Un ingeniero español inventó algo que podría cambiar el destino de muchos lugares que se destacan por su aridez, sequedad y calores extremos. Enrique Veiga, a través de su empresa Aquaer, creó una línea de máquinas con la capacidad de extraer agua potable desde la atmósfera, la cual es perfectamente segura y útil en regiones en las que el vital elemento escasea.
La compañía con sede en Sevilla, tuvo la determinante presencia de mencionado inventor, de 82 años, quien ideó en primer lugar esta tecnología décadas atrás, en los ´90. ¿Cómo se le ocurrió? Según medios locales, la lamparita se le encendió a raíz de una severa sequía que en su momento afecto parte del sur del país ibérico.
Al parecer el mecanismo que utilizan estos aparatos se asemeja al de los aires acondicionados, ya que refrigera el aire hasta condensarlo y obtiene así el agua. Veiga ya adelantó que su creación, en una versión pequeña, pueda llegar a producir entre 50 y 75 litros por día, mientras que las más industriales podrían llegar hasta los 5.000 diarios. También indicó que en el pasado, el límite en cuanto a los ecosistemas con los que trabajarán sus máquinas eran aquellos de temperaturas superiores a los 45 grados y una humedad del 8%.
Sin embargo, su tecnología ha subido como la espuma, ya que ahora es apto para condiciones tan extremas como las de un desierto, ya que sigue trabajando a más de 50 grados.
Para aquellos lectores que seguro se preocuparon por la distribución de estas máquinas, resulta que 4 años atrás, Nhat Voung, un refugiado vietnamita fundó Walter Inception, una organización benéfica cuyo objetivo es llevar la creación del español a quienes lo necesitan. Para muestra un botón, ya compraron una de sus máquinas con capacidad para producir 500 litros diarios, para un campo de refugiados en la ciudad de Trípoli (Libano).
«El objetivo es llegar a los lugares como los campos de refugiados que no tienen agua potable», explicó Voung a la agencia de noticias Reuters, y también agregó que ya llevaron varios de estos aparatos a África.
«En las aldeas de Namibia que visitamos, la gente quedó estupefacta, no entendían y preguntaban de dónde venía el agua. Nuestra idea no es solo hacer un dispositivo que fuese efectivo, sino también hacer que sea útil para las personas que tienen que caminar kilómetros para traer agua o hacer pozos», agregó el empresario vietnamita.
Por su parte y no contento con esto, Voung añadió que actualmente se encuentra trabajando para dar un salto cualitativo. Su siguente objetivo es recaudar fondos para proporcionar paneles de energía solar a los lugares en donde funciona el invento de Veiga, para hacerlos más sustentables y reducir la dependencia de suministro eléctrico.