Seguramente mas de uno de nosotros no estaba enterado que el 8 de agosto se celebra el Día Mundial del Orgasmo Femenino. Pero sí, así es desde hace doce años, cuando el brasileño José Arimateia Dantas lanzó una ley en la que recomendaba a los habitantes de su pueblo que hiciesen un esfuerzo para que sus mujeres llegasen al clímax.
Una tarea que no parece sencilla, ya que según los estudios llevados a cabo a nivel mundial, sólo la mitad de las mujeres llegan al orgasmo durante una relación sexual. Dantas argumentó entonces que como era conocedor de que las mujeres tenían esa dificultad se debía poner a los poderes públicos a discutir sobre cuestiones de sexualidad, y lo logró.
Así cada 8 de agosto se celebra este Día Mundial del Orgasmo Femenino, un tema donde aún existen muchos tabúes que los sexólogos desmontan uno a uno, recomendando siempre las «bondades» de llegar a un orgasmo, porque nos hacen segregar serotonina, conocida como la hormona de la felicidad, nos relaja y, en definitiva, nos quita las tristezas.
Los mejores, después de los 40: A todas aquellas mujeres que piensen que la vida sexual a partir de los 40 está muerta se equivocan, es más, aquí comienza lo mejor. Lo explica la sexóloga asturiana Sara Rodríguez, que desvela que hay dos motivos por los que la vida sexual de las mujeres mejora a partir de los 40; uno, porque somos más expertas, y dos, por una cuestión hormonal. «Las mujeres con 40 años se conocen mejor que con 20, han perdido la vergüenza de comentar con su pareja qué les gusta y son más maduras. Además, a esa edad comenzamos a producir más progesterona y desciende el nivel de testosterona, lo que hace más sencillo que lleguemos al clímax».
No hay dos tipos de orgasmos: Una de las mentiras más extendidas, y en este caso ha tenido mucho que ver Freud, que aseguró que las mujeres que no llegaban al orgasmo vaginal no eran maduras, ya la han desmontado los médicos y sexólogos. Sólo hay un tipo de orgasmo, cuya intensidad dependerá de cada cuerpo, pero que siempre se logra al estimular el clítoris y cuando éste está excitado manda la señal a nuestro cerebro y se produce el clímax.