Fue difundida en directo por la página web del Vaticano. La impactante imagen de la basílica de San Pedro vacía.
Ante la pandemia de coronavirus, el papa Francisco celebró la misa del Domingo de Ramos sin fieles en una desolada basílica de San Pedro. El evento fue difundido en vivo a través de la página web del Vaticano. La semana, que viene, durante la misa de Pascua, usarán el mismo mecanismo.
El 15 de marzo, las autoridades de la Iglesia católica anunciaron que todas las celebraciones litúrgicas de Pascua se llevarían a cabo «sin la presencia física de los fieles» en la plaza de San Pedro. Y así fue. A diferencia de otros años en los que miles de personas se juntaban a esperar que el Papa bendijera sus ramas de olivo, se pudo ver a un grupo reducido de religiosos que estaban sentados en las primeras filas.
Según consignó EFE, Francisco se veía pensativo y sonaba apagado. Estuvo acompañado por sus asistentes, algunos obispos, monjas y laicos invitados, aunque todos mantuvieron distancia entre unos y otros para reducir los riesgos de contagio.
A su vez, la misa contó con la presencia de un coro masculino, que también practicó el distanciamiento social mientras cantaba las alabanzas, acompañado por un organista.
Durante la celebración, el Papa aprovechó para enviarle un mensaje especial a todos los voluntarios que, pese al riesgo, continúan saliendo a las calles para ayudar a los más necesitados.
«Mirad a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás. Sentíos llamados a jugaros la vida. No tengáis miedo de gastarla por Dios y por los demás: ¡La ganaréis!», exclamó el Santo Pontífice.
Además, el Papa dijo: «Hoy, en la tragedia de una pandemia, frente a muchos valores falsos que se han desmoronado, ante tantas esperanzas traicionadas, en el sentido del abandono que pesa sobre nuestros corazones, Jesús nos dice a cada uno de nosotros: ‘Ánimo, abrí el corazón a mi amor. Sentirás el consuelo de Dios, que te sostiene'».
El Domingo de Ramos conmemora la entrada de Jesús a Jerusalén y, en la capital de Israel, donde habitualmente miles de peregrinos participan en la procesión, solo se pudo ver un número limitado de personas que estuvo habilitado a participar. Los clérigos y fieles fueron de puerta en puerta lanzando las ramas a los cristianos que se asomaban de sus balcones.
«Este año debido a la nueva situación, estamos tratando de llegar a todos los cristianos en nuestro barrio cristiano para traerles estas ramas de olivo, en señal de la esperanza nueva», aseguró el reverendo Sandro Tomasevic, un clérigo católico en la parroquia latina de Jerusalén.