Agustín Lavagnino asumió como entrenador del primer equipo de fútbol femenino de Sarmiento cuando muchas futbolistas habían tomado ya la decisión de dejarlo, por lo que determinar qué podría resultar de la tercera participación de Las Maestras en la Primera B de AFA era todavía muy difícil. Con el Torneo Nocturno de la Liga Deportiva del Oeste como primera base de prueba, no tardó en comenzar a tomar decisiones, como la de promover a muchas futbolistas que venían de ser campeonas en Sub-17. Hubo pruebas, hubo llamados telefónicos y de a poco construyéndose la plantilla de un equipo joven, renovado, que terminó de tomar forma y jerarquizarse con el regreso al club de Sofía D’Ambrosio.
El 6 de marzo, en Ciudad Deportiva, se estrenó en la categoría con victoria 2-1 sobre San Miguel y desde entonces fueron nueve meses de competencia ininterrumpida que no hicieron otra cosa que corroborar que lo que en un inicio podía pensarse como un equipo de transición, como el punto de partida de un proyecto a largo plazo, fue en realidad un equipo que volvió a ser protagonista y a pelear por un ascenso que se le negó a causa de una derrota por penales en semifinales ante Banfield. Inmerecida. Con mucho de injusticia. Si el grupo de futbolistas merece ir en busca de esa revancha deportiva en 2023, también lo merecen Agustín Lavagnino y su cuerpo técnico.
-¿Cómo estás después de tantos meses de entrenamiento ininterrumpido?
-Estoy disfrutando de no tener que ir a Junín todos los días. Por otro lado soy medio inquieto y estoy haciendo otras cosas. Pero descansando, porque para mi fue terrible este año, eterno. El torneo fue muy extenso, jugamos todos los fines de semana y además yo trabajo a la mañana y a la tarde, sumado al viaje de ida y vuelta. Nosotros tenemos contado y fueron 11 meses de entrenamiento sumando la participación cortita que tuvimos en el Nocturno, que no lo volvería a hacer.
-¿Qué balance hacés de la participación de Sarmiento en el torneo de Primera B?
-El balance es positivo. Es satisfactorio porque logramos ser un equipo competitivo a lo largo de todo el torneo, que fue superando los objetivos que había. También conforme por las jugadoras, en cuanto a cómo se tomaron la forma de entrenar, la responsabilidad a la hora de jugar. Estuvieron a la altura. También con la promoción de jugadoras muy jóvenes que tuvieron su primera experiencia en AFA. Estoy muy conforme, muy contento y convencido de que hay mucho material a futuro. Los procesos son así. Obviamente me hubiese gustado llegar a la final, como a todos. Pero como les dije, se vaciaron y jugaron una gran semifinal. Por detalles esa clasificación no se pudo conseguir.
-¿Qué fuiste sintiendo en cancha durante el desarrollo de esa semifinal contra Banfield y con qué sensación te quedaste en el final?
-Durante el partido sentí cierta tranquilidad porque sabía que estaban dando todo, que estaban concentradas. Estuvieron en competencia todo el tiempo por más que no se tuvo mucho la pelota, por más que se jugó más en el campo de Sarmiento, no nos llegaron con situaciones de mucho peligro. Con la expulsión, después el gol a favor nuestro, existió una especie de seguridad y de confianza en el equipo. Después, en algún momento, cuando ya hay cansancio por esa jugadora menos sabés que puede llegar a pasar algo. Queda un sabor amargo por ese penal, que es dudoso. Te queda la sensación de que por poquito no se pudo llegar a la final. Pero el sentimiento más importante es el orgullo, pese a esa situación de mierda de haber quedado afuera, de la impotencia, el mayor sentimiento es el orgullo.
-¿Fue demasiado injusto el arbitraje con ustedes?
-Es un juego. El penal a favor nuestro fue un penalazo que no admite discusión. Me queda una sensación rara, por la expulsión y ese penal en favor de Banfield. Me queda una sensación de injusticia, pero son cosas que no controlamos, que sabemos que pueden pasar, que pasa en todos lados y que va a seguir pasando. Pasa hasta con la tecnología, entonces no me quedo muy parado ahí.
