El calvario de Ricardo Darín: tres días en prisión y un escarnio público que casi destroza su vida

En una reciente charla con Dante Gebel, el actor Ricardo Darín rememoró uno de los episodios más dolorosos de su vida, cuando su carrera y reputación quedaron en el ojo de una tormenta mediática.

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El 22 de marzo de 1991, Darín, ya una figura destacada en el cine, teatro y televisión, fue arrestado por orden del juez penal y económico Enrique Lotero. La acusación era delicada: violación de la Ley 19.279, una normativa que permitía a personas con discapacidades importar vehículos sin pagar los altos impuestos de importación. Según la denuncia, Darín habría adquirido un automóvil aprovechando indebidamente una exención destinada a personas con discapacidades, violando la cláusula que estipulaba que estos vehículos debían permanecer en posesión del comprador durante al menos cuatro años.

Luego de tres días en prisión, Darín fue liberado, pero el escarnio apenas comenzaba. Rodeado de cámaras y periodistas, comprendió que la batalla por recuperar su buen nombre sería larga. La prensa, ansiosa por cada detalle, convirtió su vida en un espectáculo, un escándalo que él vivió como una auténtica pesadilla. “Es raro porque en esa causa que nunca fue del todo aclarada… yo tengo mis propias opiniones al respecto”, afirmó, dejando entrever su sospecha de que su caso fue utilizado para desviar la atención de otros asuntos.

Darín también recuerda una conversación irónica con el juez: “¿Quién compra contrabando en cuotas?” El absurdo de la situación lo llevó a sospechar que había intereses ocultos tras la denuncia. Durante dos semanas, su nombre acaparó los titulares, pero de lo realmente importante se hablaba poco.

El impacto en su vida personal y profesional

Este episodio no solo lo afectó públicamente, sino que también lo sumió en una profunda crisis personal. Durante meses, se aisló de la vida pública, acosado por el dolor y la necesidad de justificar su inocencia. La situación incluso tensó sus relaciones personales, y algunos amigos se alejaron. “Los escuché decir en televisión: ‘El caso de los ricos y famosos’. Y el único en la picota era yo”, recordó con amargura.

Su esposa, Florencia Bas, intentaba convencerlo de que la gente lo apoyaba, pero el actor se encontraba tan deshecho que le era difícil volver a salir. Un momento clave para él ocurrió cuando, al terminar una función de teatro a la que asistió con Florencia, una mujer en silla de ruedas le expresó su apoyo en medio de la multitud: “Yo confío en vos antes que en la justicia argentina. No tengas vergüenza”. Este gesto le devolvió la fortaleza para seguir adelante, recordándole que, en medio de la adversidad, aún había quienes creían en él.

Esta experiencia dejó en Darín una huella profunda, enseñándole sobre la fragilidad de la fama y el poder de la empatía. La sonrisa de aquella desconocida fue el primer paso hacia su recuperación y un recordatorio de la importancia de la confianza, incluso cuando todo parece perdido.

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