La vocera del organismo, Julie Kozack, indicó que hay discusiones virtuales frecuentes, no brindó detalles sobre las diferencias técnicas y aclaró que China no presentó una carta para presionar por un rápido desembolso
El Fondo Monetario Internacional (FMI) expresó hoy que se mantienen las negociaciones técnicas con el Gobierno para llegar a un acuerdo que permita desembolsar dólares, pero no brindó detalles sobre fechas o diferencias entre las partes y negó que China haya presionado en el directorio para que la Argentina pague sus deudas al organismo en yuanes si no hay un rápido acuerdo.
En su habitual conferencia de prensa, la vocera del organismo, Julie Kozack, sostuvo desde Washington que “los equipos trabajan en forma intensa con las autoridades argentinas para tratar de avanzar en la quinta revisión del acuerdo y ayudar al gobierno en una muy compleja situación”.
“Las discusiones giran en torno de las alternativas para fortalecer el programa, reconocer la fuerte impacto de la sequía que sufrió el país y esto incluye medidas sobre la estabilidad, a través del fortalecimiento de las reservas y la mejora de la sustentabilidad fiscal. A la vez, protegiendo a los sectores más vulnerables de la sociedad”, indicó Kozack ante diversas preguntas sobre la Argentina.
En cuanto a los detalles de estas discusiones, aclaró que “dado que estas todavía se mantienen en curso, no voy a brindar ningún detalle, salvo que las conversaciones son frecuentes”.
Cuando fue consultada por las versiones que indicaban que China había presionado a través de un mensaje escrito a un rápido acuerdo en el directorio y advertido que si no cubriría los pagos de la Argentina con yuanes, Kozack fue tajante: “No existe esa carta”.
En referencia a los pagos que la Argentina hizo en yuanes al organismo, explicó que “la Argentina se mantiene en curso con sus obligaciones con el FMI. El yuan es una de las cinco monedas que los países pueden y han utilizado para cumplir con sus obligaciones con el FMI”.
La funcionaria indicó que el 30 de julio el directorio comenzará su receso por el verano boreal, por lo que no quedan demasiadas semanas para que la Argentina llegue a un acuerdo técnico y luego éste se eleve al directorio para girarle dólares a la Argentina. Héctor Torres, ex representante argentino en el FMI, explicó que en ciertas ocasiones se puede pedir una excepción durante estas vacaciones en Washington DC para tratar un caso urgente.
Kozack también se refirió al programa del FMI con Egipto, cuyas autoridades se reunieron con el ministro Sergio Massa la semana pasada. Al respecto, la vocera del Fondo destacó la decisión del gobierno egipcio de avanzar en privatizaciones de parte de sus acciones en empresas públicas para conseguir recursos en un contexto complejo. Al terminar la conferencia, se despidió relajada y les deseó a los periodistas unas felices vacaciones de verano.
El Gobierno espera recibir del FMI con premura tanto el desembolso por el primer trimestre, de unos USD 4.000 millones, como una suma adicional correspondiente a un giro adelantado que en realidad debería llegar en septiembre, por otros USD 3.300 millones.
En el primer semestre, el Gobierno habría incumplido tanto la meta de déficit fiscal como de acumulación de reservas del Banco Central. En el organismo monetario aclaran que recién podrían comenzar a acumular en el último trimestre, una vez que se despeje la incertidumbre electoral y comience la liquidación fuerte del agro nuevamente.
Ante la falta de liquidación fuerte por parte del agro, el Banco Central ya perdió en reservas USD 1.600 millones en julio y unos USD 18.200 millones desde principios de enero. Además, consumió cerca de la mitad del stock de yuanes habilitados para ser usados en el mercado cambiario en el swap acordado con China.
Las discusiones técnicas, de acuerdo a lo que trascendió, giran en torno de la meta de déficit fiscal y el valor del dólar oficial. EL Gobierno no quiere acelerar más el ritmo de la devaluación y estudió la posibilidad de subir aranceles a la importación de ciertos productos para realizar una suerte de “devaluación fiscal”.