-¿Fue difícil expresar al grupo ese orgullo que decís sentir apenas se encontraron en el vestuario después de la eliminación?
-No, pero sabés por qué… Porque cuando nosotros nos fuimos al vestuario, ya con el abrazo, el saludo individual, ya ahí está el mensaje de orgullo. Y además, algo que salió de Sofía (D’Ambrosio), que es nuestra capitana, fue juntarlas a todas antes que se cambien y sus palabras fueron muy adecuadas. Les dijo que la gran mayoría son muy chicas, que les va a volver a pasar, que van a venir buenos momentos y que sigan adelante. Me parece que ya no había más nada que aportar. Después, en la semana obviamente hubo un último entrenamiento y otras palabras de nuestra parte.
-Quiero detenerme ahí, porque en ese reencuentro con el grupo recibieron una demostración de cariño, de apoyo, que tal vez no esperaban…
-Yo no me lo esperaba para nada. Una madre incluso viajó desde otra ciudad. Fue emotivo. Esa es la palabra. No te lo esperás porque en el fútbol no ocurre mucho. Al contrario, siempre vos escuchás que hay disconformidad o críticas o desunión. Pero se conformó un buen grupo de jugadoras, de personas, que fue lo que más se trabajó en el año y no fue nada fácil. Hubo tropiezos, hubo obstáculos. Entonces me puso feliz y me puso tranquilo porque hemos hecho un buen trabajo no solo en lo futbolístico sino también en lo humano. Eso fue como una devolución, como un agradecimiento y es lo que te llevás, lo que queda más allá de los triunfos o de las derrotas. Fue algo importante. También es difícil porque uno tiene que tomar decisiones y la distancia también es importante. En un plantel de AFA, que representa a una institución y conlleva mucha responsabilidad, hay que ser consciente de que hay que conformar una lista. Entonces, hay gente con quien podés tener un gran vínculo pero tenés que tomar decisiones que son duras.
-¿Belgrano es el único equipo que fue diferente?
-Belgrano fue un rival muy difícil. Nosotros, de los dos partidos en los que nos enfrentamos, solamente pudimos hacer un buen primer tiempo de local que terminó cero a cero. Lo presionamos, no lo dejamos salir, llegamos. Incluso se lesionó Noelia (Varela), siempre tuvimos algún problema en los partidos. Pero es un rival que es muy peligroso, que tiene individualidades muy interesantes. Juega muy bien colectivamente, tiene una estructura impresionante. Yo te diría que es un equipo que tanto en lo individual como en lo colectivo te dejaba esa sensación de ser superior.
-Tomando ese primer tiempo y viendo todo lo que pasó después con Belgrano, logrando el primer ascenso y siendo finalista en la Copa Federal, ¿crees que no hay tantas diferencias entre muchos de los equipos de Primera División y los equipos mejor armados de la Primera B? ¿Y dónde crees que Belgrano marcó las mayores diferencias?
-Belgrano ya viene de años trabajando con la base de un equipo. En segundo lugar, tiene jerarquía individual que es muy difícil de igualar y esa para mí es una de las diferencias más importantes que tiene. Después, el ser un equipo institucionalmente muy importante, con muchos socios, con muchos hinchas. Todo lo que tiene que ver con la logística, la estructura, el cuerpo técnico. Y tienen mucho mérito porque viajaron cada 15 días 800 kilómetros. Me parece que es un equipo que si se mantiene y se refuerza va a andar muy bien también en la A. Es difícil igualarlo. El entrenamiento se relaciona, lo mental se relaciona, lo futbolístico se relaciona. Cuando yo me acerco a hablar para ver cómo hacían con el tema de los viajes, ellos hacían mucho hincapié en la rehabilitación, en recuperar horas de descanso. No les quedaban muchos días de entrenamiento. Hay dos días que ya tienen perdidos por tema de viajes y recuperación. Creo que ahí también hicieron un muy buen trabajo.
