Este viernes 16 de marzo se celebra el Día Mundial del Sueño una fecha que, pese a que puede resultar desconocida para muchos, lleva celebrándose desde hace diez años. La iniciativa surgió de la Asociación Mundial de Medicina con el objetivo de concienciar a la población sobre los trastornos de sueño e impulsar su prevención.
Con este fin se celebró el primer Día Mundial del Sueño el 14 de marzo de 2008, y desde entonces se conmemora esta fecha el tercer viernes del mes, siete días antes del equinoccio que marca el comienzo de la primavera en el hemisferio norte.
La importancia de un buen descanso es indiscutible, pero son muchos los factores que pueden alterar el sueño y evitar que durmamos correctamente. Por ello es necesario conocer las condiciones que nos permitirán disfrutar de un descanso óptimo.
- Establecer horarios: es importante organizar el tiempo de sueño, de forma que tengamos una hora fija para irnos a dormir y nos levantemos siempre a la misma hora, en la medida de lo posible. De esta forma el cuerpo se acostumbrará a estos horarios y nos será más fácil conciliar el sueño.
- Hacer ejercicio: los beneficios de realizar actividad física también afectan al descanso. Actividades como correr, nadar o incluso caminar hacen que lleguemos más cansados a las horas finales del día, además de lograr un sueño más profundo.
- Limitar las siestas: las tan tradicionales y apetecibles siestas pueden hacer que nos cueste conciliar el sueño por la noche. Los expertos indican que las siestas de unos 20 minutos son ideales para recargara las pilas, mientras que las de una duración mayor pueden dificultar el sueño nocturno.
- Ducha de agua caliente: darse una ducha media hora antes de irse a la cama es una buena forma de relajar los músculos y lograr una sensación de tranquilidad óptima para conciliar el sueño.
- Vaso de leche: otro truco habitual es tomarse un vaso de leche caliente para terminar el día y lograr esa ansiada sensación de relax. Añadirle una cucharada de miel puede aumentar la efectividad del remedio.
- Evitar las bebidas estimulantes: las bebidas con cafeína y aquellas con contenido alcohólico no son un buen aliado a la hora de lograr un descanso adecuado. Por ello su consumo debe evitarse por la noche.
- Eludir el tabaco: la nicotina es otra sustancia que debemos evitar en las horas finales del día, ya que sus efectos sobre el organismo pueden dificultar el sueño.
- Cenas ligeras: la toma de comidas abundantes poco antes de ir a dormir dificulta la digestión y por tanto complica la conciliación del sueño. Lo adecuado es ingerir cenas ligeras y hacerlo al menos dos horas antes de acostarnos.
- Evitar los somníferos: las pastillas para dormir son un remedio habitual en aquellos con problemas de sueño. Sin embargo su consumo prolongado puede reducir sus efectos, por lo que hay que tratar de evitarlas o consumirlas durante periodos cortos.
La importancia de la habitación
Otro factor imprescindible para lograr un sueño reparador es la aclimatación del dormitorio. Por ello es necesario controlar elementos como la temperatura (la indicada se sitúa entre los 18 y los 22 grados), la humedad (los niveles adecuados están entre el 50 y el 70%) o la adecuada ventilación.
Evitar la entrada de luz, especialmente si se trata de iluminación artificial, así como el ruido y la presencia de dispositivos electrónicos (ya que los cables crean campos electromagnéticos que interfieren en el sueño), son otros aspectos que nos pueden ayudar a la hora de obtener un buen del descanso, pero si hay algo que marca la diferencia en este aspecto es la cama.
Esta no debe ser ni muy blanda ni muy dura, al igual que pasa con las almohadas, y los expertos señalan en que el descanso mejora si orientamos el cabecero de la cama al norte y los pies al sur.