Más de 10.000 mujeres mueren al año víctimas de la violencia machista en Rusia, sin embargo, el parlamento decidió que pegarle a una mujer una vez al año no es delito y ha aprobado por una abrumadora mayoría. Solo un diputado votó en contra y otro se abstuvo, demostrando el giro de Rusia hacia posiciones más conservadoras. Más allá, incluso, de Vladimir Putin, porque fue el presidente quien el año pasado impulsó la penalización de la violencia doméstica.
Ha sido precisamente una mujer, Yelena Mizulina, diputada ultraconservadora, la que ha querido despenalizar los malos tratos. Dice que «no quiere que haya encarcelados simplemente por dar una torta a los hijos o a la mujer», así que pretende que la violencia doméstica deje de juzgarse por el código penal y se castigue con una multa de 500 euros, un arresto de hasta 15 días o trabajo social. Los maridos sólo irán a prisión si son reincidentes, si pegan a sus mujeres «más de una vez al año». El parlamento tendrá que aprobarla en segunda vuelta para que entre en vigor, pero la propuesta ya ha sido aplaudida por la influyente iglesia ortodoxa rusa, que argumenta que «el castigo corporal», si es «razonable y se hace con amor», «es un derecho esencial que Dios da a los padres».