Con tres tantos del Tanque -uno de penal- y otros de Delgadillo y Romero, el Fortín encadenó un nuevo éxito por 5-1 para mejorar el promedio frente a un Verde descendido desde ayer que descontó a través de Scifo.
Vélez sumó este sábado una nueva goleada, por 5-1 sobre Sarmiento en Liniers, para ilusionarse con terminar la temporada de la mejor manera y engordar el promedio para la próxima. Enfrente tuvo a un rival ya descendido desde ayer tras los éxitos de Huracán y Temperley.
El conjunto de Omar De Felippe construyó su mejor imagen en el transcurso del período inicial. Matías Vargas fue el primero en exigir a Javier Burrai, y luego un Nicolás Delgadillo de inspirada noche tuvo su primera chance y definió alto.
Hasta que, a los 33, el rumbo del trámite se empezó a clarificar. Ariel Kippes agarró a Diego Zabala en el área y, a los 34, Mariano Pavone abrió la cuenta con un penal bien ejecutado a la izquierda del arquero.
Después, a los 43, Vargas dejó a Delgadillo cara a cara con Burrai para que resolviera con clase por sobre su salida. Delgadillo tuvo otra chance pero se topó con el guardameta, y al minuto del complemento Delgadillo habilitó a Pavone para que marcara el tercero con un tiro cruzado desde la derecha.
El 3-0 con un tiempo por delante aplacó los ánimos locales y permitió que el Verde trabajara tímidamente en pos del descuento. Alan Aguerre apareció dos veces frente a Brian Fernández y el ingresado Santiago Rosa disparó apenas desviado. Hasta que, a los 33, Adrián Scifo marcó para la visita al conectar un segundo cabezazo dentro del área.
El gol pareció devolverle la ambición a Vélez, que aprovechó los espacios que dejaba el adelantamiento de los de Fernando Quiroz. El inefable Pavone se encontró primero con Burrai, pero a los 40 volvió a las redes superándolo cara a cara por la izquierda y definiendo bajo. Por último, a los 44, el ingresado Maximiliano Romero recibió un centro de otro que volvía, Juan Manuel Martínez, para cabecear al quinto.
Así sí que todo quedó finiquitado, entre un Vélez que vive días apacibles y un Sarmiento que redondeó un fin de semana negro.
