Comenzó la década del 40 y de golpe Vélez se quedó sin nada. Descendió de categoría, debía abandonar el viejo Fortín de Villa Luro (Basualdo y Guardia Nacional) y pocos dirigentes querían hacerse cargo del club. La reconstrucción la empezó José Amalfitani y la primera obra visible de aquel despegue fue la inauguración de la nueva cancha en Gaona y Barragán, en Liniers, hace hoy 75 años. El 11 de abril de 1943, en un amistoso ante River, Vélez empezó a cambiar su historia. Ese fue el último año que jugó en Primera B. Nunca más bajó. Es, después de Boca (105 años), el equipo que más tiempo lleva ininterrumpidos en Primera División: 74.
Vélez, hoy.
En la Memoria y Balance de Vélez de 1940 ya se anuncia la mudanza. Aún no se había firmado el contrato de arrendamiento, pero se había llegado a un acuerdo con la empresa Ferro Carril Oeste para comenzar el relleno del terreno, previa extracción de unas vías e instalaciones existentes. Mientras tanto, se despedía para siempre de El Fortín. Allí jugó su último partido el 16 de noviembre de 1941, tras vencer 4-1 a Argentino de Quilmes. Y en 1942 disputó la mayoría de los encuentros en la vieja cancha de Chacarita, de la calle Humboldt, donde hoy se levanta el estadio de Atlanta.
La popular local del estadio José Amalfitani.
En paralelo, la nueva dirigencia intentaba poner en condiciones los terrenos del ferrocarril, unos 33.500 metros cuadrados, lindantes al arroyo Maldonado y muy inundables. Fue la prioridad durante 1941. Para ese objetivo, fue fundamental la donación de la Comisión de Vecinos de Buenos Aires, que aseguró la tierra suficiente para rellenar unos 15.000 metros cuadrados. Una imagen de la época de la mudanza muestra un terreno pelado, tribunas recién trasladadas, una casilla, un vigilante y el nombre del club sobre los primeros ladrillos levantados.
Para el inicio de la temporada de 1943, Vélez tenía casi todo listo. Había colocado 188.700 panes de césped, construido dos vestuarios para los jugadores locales, dos más para los visitantes y otro para los árbitros. También sala de primeros auxilios, una oficina administrativa, un túnel con dos escaleras de material dirigidas al campo de juego y una confitería. Los casi 4.000 mil socios que tenía el club en esos años colaboraron de todas formas. Hubo un empréstito interno de 15 pesos (se podía pagar al contado y en 15 cuotas de un peso) a devolver a través de un sorteo cada quince días a partir de 1943. La Memoria del club destaca que “casi todos los asociados que retiraron títulos renunciaron al sorteo, dejándolos en cambio en carácter de donación”.
Monumento a José Amalfitani, en el cementerio de la Chacarita. Falleció el 14 de mayo de 1969. Desde ese día, cada 14 de mayo, se celebra el día del dirigente deportivo.
El comienzo del torneo de Primera B se estableció para el sábado 17 de abril. Una semana antes, Vélez jugo su primer partido con el campeón de la temporada de 1942. Y River jugó con la famosa delantera de La Máquina completa: Juan Carlos Muñoz, José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Angel Labruna y Juan Carlos Loustau. Además, atajó Julio Barrios, los backs fueron Ricardo Vaghi y Luis Ferreyra, y los halfs Eusebio Videla, Bruno Rodolfi y José Ramos. Los once fortineros que inauguraron el nuevo escenario fueron Miguel Rugilo; Alfredo Costa y Blas Angrisano; Armando Ovide, Horacio Herrero, Luis Orué; Eduardo Heisecke, Simón Fredotovich, Juan José Ferraro, José Noguera y Angel Fernández. Fue 2-2 ante 25 mil espectadores. Ferraro, a los 3 minutos, marcó el primer gol en la nueva cancha y aumentó Angel Fernández. River empató con un doblete de Pedernera. La Comisión Directiva obsequió una medalla de oro a cada jugador de River, que fueron entregadas el 21 de julio en un festival realizado en el Cine Teatro Pueyrredón.
En su flamante estadio, Vélez fue campeón. Jugó el primer partido oficial el 8 de mayo, ante Temperley 3-1. Y se aseguró el título el 20 de noviembre, ante Dock Sud (5-2) en Ferro. “A un año de su inauguración, la posición recientemente conquistada, por una parte, y la firme decisión de esta CD, que cree necesaria la construcción de obras para ampliar cada vez el campo de acción del Club, hace que Barragán y Gaona presente una fisonomía de mayor relieve en ese sentido está estudiando planos y forma de financiación, ambos muy adelantados, para iniciar en breve la ampliación digna de ese amplio campo, de manera que pueda estar lista a principios de la temporada que iniciaremos en primera división”, refleja la Memoria y Balance del club de 1943.
De las palabras a los hechos, con Amalfitani como estandarte. El club continuó creciendo, incorporó más deportes, aumentó su caudal societario y el 22 de abril de 1951 El Fortín se volvió cemento, con una capacidad inicial para casi 60 mil espectadores, reducida para 49.500 tras la remodelación para el Mundial 78.
Después de décadas, la permanencia de Vélez en la categoría superior está comprometida como nunca. La próxima temporada será clave. Pero la reconstrucción, los cimientos en los que hoy se apoya, el himno “soy del barrio de Liniers” llegó para quedarse hace 75 años, tanto en el barrio como en la Primera División.