La carrera del futbolista mendocino Luciano Cabral (21), jugador del Atlético Paranaense de Brasil y ex Argentinos Juniors, se desvanece con el correr de los días tras quedar preso por el crimen de un murguero en General Alvear, en el sur provincial, el 1 de enero, durante sus vacaciones familiares. El reconocido deportista no logró ayer recuperar la libertad y su situación procesal se complica cada vez más: la Justicia decidió mantener la prisión preventiva y será juzgado por homicidio agravado. La misma suerte corre para su papá, José Cabral (42), y Axel Olguín, de 18 años, también acusados de cometer, junto con otros dos menores, el asesinato de Joan Villegas Gualpa (27), quien murió por los fuertes golpes con pedazos de escombros que recibió en su cabeza, lo que le provocó hundimiento de cráneo.
Así lo dispuso el juez de instrucción Ignacio Olmedo, tras una audiencia de tres horas que se realizó en la sala de debates del Juzgado Correcional del departamento. Afuera, familiares y amigos de la víctima realizaron una manifestación contra el jugador y sus familiares, por lo que se dispusieron medidas de seguridad. De esta manera, tuvieron que ser traslados bajo una fuerte custodia policial nuevamente al penal de San Rafael hasta que terminen las pesquisas y se inicie el juicio. Mientras, por estas horas, la defensa prepara la apelación a la medida del juez.
El tribunal, además de determinar el procesamiento de los acusados, les trabó un embargo de 100 mil pesos. Asimismo, el menor de 17 años que habría participado del crimen lo procesó por homicidio simple mientras que el chico de 13 años que estaba implicado en el caso, fue declarado inimputable por la edad.
El joven había declarado en los últimos días en la Justicia asegurando que no participó del hecho de sangre y se lamentó porque esta situación destruyó su carrera como futbolista profesional. Según contó el diario local El Sol, Cabral dijo que la noche del 31 de diciembre iba a pasar las fiestas en la casa de sus suegros, pero decidió quedarse en su casa con una tía enferma, aunque tras el brindis fue a la casa de los padres de su esposa y luego a la vivienda de un amigo.
Además, declaró que a las 3 de la mañana volvió a su morada con su mujer y su hija para dormir. Pasadas las 8, su tía le avisa que su papá salió rápido de su casa porque sus primos tuvieron «problemas» con Gualpa. A los pocos minutos el progenitor le dijo que se fuera a la casa de sus suegros porque sus primos «se la mandaron».
«Destruyeron mi carrera, yo no tengo que estar acá, debería estar atrás de una pelota», dijo Cabral ante los funcionarios judiciales, entre lágrimas.
En la mañana del Año Nuevo, Villegas Gualpa salió con un amigo a comprar a un quiosco cercano a la vivienda de los Cabral. Todo indica que mantuvo una riña con cinco sujetos, que empezaron a golpearlo; uno de ellos le asestó en la cabeza los escombros, lo que le provocó un estado de inconsciencia y la posterior muerte. Luego del hecho, quedaron detenidos los cinco acusados, entre ellos el reconocido jugador, que tenía un importante camino futbolístico por delante.