Una abuelita colgó tangas en el arbolito de Navidad pensando que eran adornos y cuando descubrió lo que había hecho, se puso a llorar porque «iban a pensar que era una guarra».
El hecho se produjo porque la anciana vio unos llamativos adornos navideños y los compró sin notar que tenían lencería erótica en su interior. Cuando sus familiares le dijeron que había hecho, la señora cuestionó: «¿Qué pensará Jesús?». Agregó: «Van a pensar que soy una guarra».