AGAMENON “Volví del supermercado y le di una paliza a mi hijo” obra del escritor argentino radicado en Europa, Rodrigo García, fue presentada en PAR1000 Aula Teatro, ubicado en la calle Primera Junta 791 de nuestra ciudad.
La obra podría resumirse cómo un monólogo acelerado y rabioso en el que el protagonista, sin nombre (padre de familia), va soltando nerviosamente, saltando de un tópico a otro con una dosis oscilante de violencia que nunca desaparece y que por momento llega a ser insoportable, y con una obsesión dirigida a la sociedad de consumo.
Lo que Agamenón muestra, por una hendija, no es más ni menos que el huevo de la serpiente, la vida de una familia sin importancia donde un hombre, el padre, está obsesionado por alcanzar ese orden pretensioso que permita gobernar los destinos, aspirar a más, a contrapelo del consumismo. Es un manual de fascismo para la clase media. La obra detrás de lo tragicómico esconde un argumento poderoso para reflexionar, entre otras cosas, cuestiones sobre la micropolítica del control y de la intolerancia. En esta particular familia la madre, que es la única mujer, es también la única víctima que no adhiere a la locura de su marido y finalmente de su hijo.
En el extenso monólogo el padre va a intentar justificar su ira, el odio contra todos en la búsqueda de “eso imperfecto que encuentra en todas partes” y que ha sido disparada por una mala compra hecha en el supermercado. La violencia discursiva y de facto comienza bien arriba con una paliza monumental que el padre le propina a su hijo, su primera víctima. Luego habrá un viaje donde la locura desopilante pasea por diferentes tópicos mientras la familia se desplaza en busca de una cena que finalmente sucederá en un Kentucky Fried Chicken. La mesa sucia y la mala predisposición del personal conducen al padre al acto final, disponiéndose a dar una lección sobre el orden social y económico a su familia y a todo el personal del local. En esta última escena insospechada por surrealista, el hijo toma el monólogo paterno en busca del reconocimiento de su propio verdugo, dando por aprendida la lección.
Horacio Jáuregui con la dirección de Ariel Casas hacen una interpretación maravillosa de la obra, Casas sabe bien cómo moverse en estas aguas turbulentas y Jáuregui ingresa al personaje y se pierde en él, la actuación es conmovedora sin fisuras, trasmite tanta incomodidad y a la vez esa extraña ternura sin la cual el canalla no alcanzaría el estatus de psicópata grave.
El título, Agamenón, es una inteligente clave para ingresar desprevenido a la obra. Agamenón fue rey de Micena y líder del ejército griego en la guerra de Troya, es un héroe distinguido al que se los acusa de extender más de la cuenta el derramamiento de sangre a través manipulación de Aquiles su guerrero invencible.
Muy recomendado espectáculo por la obra en sí misma, la puesta en escena, la sostenida actuación de Jáuregui y el mágico lugar que ofrece PAR100. Además de ser importante el apoyo a estos pequeños lugares vivos en la ciudad, que bregan contra el entumecimiento colectivo.