-Si tenés que elegir otro equipo que te haya gustado…
-Banfield es uno. Tiene buenas jugadoras, hay que reconocerlo. Tiene un juego colectivo interesante. También tenía algunas cositas All Boys, que defendía muy bien, se paraba muy bien y tenía jugadoras fuertes. Creo que por ahí estuvo. Obivmente Argentino de Rosario tiene jugadoras muy experimentadas, pero es un equipo al que le pudimos ganar bien acá de locales. Creo que fueron esos equipos que estuvieron arriba todo el campeonato.
-¿Sentís que Sarmiento también entró en esa consideración por parte de los demás?
-Eso no lo sé. Creo que fuimos un equipo regular, con muchos goles a favor a lo largo del campeonato. Fuimos un equipo que atacaba con mucha gente y creo que los demás tomaron sus recaudos porque fuimos muy agresivos cuando atacamos.
-Al final de la primera fase dijiste que contabas con un equipo corto y en la Fase de Ascenso siguió habiendo bajas en el plantel. Si bien todas fueron por diferentes circunstancias, ¿crees que se pudieron evitar? ¿Qué te genera eso?
-Cuando uno conforma una lista de 35 jugadoras para todo el año, yo creo que si lo tenemos que volver a hacer lo que tenemos que asegurarnos es que la jugadora termine todo el proceso aceptando que se trabaja todos los días, que se entrena todo el año. Que no es como una liga local en la que tal vez tiene mayor libertad, menos carga y menos días de entrenamiento. Pese a eso, fueron pocas las jugadoras que se bajaron por ese motivo. A lo mejor no podían entrenar todos los días, querían dedicar más tiempo a lo laborar o lo educativo y optaron por salir. Otro tema a hablar es que en esa lista numerosa que tenemos puedan bajar a jugar a la liga local. Es algo que necesitamos porque necesitamos que la jugadora esté en competencia. También lo podemos solucionar haciendo amistosos en la semana, pero es más difícil. Necesitamos que la jugadora que no tiene la posibilidad de estar entre las 18 esté en competencia. En el caso de Mili (Moreno) es una gran jugadora, excelente persona. Con nosotros fue muy respetuosa. Pero ella tendrá sus razones por las que no pudo continuar. Siempre le dimos todo nuestro apoyo. Y hay otros casos en los que es muy simple. Esto es un deporte de equipo, un deporte grupal en el que me parece que hay que saber trabajar de esa manera. Es una consigna que hay que entenderla. Creo que lo hacen todos los que practican deportes de equipo. Entonces, cuando se marca un camino a seguir, que es el de los valores, el del trabajo en equipo por encima de las individualidades, no hay lugar a los problemas de conducta.
-Tomaste la decisión de dar a Sofía D’Ambrosio la cinta de capitana, siendo una jugadora que con todo ese talento por ahí no parecía tener ese perfil en ese momento. ¿Cuánta satisfacción te da hoy esa apuesta?
-Muchísima. Sinceramente yo siempre pregunto cuando tengo dudas, consulto a personas con más experiencia. Pero en ese caso me salió a mí darle la cinta de capitana, sin consultarle, sin hablarle. Sentí que se podía potenciar. Ella no venía bien de Buenos Aires, venía golpeada. Me pareció que eso la iba ayudar y salió bien. Fue un acierto, tal vez uno de los pocos. Lo hizo muy bien, lo llevó adelante con mucha humildad. Con charlas, con ir a entrenar todos los días, con ser ejemplo de las más chiquitas. Estoy muy pero muy conforme.
-Tiene que haber habido más aciertos, porque cuando se estaba armando todo sinceramente pensé que iba a ser un año de transición, pero otra vez se peleó por el ascenso hasta el final.
-Hubo mucho trabajo para ser un equipo competitivo.
-Las jugadoras promovidas desde inferiores terminaron siendo parte en partidos y momentos de mucha presión, demostrando estar a la altura. ¿Estás conforme con la manera en que lo asumieron?
