La pérdida de una mascota puede ser devastadora, ya que para muchos dueños sus perros o gatos son considerados como parte integral de la familia, por lo que en respuesta a este vínculo especial, en los últimos años surgió la práctica de embalsamar o disecar a las mascotas una vez que fallecen. En este contexto, una familia tomó la decisión de someter a este proceso a su querido «Sparky» tras su muerte, para así poder seguir besándolo y acariciándolo.
La polémica decisión que tomó luego de la muerte de su perro para tenerlo siempre en su casa: «Es como si todavía estuviera vivo»
La situación ocurrió en Oregón, Estados Unidos. Sharon Smyth, de 53 años, y Daniel Smyth, de 75, tomaron la decisión de enfrentar la muerte de su perro de raza Matlipoo de una manera diferente, eligiendo embalsamarlo con la intención mantenerlo «presente» en sus vidas.
Sparky falleció inesperadamente en noviembre de 2022, a la edad de 13 años, a causa de una enfermedad. Sus dueños quedaron devastados por la pérdida, especialmente porque, a lo largo de sus 30 años de matrimonio, solo quisieron compartir su vida con su querida mascota.
Incluso la pareja consideraba al perro como un «niño tierno», por lo que optaron por disecarlo, una decisión que les permitió sentir que Sparky, de alguna manera, renació.
En diálogo con el diario estadounidense The Sun, el dueño del animal explicó que ya alcanzó la edad suficiente para «hacer lo que quisiera», y eso significó, también, que Sparky «todavía estuviera con ellos mientras estuvieran vivos».
¿En qué consistió el proceso para embalsamar al perro?
El procedimiento implicó rellenar al perro fallecido, transformándolo en una suerte de peluche. Minutos después de la trágica pérdida, la pareja se comunicó con un taxidermista local -profesional que prepara, rellena y monta animales muertos para preservar su apariencia con fines decorativos, científicos o educativos-, a quien le pagaron una considerable suma de 2.500 dólares por el trabajo.
La pareja no se preocupó por el dinero, ya que sentían un profundo vacío por la ausencia de Sparky y deseaban mantenerlo a su lado. Además, desde la infancia, Daniel había quedado fascinado al observar cómo sus vecinos disecaban a sus mascotas fallecidas, y esa admiración lo llevó a tomar la decisión de hacer lo mismo con su leal compañero canino.
Por otra parte, Sharon, la dueña de Sparky, también en charla con The Sun, explicó: «Es como si todavía estuviera vivo ahora que está de vuelta en la casa. Nos hace muy felices».
Sparky ahora descansa en su rincón favorito de la casa: la ventana desde la cual solía mantener vigilancia. De esta manera, se convirtió en una suerte de adorno para la galería.
Dado que el resultado de la taxidermia logró crear un «peluche» extraordinariamente realista, el perro sigue siendo objeto del afecto y la atención diaria de sus dueños, quienes lo besan y acarician con regularidad. Sharon, por ejemplo, explicó que su interacción con Sparky no cambió desde cuando estaba vivo; continúa entablando conversaciones cariñosas como lo hacía antes.