Por: Gustavo Traverso Senador Provincial por Unidad Ciudadana- FpV.
El debate en torno al comportamiento de la clase media argentina es complejo y contradictorio, pero siempre abierto a nuevos síntomas, expresados, a veces, por quienes se adjudican su representación.
La vertiente más egoísta, y reaccionaria siempre estuvo en tensión con componentes fuertemente comprometidos con los procesos democráticos y populares. El movimiento de DDHH, la fortaleza del movimiento obrero y la educación pública son prueba de ello, y nos distinguen en el mundo.
Si bien coyuntural, el gran triunfo de los medios masivos de comunicación consistió en resolver este dilema del peor modo. En medio de dificultades sociales y económicas, accionar sobre lo peor de la conciencia política de «la gente» ha sido el principal mérito.
La doctora Carrió navega esas aguas turbias como nadie y le agrega un valor distintivo. La imposibilidad de construcciones perdurables es la cabal demostración de este particular sector: procurar una sociedad igualitaria, estable e integrada no está en su agenda.
Esta corriente, profundamente gorila, que intenta resolver la cuestión laboral con propinas y changas, además de situar al desarrollo social en el lugar de las dadivas del pudiente, nace en esa impotencia histórica. La impotencia que deviene, primero en irresponsabilidad y luego en autoritarismo.
Criada en la atmosfera de regímenes feudales del norte y formateada por el poder judicial más conservador; «Lilita» consideró siempre que tomar mate con los peones del campo familiar la convertía en transgresora.
Un representante digno de esa pretendida elite, Mariano Grondona, la presentaba a su público con un «para Elisa» en el piano y con ello instalaba una referente apta según sus parámetros; hoy elige ser la portavoz de las más oscuras operaciones imperiales.
Defensora acérrima del orden oligárquico y del origen siniestro del poder de terratenientes, banqueros y financistas. Se ofrece como virtual fiscal anti-corrupción, blanqueando a los grandes saqueadores del pasado y del presente de la Argentina.
La dueña de la Republica Imaginaria, trasviste y coloniza los mejores mandatos del pensamiento europeo; y entre Braden o Perón elige a Braden, pero entre Alvear e Irigoyen se queda con el primero.
Admiradora de Churchil y de Hanna Arendt pero amiga del colaboracionismo francés y del franquismo católico. Esta enemiga de la Revolución Francesa, de la igualdad, la fraternidad y la libertad, elige y se cae.
El progresismo medieval en la Argentina, fue sepultado hace décadas.