-Fue impresionante cómo lo asumieron. Son todas jugadoras 2006, 2005 y entrenaron a la par de las más grandes. En el caso de Lola Bermúdez fue una de las jugadoras que más minutos y presencias sumó. Igual que en los entrenamientos. Es una jugadora muy madura a tan corta edad. Con ganas de crecer, de superarse. Seguramente sintió que ha cumplido su etapa en las inferiores, se ha sentido cómoda en AFA y sintió que es lo que quiere, lo que le gusta y lo hizo de la mejor forma. Lo mismo (Luz) Marzol, que es un proyecto con mucho futuro. Una jugadora muy técnica, con muchas condiciones y con la ambición de seguir creciendo. Morena Culaciati ya tenía experiencia con Sergio (Barbagelata). Creo que de esas jugadoras chicas era la que más había jugado. Es una jugadora con muchas condiciones. Hay una satisfacción enorme por cómo se supieron poner también el equipo al hombro y sacarlo adelante.
-¿Cómo recibiste la convocatoria de Coti Díaz a una Selección Nacional siendo vos el entrenador que durante el año le dio muchas de las herramientas para que pudiera mostrarse de esa manera?
-Es algo que nunca me había pasado. Me da satisfacción, alegría. Hablé con el entrenador, que ya venía viendo los partidos de Sarmiento y tenía mucha información de cómo jugaba el equipo. Mucha información de Constanza. Le gustó mucho su fuerza, sus movimientos, la pegada que es una de las fortalezas más importantes de Coti. Ella vino con muchas condiciones de Lincoln. Seguramente la competencia la hizo crecer mucho más. Las compañeras también la hicieron crecer mucho más. Y sin dar nombres, también están siguiendo a tres o cuatro jugadoras más de este plantel y es una gran vidriera para ellas, para que sigan su camino y lleguen al profesionalismo. Como decíamos con el profe (Diego Morosini), ellas por momentos no se dan cuenta que muchas pueden ser profesionales, que pueden tener una salida laboral.
-¿Ustedes también se ponen a pensar que los están viendo desde afuera cuando por muchos momentos da la sensación que no?
-Sí. Me ha dicho gente del fútbol, y es cierto, que uno nunca sabe quién está mirando un partido. Yo también se lo dije a las chicas. Siempre aparecen estas sorpresas o estas cosas lindas del fútbol, que nunca sabés dónde te va a llevar. Constanza lo tiene muy merecido, porque se vino desde Lincoln, se fue a vivir a una casa, se separó de la familia, dejó su escuela. ¡Y mirá cómo termina el año! Tal vez estaba amargada porque se perdió la semifinal y la expulsan injustamente. Y a los días la llaman de la Selección Argentina. Lo mismo Dana (Acevedo), que viene de Tucumán. O Valentina (Di Piero). Son chicas que no viven del fútbol, que hacen un gran esfuerzo. Trabajan, estudian, entonces me parece que tienen que valorar eso.
-Si Sarmiento logra mantener la base de su plantel, ¿qué crees que se necesita para encarar el nuevo torneo otra vez con altas aspiraciones?
-Se necesita mantener el equipo, la base, el grupo. Seguir trabajando y seguir mejorando. Siempre es bueno poder reforzarse en todas las líneas, tener recambio. No te olvides que nosotros teníamos un plantel muy corto ya desde el inicio. Cuando empezamos hicimos pruebas en Junín y viajamos a un pueblito de Santa Fe de donde creo que no trajimos nada. No hay que olvidarse que Constanza llegó a hacer una prueba en Ciudad. Yo no la conocía. Ustedes sí porque jugó en Rivadavia de Lincoln. Sol Ponce también vino en una prueba. Danna fue a través de un llamado. Vino de Tucumán a probarse una semana y quedó. Nunca se sabe. Creo que este año se tendrían que hacer más pruebas todavía, con más tiempo. Y hacer hincapié en ver si la jugadora que llega está preparada mentalmente para afrontar todo un año de competencia y trabajar en equipo.
-¿Eso es intuición? Porque me resulta difícil poder determinar en una serie de pruebas si una jugadora está o no preparada para lidiar con toda la exigencia del año de competencia.
-Es muy difícil, porque tenés que estudiar profundamente la mentalidad. Y no es una cuestión de edad, porque podés tener jugadoras grandes que no saben trabajar en equipo, jugadoras muy chicas que sí. Entonces me parece que es tratar de entrevistar, de hablar, de charlar y que la jugadora pueda entender que esto es un deporte de equipo donde el ego y la individualidad se tiene que quedar afuera.