El jugador «Santo», que jugó en Sarmiento y fue felicitado por sus hinchas, se imagina un partido cerrado
A mediados de 2017, Sarmiento perdió su lugar en Primera y él era el capitán de ese equipo. Pese a que los hinchas y la dirigencia le pedían se quedara a jugar la B Nacional, sintió que era momento de cambiar de aire y decidió aceptar el ofrecimiento de San Martín.
Walter Busse llegó a Tucumán como una de las grandes apuestas de la dirigencia que comenzaba a moldear el sueño de lograr el ascenso. Tras una temporada en la que el equipo fue de menor a mayor, hoy deberá comenzar a pelear por el gran sueño contra su ex club. “Es especial enfrentar a Sarmiento”, admite el salteño en diálogo con LG Deportiva a horas de la primera final del Reducido.
“Este partido no tiene nada que ver con el que jugamos durante el torneo. Cambiaron los momentos y Sarmiento maduró mucho como equipo”.
Sus palabras son sentidas y tienen un justificativo. “En Junín la gente es muy cálida. Estuve un año y medio; fui capitán del equipo; dejé muchos amigos y me trataron de maravillas. El destino quiso que hoy tenga que enfrentarlos y obvio que les quiero ganar. Me debo a San Martín y siempre dije que jugar en este club era un reto importantísimo en mi carrera. Llevarlo a Primera sería algo único”, explica revelando que los juninenses se acordaron de él apenas terminó el cotejo del pasado domingo contra Agropecuario. “Recibí muchos mensajes. Me felicitaban por haber llegado a la final y por el presente pese a que voy a jugar contra ellos. Eso es algo raro en este fútbol tan loco”, destacó.
Un momento complicado
En la última fecha del torneo, San Martín tuvo la chance de llegar a la Superliga por la vía más rápida. Pero la derrota en Adrogué le cortó en seco la ilusión. Sin embargo, en Bolívar y Pellegrini tomaron ese golpe como un aprendizaje y, cuando pudieron enderezar la nave tras ese despiste, apareció lo mejor del equipo.
“Después de aquel partido con Brown nos pusimos como objetivo principal llegar a esta final. Fue difícil, pero ese partido con Villa Dálmine nos fortaleció aún más. Sacamos aspectos positivos y mejoramos las negativas. Este grupo asimiló bien ese golpe y acá estamos”, ríe con ese cosquilleo propio de las instancias decisivas. La clasificación angustiosa contra el “Viola” trajo nuevos bríos; el equipo se soltó, maduró y prácticamente “caminó” la serie contra Agropecuario. San Martín fue inteligente en el duelo en Carlos Casares y contundente hace una semana en su casa. Pero Busse pide un poco de mesura.
“Esto es una final, y las finales son partidos especiales. Estamos bien desde lo futbolístico, este es un plantel que se caracteriza por la tenencia, por jugar con pelota al ras del piso, pero los juegos decisivos son siempre cerradísimos y ahí no siempre se puede hacer lo que uno quiere”, aclara el volante buscando la variante para salir bien parado si la mano se pone brava.
“Las finales se juegan con mucho más que fútbol. Hay que meter y meter y estoy seguro que este grupo va a jugar estos partidos como se lo debe hacer”.
Busse ascendió a Primera con Gimnasia de Jujuy y Defensa y Justicia, pero siente que hacerlo con San Martín puede ser algo único. “Los ascensos que logré fueron increíbles, pero en este club todo se magnifica. Ojalá podamos coronar un año de mucho trabajo. Tengo fe porque este plantel tiene mucho hambre de gloria”, remata el volante que hace un año era un niño mimado en Junín y que ahora intentará ser su verdugo, para acercar a San Martín a la gloria.
(Fuente: La Gaceta.com)