Hoy despedimos a un excelente Ministro y principalmente a un amigo. Una persona decente e íntegramente humana, que desempeñó la función pública dialogando con cada vecino y vecina cuando fue intendente de su querido Junín, y con cada argentino y argentina de cada rincón del país cuando le tocó ocupar un cargo nacional, escuchando sus necesidades para llevarles soluciones y respuestas concretas.
Todas las personas que lo conocimos coincidimos en su enorme honestidad, en su gran transparencia, en su enorme calidad humana y en su incansable compromiso con la gestión pública, a la que veía como principal herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas. Era humilde, era cordial y era respetuoso con todos. Se preocupaba y ocupaba de cada detalle. Mario era un trabajador más, como todos y cada uno de nosotros.
Desde el Ministerio de Transporte de la Nación lamentamos con profundo pesar la pérdida de una persona que le enseñó y le transmitió a todo su equipo y al de cada área y organismo bajo su órbita, los valores y la esencia de la construcción a través del diálogo, del desarrollo de las obras para el beneficio de la gente por encima de las diferencias partidarias y, sobre todo, que la política es el camino para hacer que cada uno de los argentinos y las argentinas, pueda vivir cada día un poco mejor.
Hasta siempre, Mario.