Durante los meses de verano, tener una mayor exposición a los rayos del sol forma parte de un hábito que se repite siempre que las jornadas presenten un clima despejado. Los intensos días de calor, en los que las temperaturas llegan a valores extremos son una invitación para disfrutar de la pileta, el río o el mar. Salidas que en caso de no tomar precauciones podrían derivar en distintas enfermedades.
Existe una importante concientización acerca de los cuidados de la piel y las posibles consecuencias de los rayos ultravioletas. Así como afecta a la superficie corporal, la radiación también puede derivar en diferentes daños para la visión. Problemas con un origen acumulativo que con simples medidas es factible evitarlos.
Por naturaleza, el ojo humano es resistente a los daños que puede provocarle la luz, pero la nutrición, la genética y la edad son factores de vulnerabilidad. «Así como no se nos ocurre ir a la playa sin proteger nuestra piel, tampoco deberíamos pensar en exponernos al sol sin proteger nuestros ojos. Maculopatía, cataratas y queratitis son algunas de las patologías que pueden detonarse», señaló el Tomás Castro Feijóo, jefe de cirugía de retina y catarata de la Fundación Zambrano.
Usar sombrero y anteojos de sol en verano reduce hasta en un 90 por ciento la incidencia de la radiación sobre los ojos. La aplicación del filtro solar más evitar la exposición al sol entre las 10 y 16 horas son fundamentales. Sin embargo, el Consejo Argentino de Oftalmología advierte que no todos los anteojos de sol que se adquieren en la calle son capaces de proteger la vista, ya que aumentan el paso de la radiación a los ojos, causando afecciones en el globo ocular.
¿De qué manera? Al ser oscuros pero no tener filtros de rayos ultravioletas, los lentes crean un efecto de cámara oscura que dilata la pupila y hace que penetre en el ojo más radiación, dañándolo y provocando problemas visuales. Es por ello que los especialistas recomiendan comprar los que estén hechos con los filtros UV adecuados: deben tener constancias de protección UVB y UVC entre 290-320 nm.
Las principales recomendaciones de la Academia Americana de Oftalmología (AAO):
– Utilizar anteojos de sol marcados con el sello “100% protección UV”.
– Elegir monturas de diseño envolvente para que los rayos no puedan entrar lateralmente.
– No olvidar que las nubes no bloquean los rayos UV.
– Saber que el sol es dañino todo el año, no solo en verano.
– Tener mayor cuidado en los horarios del mediodía y la siesta.
Para la elección de un buen par de anteojos de sol se deben considerar la existencia del sello protección UV 100% y que cuando más grande su tamaño, mejor. Además, los anteojos más oscuros no necesariamente brindan mayor protección. Entre los tipos de lentes de color muchas veces mejoran las condiciones de visión pero no bloquean los rayos UV; los polarizados reducen el destello, pero no los rayos ultravioletas.
Es importante para los padres tomar conciencia de que si bien los rayos ultravioleta son perjudiciales para su salud ocular, lo son incluso en mayor magnitud para los ojos infantiles. Los menores son más vulnerables al no estar aún desarrollados completamente. Hasta el 98 por ciento de los niños nunca usa anteojos de sol, pero una buena protección desde la infancia puede prevenir patologías visuales en el futuro.
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