Un par de arcos de fútbol destinados al esparcimiento y actividad deportiva de vecinos del Barrio Mercantil, fueron vandalizados cuando apenas habían transcurrido 24 horas desde la colocación.
Ni siquiera dieron tiempo a colocarles las redes. Menos aún a que se los hubiera disfrutado.
Indignación es lo que hay actualmente entre las cerca de 80 familias que viven en el sector y que desde el 26 de septiembre aguardan que el espacio abierto se transforme en la Plaza Barrio Mercantil.
A medida que se va avanzando con los trabajos, hace aproximadamente 48 horas se habían colocado arcos cuyo destino era el de la práctica deportiva de fútbol y recreación para chicos y adolescentes.
Pero duraron poco, tal vez el tiempo suficiente para que alguien registrara con la cámara de un teléfono celular, la buena noticia.
La alegría duró muy poco, en menos de 24 horas
Manos anónimas, literalmente, los cortaron hasta transformarlos en unos cuantos tubos esparcidos en el predio, dando por tierra con la ilusión de los chicos del barrio que esperaban la colocación de las clásicas redes.
Y aunque se habla de manos “anónimas” no lo serían tanto ya que la gente del lugar señala a la persona que tendrían identificada.
Los motivos se desconocen aunque bien podría decirse que es alguien que no quiere el progreso de un barrio que tiene no demasiados años.
EL BARRIO
Fue hace 10 años apenas que desde el Sindicato de Empleados de Comercio dieron el punta pies inicial que permitiría a afiliados, acceder a un lote para construir sus propias viviendas.
Entre 2012 y 2022 se fueron instalando cerca de 80 familias.
Pero hacía falta una plaza.
El anuncio se concretó el día del trabajador mercantil, cuando el actual intendente anunció que antes de fin de año el predio se transformaría en una plaza que –tras aprobación del Concejo Deliberante-, pasaría a llamarse Barrio Mercantil.
UNA DENUNCIA
Trascendió que muchos vecinos analizaban radicar la denuncia por vandalismo ante la justicia, al tiempo que intentan encontrar la forma que permita se reparen y vuelvan a instalarse, con la esperanza que “esas manos anónimas” no repitan la historia.
