La migración ucraniana se perfila como la más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial

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ACNUR, el ente de las Naciones Unidas sobre los refugiados en el mundo, comunicó que ya son un millón los civiles que abandonaron Ucrania y tuvieron que dirigirse a otro país. Polonia, con más de 575.000 personas, es el país que más ucranianos acobijó. Además, sumando los desplazamientos internos, son dos millones las personas que debieron abandonar sus hogares. La estimación de cuatro millones de afectados superaría a la Guerra de los Balcanes en el continente.

La guerra que Rusia inició sobre Ucrania desató una problemática migratoria para la población local, la cual se vio obligada al éxodo en la intención de salvaguardarse. Este jueves, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados -ente abocado a la protección de migrantes en todo el mundo- notificó que ya son un millón los ucranianos que se trasladaron a otros países.

“En solo siete días hemos sido testigos del éxodo de un millón de refugiados de Ucrania a los países vecinos”, manifestó por Twitter el Alto Comisionado Filippo Grandi. “Para muchos millones más, dentro de Ucrania, es hora de que las armas se callen, para que se pueda brindar asistencia humanitaria que salve vidas”, agregó.

En los próximos días, notificó, se estará haciendo evaluación presencial y garantizando el apoyo de la situación de Rumania, Moldavia y Polonia, las tres naciones que más han recibido ciudadanos del país vecino.

Este último ha sido, por lejos, el más afectado de la ola migratoria de ucranianos. Del millón de habitantes que salieron del país, más de 575.000 han cruzado las fronteras polacas. El Ministerio del Interior aseguró que Polonia le dará “cobijo a toda persona cuya vida esté en riesgo, independientemente de su nacionalidad”.

“El número de refugiados crece exponencialmente hora a hora. Hasta que nos pare el conflicto, los ucranianos van a seguir huyendo”, aseveró Grandi. Según las estimaciones del ACNUR, la cantidad de ucranianos que abandonen el país alcanzaría los cuatro millones.

De cumplirse este pronóstico, la guerra en Ucrania se convertiría como el disparador de la crisis migratoria más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. El último gran conflicto fue la Guerra de los Balcanes en la década del ’90, donde tres millones de personas se desplazaron en las naciones que conformaban la antigua Yugoslavia.

Sin embargo, no alcanzaría a la Guerra en Siria que, desde 2011, alrededor de seis millones y medio de personas abandonaron su país. Según los registros de ACNUR, más de 3,7 millones se asentaron en Turquía; mientras que Alemania y Suecia albergan 600.000 entre ambos.

Entretanto, la suma de habitantes que debieron dejar su hogar en Ucrania se amplía a dos millones, siendo que aproximadamente 900.000 personas se movilizaron internamente hacia otras ciudades del país, dijo la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, durante un debate urgente en el Consejo de Derechos Humanos.

Previo al estallido del conflicto internacional, ACNUR tenía solamente a 53.500 refugiados y solicitantes de asilo de nacionalidad ucraniana, de los que 36.500 estaban en Europa.

El éxodo ucraniano precipitó la solidaridad europea y las denuncias por discriminación

Por el caso completamente anormal y urgente del conflicto bélico que ronda por Ucrania, la Unión Europea y terceros países del continente dieron una muestra de compromiso humanitario para acercarle respuestas inmediatas a los civiles que escapan de la guerra.

Las agencias internacionales instaron a los países fronterizos a generar facilidades para el ingreso de los migrantes, a lo que países como Polonia, Hungría, Rumania, Moldavia y Eslovaquia respondieron removiendo las restricciones anticovid -únicamente para los procedentes de Ucrania- que había para extranjeros.

Por su parte, desde Varsovia configuraron programas de alojamiento en viviendas particulares; mientras que Bratislava facilitó transporte público gratuito y opciones laborales. El pasado martes, la Unión Europea promovió el debate sobre asegurar protección a los damnificados por tres años, con permisos para vivir y trabajar, en cualquiera de los 27 miembros del bloque.

Extranjeros esperan para cruzar a Polonia en el puesto fronterizo ucraniano de Shegyni el 1 de marzo de 2022. © Emmanuel Duparcq / AFP

No obstante, la bondad europea con los ucranianos contrastó con las hostiles regulaciones hacia los migrantes de otras regiones, como África y Medio Oriente, lo que despertó acusaciones de discriminación racial.

Los ciudadanos africanos, asiáticos y orientales que escapaban de Ucrania tuvieron inconvenientes mayores para ser admitidos en los países de acogida: filas paralelas y menor velocidad para avanzar los trámites administrativos.

A través de las redes sociales, estudiantes extranjeros mostraron la imposibilidad para abordar los trenes que salían del país. “Nos pararon en la frontera y nos dijeron que los negros no estaban permitidos. Pero pudimos ver gente blanca pasando”, dijo Moustapha Bagui Sylla, un estudiante de Guinea.

Estos casos hicieron que la Unión Africana, a través de un comunicado, realizara un reclamo internacional. “Los informes de que los africanos reciben un trato diferente inaceptable serían escandalosamente racistas y volarían el derecho internacional. En este sentido, los presidentes instan a todos los países a mostrar la misma empatía y apoyo a todas las personas que huyen de la guerra, independientemente de su identidad racial», manifestaron.

EFE y France Press

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