con un favorito, quizás sea un viaje a Las Vegas que hicimos la última Fecha FIFA antes de ese Mundial. Claramente es un lugar que tampoco hubiese conocido. Obviamente la gente va en otro plan. Jamás se me hubiese ocurrido como destino. También un viaje que el año pasado hicimos a España, pero a Melilla que en realidad vendría a ser Marruecos. Un territorio apropiado, con una historia medio complicada. Ese lugar, aparte de ser hermoso, es muy curioso culturalmente, por los contrastes y porque estás literalmente a 10 minutos de Marruecos, pero no estás en Marruecos. Tenés que cruzar en una avioneta. Todo medio extraño. Al ir a jugar amistosos, tal vez fue un poco más disfrutable del lado de la exigencia.
-¿Te pasó estando en alguna competencia decirte yo quiero sacar la foto del tal jugadora?
–Cuando fuimos a la She Believes, Alex Morgan estaba calentando a un costado y yo le sacaba fotos a ella. Más allá de eso, cuando fue el Mundial de Qatar, que tengo dos fotógrafos amigos que estuvieron allá, veía las fotos de Dibu Martínez, de Messi y obviamente me dan ganas de poder estar ahí y sacarles. No es cholulez sino objetivo profesional, pero no sé si lo pienso tanto. Me ha tocado estar en algún entrenamiento de la Selección masculina con el 10 y sí, le saco. No lo puedo evitar. Se me va el lente para allá, jaja.
-Mundial 2023. ¿Hay alguna jugadora a la que no le quieras sacar una foto porque no la querés cruzar con Argentina?
-Jaja, no. Acá la que viene, viene. Imaginate que si las chicas dicen que toque el que toque, yo voy atrás de ellas a muerte. Si me preguntás qué foto quisiera sacar, así como por suerte me tocó sacar la del Repechaje cuando pudimos clasificar al Mundial de Francia y ahora en la Copa América, sería la de la primera clasificación de Argentina a octavos. Me encantaría.