El juez federal Danilo Pereira Junior determinó que el ex mandatario deberá salir inmediatamente de prisión. El viernes, la Corte Suprema lo benefició con un fallo sobre la prisión en segunda instancia
El ex presidente de Brasil Luiz Inácio da Silva quedó en libertad este viernes, después de que el juez federal Danilo Pereira Junior así lo dictaminara, tras 19 meses en prisión como parte de una condena de 8 años y 10 meses por corrupción.
La decisión, publicada a las 4:15, hora local, se produjo después de la sentencia del Tribunal Supremo (STF) el jueves, que determinó que las penas de prisión empezarán a cumplirse solo cuando el acusado agote todos los recursos disponibles. Citando la decisión del máximo tribunal judicial, el magistrado de ejecución de penas determinó en un fallo de menos de dos páginas que ya “no existen fundamentos para la ejecución de la sentencia”.
“Queridos compañeros y compañeras, no tienen dimensión de lo que significa para mi estar hoy aquí con ustedes”, comenzó Lula da Silva, en sus primeras palabras pronunciadas en libertad. “Toda mi vida conversé con el pueblo brasileño, y no me imaginé que el día de hoy iba a estar aquí conversando con los hombres y las mujeres que durante 580 días estuvieron diciendome ‘buen día, Lula’, ‘buenas tardes, Lula’, ‘Buenas noches, Lula’, no importa si llovía, si hacían 40 grados o si hacían cero grados, todo el santo día sus voces eran el alimento de la democracia que yo necesitaba para resistir”.
Desde un escenario montado frente a la sede de la Policía Federal en Curitiba, el ex presidente dedicó unas líneas contra el proceso judicial conocido como el ‘Lava Jato’ y sectores del poder judicial. El petista habló de “travesuras” y “chismes” de lo que llamó el “lado podrido” de la Fiscalía Federal, la Policía Federal y la Justicia. Sectores que, según él, trabajaron para criminalizar a la izquierda, al PT y al propio Lula.
Lula también atacó al ex juez Sergio Moro, ahora ministro de Justicia del gobierno de Jair Bolsonaro, y al fiscal Deltan Dallagnol, coordinador del grupo de trabajo Lava Jato.
“El amor ganará. El odio no ganará en este país”, dijo, ante el aplauso de los militantes presentes. Además, criticó la situación de desempleo del país y se refirió a Bolsonaro como un “mentiroso” de las redes sociales.
“Aparte de seguir luchando para mejorar la vida del pueblo brasileño, de luchar para que esos tipos no sigan entregado el país, quiero mostrar en lado mentiroso”, dijo Lula, de 74 años, ante centenares de fervorosos partidarios.
Después, el ex mandatario se tomó unos minutos para agradecer a su círculo íntimo, que trabajó por su libertad, personalidades, organizaciones sociales y su equipo de abogados y colaboradores del PT.
También mencionó a la socióloga Rosángela Da Silva, su pareja y prometida. ”Logré la proeza de estando preso conseguir novia, y que ella acepte casarse conmigo”, dijo antes de besarla entre aplausos.
El fundador del Partido de los Trabajadores salió de la sede de la Policía Federal de Curitiba en la que estuvo recluido en medio de la ovación de cientos de miles de seguidores que se habían congregado a la espera de la liberación.
La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, había adelantado que Lula tenía la intención de “agradecer” a las personas que se encontraban allí para dar su apoyo “desde hace 580 días” y que una de sus primeras actividades previstas será visitar el Sindicato de los Metalúrgicos de las afueras de Sao Paulo el sábado, donde inició su carrera política.
Minutos después de que se conociera la decisión de Pereira Junior, desde la cuenta oficial de Twitter de Lula da Silva compartieron un video en el que se ve al ex presidente brasileño entrenando con la canción Eye of the tiger, de la banda estadounidense Survivor, que es parte de la banda sonora de la película Rocky III.
La defensa del ex presidente había acudido a la prisión de Curitiba el viernes por la mañana y, tras una reunión con Lula, había hecho la solicitud formal de su liberación.
La decisión de ordenar la liberación recayó en el juez Danilo Pereira porque la jueza que administra la sentencia diaria de Lula, Carolina Lebbos, se encontraba de vacaciones, informó el diario brasileño Folha de S. Paulo.
La liberación de Lula este viernes no significa el final del juicio sobre el triplex Guarujá, por el cual fue condenado por corrupción y lavado de dinero en primera instancia en julio de 2017. Por el contrario, el ex mandatario esperará el juicio sobre las apelaciones que aún están pendientes en el Tribunal Superior de Justicia.
En el entorno del líder petista aseguran que su objetivo es obtener la anulación completa del caso, con el argumento de que el ex juez Sergio Moro, artífice del Lava Jato, no fue imparcial a la hora de juzgarlo. En efecto, el magistrado fue duramente cuestionado cuando aceptó el ofrecimiento del actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que lo convirtió en ministro de Justicia de su Gobierno.
El viernes, Moro afirmó que la decisión de la suprema corte “debe ser respetada”, pero sostuvo que “continuará” defendiendo la prisión después de una condena en segunda instancia. “El Congreso puede, de todos modos, modificar la Constitución o la ley” para permitirlo de nuevo, agregó.
Uno de sus abogados, Cristiano Zanin, había adelantado que Lula estaba «muy sereno”. “La decisión de la Corte Suprema le dio una luz de esperanza de que pueda haber justicia. Nuestra batalla jurídica, nuestro foco, es obtener la nulidad del proceso”, agregó.
Según analistas, Lula en libertad fortalecerá tanto al PT como, paradójicamente, a Bolsonaro, que supo captar el odio de una parte del electorado hacia el ex líder sindical, prometiendo incluso hacer que el exmandatario se “pudra en la cárcel”.
“Para Bolsonaro es una buena noticia, porque refuerza la polarización ideológica que lo eligió. Veremos a Lula más presente en el escenario político y eso permitirá que Bolsonaro refuerce su papel de líder del campo anti-PT”, dijo el analista Thomaz Favaro, de Control Risks.
Bolsonaro hasta ahora no reaccionó, pero sí dos de sus hijos.
“Miles de presos serán liberados (…) generarán graves consecuencias sociales y económicas internas y externas”, escribió el concejal Carlos Bolsonaro.
También el diputado Eduardo Bolsonaro criticó la nueva situación a la que se ve confrontada el poder judicial, aunque entre los 4.895 posibles beneficiarios de la decisión del STF muchos permanecerán en la cárcel, en régimen de prisión preventiva, debido a su peligrosidad.