El multitrabajo se vuelve obligatorio para los educadores en medio de una creciente crisis económica
Docentes necesitan dos o más trabajos para cubrir la canasta básica
La crisis inflacionaria y la reducción del poder adquisitivo han llevado a los docentes argentinos a una situación alarmante. Con el salario real de los trabajadores de la educación en caída libre, muchos se ven obligados a desempeñar dos o más trabajos en diferentes escuelas o realizar una jornada completa para alcanzar el nivel básico necesario para no caer por debajo de la línea de pobreza. Esta tendencia, que históricamente ya estaba presente en el sector, se ha convertido en una necesidad imperiosa.
La caída del poder adquisitivo de los docentes
Un reciente informe del Instituto Marina Vilte, publicado en conjunto con CTERA y basado en datos del Ministerio de Economía, revela que los trabajadores de la educación enfrentan una pérdida del 27,3% en su poder adquisitivo desde septiembre de 2023 hasta junio de 2024. Comparado con el año 2015, el salario real ha disminuido en un 35%. En junio de 2024, una familia tipo necesitó casi $900.000 para cubrir la canasta básica, un monto que supera los ingresos de muchos docentes que, con una jornada simple, perciben entre $600.000 y $850.000, dependiendo de su antigüedad.
El impacto del multitrabajo y las horas no remuneradas
Matías Kiejzik, vocal del consejo directivo de Ademys, destacó que para mantenerse por encima de la línea de pobreza, un docente debe trabajar jornada completa o jornada simple, lo que implica entre 8 y 9 horas diarias. Además, las horas no remuneradas que se destinan a la planificación, corrección de evaluaciones y otras tareas fuera del horario laboral representan un desafío adicional. Kiejzik señaló que muchas veces los docentes se enfrentan a la necesidad de realizar múltiples trabajos en diferentes escuelas, a menudo con poco tiempo entre cada jornada y sin tiempo para comer.
Sobre la sobrecarga laboral y el “trabajo invisible”
La sobrecarga laboral en la educación no solo incluye el tiempo de clase, sino también el llamado “trabajo invisible” realizado fuera del horario escolar. Esto puede sumar entre 3 y 4 horas diarias, dependiendo del grado y las responsabilidades del docente. La mayoría de los educadores, especialmente las mujeres, quienes constituyen el 80% de la planta docente, deben equilibrar su trabajo con sus responsabilidades familiares, haciendo que la cobertura de la canasta básica sea aún más desafiante.
La falta de inversión y el ajuste presupuestario
El informe de CTERA también pone de manifiesto una reducción en el gasto público destinado a la educación. Con una disminución del 22,7% en el presupuesto y una licuación del 41,6% en el financiamiento del Ministerio de Educación y Cultura, la situación se torna aún más crítica. El presupuesto actual, prorrogado desde 2023, ha caído a su nivel más bajo en relación al PBI, alcanzando solo el 0,88%, a menos que se revierta la política de ajuste en curso.
Testimonios de los docentes
C5N entrevistó a 10 docentes en la Ciudad de Buenos Aires, revelando que:
- La mitad trabaja en jornada completa, mientras que la otra mitad reparte su tiempo entre dos o tres trabajos en diferentes instituciones.
- Cuatro docentes pasan al menos 10 horas fuera de casa considerando los traslados y las tareas adicionales.
- La planificación y corrección demandan desde dos horas diarias en adelante, y tres de ellos no pueden acceder a capacitaciones por falta de tiempo.
- Los sueldos de la mayoría están por encima del millón de pesos, considerando que trabajan en jornada completa o en dos jornadas.
Este panorama revela una necesidad urgente de revisar las políticas de inversión en educación y mejorar las condiciones laborales para garantizar que los docentes puedan desempeñar su labor sin verse obligados a multitrabajos para cubrir lo esencial.