En su discurso de apertura de sesiones ordinarias en el Congreso, el presidente instó a la «paciencia y confianza», reconociendo que la economía aún no ha alcanzado su punto más bajo. Aunque Milei conserva un respaldo sólido, los próximos meses presentan desafíos significativos, con el eventual retorno del impuesto a las Ganancias y aumentos en tarifas que impactarán directamente en los bolsillos, especialmente los de la clase media.
Los aumentos de tarifas, necesarios para reducir los subsidios y mantener el equilibrio fiscal, afectarán los presupuestos familiares y generarán un efecto cascada en costos para comercios y fábricas. La estabilidad económica y la acumulación de reservas están vinculadas al buen comportamiento fiscal, una meta que el Gobierno busca mantener, según indicó la subdirectora gerente del FMI, Gita Gopinath.
El regreso del impuesto a las Ganancias también está en la mesa de discusiones con los gobernadores, planteando dilemas políticos y económicos. A pesar de la preocupación por el malestar de la clase media, el Gobierno busca consolidar señales positivas, como la reducción de la inflación, aunque esta disminución se espera que sea gradual.
El ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo, ha señalado la necesidad de transparentar precios en supermercados y ha solicitado a las empresas que eviten aumentos excesivos en salarios para acelerar la disminución de la inflación. A pesar de las medidas para calmar la ansiedad pública, el Gobierno reconoce que se necesitan esfuerzos adicionales para alcanzar el equilibrio fiscal.
El Pacto de Mayo se presenta como un nuevo horizonte temporal que busca hacer más digerible el ajuste económico, anticipando una caída adicional en la actividad económica en los próximos meses. Milei enfrenta el desafío de romper la «maldición» del segundo semestre, buscando un repunte económico sostenible que requiere mantener el equilibrio de las cuentas públicas, un reto considerable para Argentina, que ha vivido décadas por encima de sus posibilidades reales.
