Suena a locura hoy que Carlos Tevez juegue el Mundial si en el último año no logró continuidad ni producciones dulces en el fútbol chino. Parece un desatino imaginarlo en la lista para la aventura rusa, pero… Carlitos desliza: “Me quedan pocos años de fútbol y estar en un Mundial para un jugador de mi edad sería algo muy lindo, sería algo consagratorio”. Y como Tevez no es uno más y jamás lo será, de repente, la locura y el desatino empiezan una pulseada contra los porcentajes de posibilidades. Es que a un crack nunca se lo debe ningunear. Y más cuando se propone el desafío de reinventarse. No importa que el 5 de febrero festeje su cumpleaños 34.
Las palabras, por ahora sólo las palabras, sostienen la ilusión de Tevez. No sólo su frase bien fresca, pronunciada en Cardales. El 22 de diciembre de 2016, cuando aún no había confirmado su ida a China, Jorge Sampaoli blanqueaba en una conferencia de prensa que otorgaba como técnico del Sevilla: “Lo de Carlos fue interés mío. Está saturado un poco de la competencia extrema, pero como tengo una admiración total por él hice el intento. El se iría de Boca porque quiere sacarse la presión de la competencia por un tiempo, pero yo por lo menos hice el intento”. Sampaoli quiso llevar a Tevez al Sevilla y no pudo. Lo llamó por el nombre y expuso la devoción por él y por su juego.
Medio año más tarde, Sampaoli ya era el DT de Argentina y Tevez no podía eludir los grises en China. El 15 de junio de 2017, Carlitos manifestaba sobre el técnico casildense que “fue un gran acierto contratarlo para dirigir a la Selección”. Además, recordaba: “Sampaoli me llamó para ir al Sevilla. Yo le agradecí, pero estaba agotado y no podía estar al 100 por ciento en un equipo como el Sevilla. Él lo entendió”. Y se refería a una posible citación celeste y blanca: “Es muy difícil decirle que no a la Selección, pero como estoy en este momento, no puedo ir”. Al cabo, Tevez también endulzó alguna vez los oídos de Sampaoli.