Un infierno. Eso es lo que vivió el joven británico Alex Skeel, de 22 años, quien durante meses fue maltratado por su novia, Jordan Worth. Golpes, quemaduras, puñaladas y humillaciones, hicieron parte de una tortura que terminó luego de que la policía rescatara a la víctima.
Se conocieron cuando eran adolescentes. Crecieron juntos y decidieron convivir. Jordan se graduó de la Universidad de Hertfordshire con honores en Bellas Artes y quería convertirse en maestra. Había participado en el cuidado y el trabajo voluntario para animales y había recaudado dinero para niños en África. Nada hacía prever que detrás de esa máscara habitaba un monstruo. Hasta que se obsesionó con su novio.
Con un comportamiento enfermizo, comenzó a controlar a Skeel hasta la locura. Primero le ordenaba cómo se tenía que vestir, pero la violencia fue aumentando hasta que durante la convivencia el joven atravesó todo tipo de tormentos: en una ocasión lo golpeó en la cara y en las manos con un martillo. Otro día le negó comida durante horas, e incluso lo aisló de su familia.
El tormento psicológico fue despiadado. En una oportunidad Worth le dijo que había recibido un mensaje el cual le informaba sobre la muerte de su abuelo. Él no tenía forma de chequear lo que su novia le decía -estaba incomunicado- y confió en ella. Lloró desconsoladamente durante horas. Hasta que ella le contó la verdad: era mentira y lo castigaría por preocuparse tanto por su familia en desmedro de ella.
Una noche de junio de 2017, un vecino escuchó golpes, gritos y todo tipo de ruidos en el departamento que los novios compartían. Llamó a la policía. Temió que la vida de alguno de ellos estuviera en peligro.
Un patrullero policial tocó a la puerta. Los oficiales observaron que el joven tenía quemaduras en sus manos, en sus brazos y en sus piernas. Skeel había intentado curarlas con papel film, el mismo que se usa para resguardar los alimentos. Y les dijo que se las había provocado él mismo. Pero no le creyeron.
Finalmente, Skeel reveló la pesadilla que vivía a diario. Su novia le había arrojado agua hirviendo provocándole quemaduras de segundo y tercer grado. De acuerdo a los médicos que lo atendieron pudo haber muerto.
Ese día, comenzó la liberación de Skeel. Definitiva. Su novia fue sentenciada a siete años de prisión. Ahora, Alex se dedica a contar su terrorífica experiencia para que otros no atraviesen lo mismo.