Belén Morales es nacida y criada en Rojas, como ella misma remarca, pero desde adolescente empezó a viajar para Junín con un único objetivo, que es el mismo que la une a las amigas de toda la vida: jugar a la pelota. Y no hay Pionera juninense que no recuerde en ella, desde el momento en que la conocieron, la doble virtud de romperla toda adentro de la cancha y de hacer reír afuera.
Apasionada como es, celebra que la peor parte del aislamiento haya pasado y que en su ciudad se hayan vuelto a abrir las canchas de fútbol 5, como para volver a despuntar el vicio. «Tenemos una canchita que la hicimos con Las Distintas, mi equipo, en la que todos los sábados nos juntamos a jugar. Yo no siempre juego, ¡porque estoy tan pesada! Pero atajo o estoy con las chicas ahí compartiendo. Es más fuerte que yo, ¿me entendés? Una pasión terrible», le contó la rojense a Junín24 Fútbol Femenino.
Cómo no la vamos a entender si esa pasión desborda en cada recuerdo que se le viene a la cabeza, desde que se integró al primer equipo en su ciudad hasta que llegó a Junín para juntarse con otras que, si de pasión se trata, estaban tan locas como ella.
«Acá en Rojas yo tendría 14 o 15 años cuando nos juntamos entre cuatro o cinco pibas con la idea fija de jugar a la pelota. Empezamos así, con mi amiga Verónica (Gata Tisera) que tiene la edad mía y llamando a otras chicas. Después le dijimos al Chocho (Bareiro) para que nos empezara a entrenar», recordó de aquellos inicios.
Enseguida llegaría la posibilidad de empezar a viajar a Junín, porque por aquel entonces, cualquier equipo de mujeres que quisiera armar partido tendría que recorrer las rutas de la región buscando a otras con las mismas ganas. «Al toque nos mandamos. En contra nuestra estaban La Turca (Sonia Bellome), La Flaca (Carolina Biz), Marisa Debastiani. Unos nombres impresionantes. Hicimos también un partido en el Club Sportivo, estaba todo Rojas, lleno total. Era un boom. Pisadita, caño, todo eso en femenino nunca lo habían visto y llamaba mucho la atención. Fue algo impresionante. La Flaca cabeceaba una locura», contó Belén Morales.
Y siguió, cada vez con más entusiasmo en la voz: «De ahí las chicas me invitan para ir a jugar al barrio La Celeste, con el equipo de Junín. Con mi amiga nos fuimos a dedo. No teníamos nada en qué movernos. Llegábamos a lo de Estela (Coria) los viernes y nos quedábamos hasta el lunes. Imaginate qué fanatismo. En La Celeste se armaban siete u ocho equipos. Éramos Las Estrellas de Junín».
Habiéndose ganado ya la reputación de ser una de las jugadoras más desequilibrantes de la zona, le llegaría también la posibilidad de integrar el primer equipo de fútbol femenino que armó Sarmiento, junto a varias de las Pioneras que ya había conocido y muchas más que quedaban por conocer. «Me fui a jugar con Vivi (Carolina Biz), siempre con Vivi. Estaban la profesora Valeria Ghione, una defensora bárbara, Claudia Altamirano, otra con la que tengo gran amistad».
En cacha de Rivadavia de Junín, con El Verde, tendría oportunidad de jugar un partido que tiene en el podio de los inolvidables: «Fue un preliminar del masculino y la cancha se venía abajo. Teníamos la hinchada para nosotras. Jugamos contra las hermanas Pérez, de 9 de Julio. Las tres hermanas jugaban. Y yo les hice el gol, Vivi tiró el centro. Ganamos 1-0. Lo gritaron todos. Piel de gallina, mal», recordó.
Y agregó: «También nos tocó jugar una terrible final con La Turca, Vivi, Verónica… En Los Toldos. Jugábamos todas juntas y chau, no necesitábamos nada más. Teníamos 16, 17 años. Nos comíamos la cancha. Volábamos. Y cuando nos agarra Sarmiento, con profesor y todo, que nos empezaron a entrenar. Imaginate… En ese entonces me quisieron llevar a jugar a La Pampa, pero no quise porque tenía a mi mamá en Rojas, que después falleció. Después de Vélez también me llamaron. Me probaron, me quisieron, pero no quise. Ya está, ya pasó».
Al igual que muchas de las otras Pioneras del fútbol de Junín y la región con las que hemos tenido la fortuna de repasar la historia, Belén Morales remarca que en torno a la pelota se formaron amistades que perduran en el tiempo y que abren las puertas en cada ciudad, en cada pueblo donde hayan pateado.
«Si yo me voy a Junín, tengo mil lugares para ir a parar. En Pergamino tengo amistades también, Rita Villegas de Ameghino, con quien tengo mil historias. Anduve por todos lados. También Los Toldos. Me llamaban y yo iba, también con Claudia, Vivi, La Turca, andábamos para todos lados juntas. Y las sigo llamando, para preguntarles cómo están con todo esto del Covid. Quedó esa amistad. Claudia incluso tuvo un franco antes de todo esto y se vino a verme. Así es la relación que quedó. La Flaca también se hizo un viaje», destacó.
Pero también en Rojas el fútbol femenino ha ido ganando cada vez más espacio, al punto que Belén Morales resaltó que hoy clubes como Huracán, Juventud, Boca, Newbery, Argentino han formado equipo. De su parte, armó su propio equipo al que bautizó como Las Estrellas y no le quedó nada grande el nombre en función de los trofeos que han sabido levantar.
«Hemos jugado contra once equipos en un Relámpago que se armó acá en el club Juventud. Salimos campeonas y metí el gol de penal que cerró la noche. Yo era la DT, pero también me anotaba de jugadora por si se lesionaba alguna. Con Las Distintas fuimos a todos lados. Entramos en la Liga de Pergamino. También con el Chocho (Bareiro) en el Club Argentino. Fuimos a la Liga de Arrecifes también. Toda la vida juntos. Nos juntamos a comer y siempre hablamos de lo mismo. De fútbol», dijo.
Apasionada como es, aseguró que también trata de seguir mucho lo que pasa con Sarmiento en la Primera B de AFA, cuya participación es una novedad absoluta y todo un acontecimiento histórico para el fútbol femenino de la región. Aunque el principal motivo por el que le hace el aguante a Las Maestras a la distancia tiene que ver con el cariño que siente por una de las integrantes del plantel.
«Yo con Meli (Garialdi) también jugué. Siempre le escribo a la loca, es una genia. Vino a jugar un campeonato acá a Rojas y se quedó conmigo. Jugó para mi equipo. Melina es muy valiosa para el fútbol de Junín, por todo lo que vivió y puede transmitir a las más jóvenes. A mí me pasa con Las Distintas acá. Tenía una pibita que en todas las finales se me cohibía. Entonces la agarré sola y le dije mirá loca, las finales hay que salir a ganarlas porque a mí no me gusta perder ni a la bolita. Entonces vos, que sabés jugar, tenés que salir y la tenés que romper. Y no sabés lo que jugó. Después me hacía el gesto como que se había sacado la mufa. Le faltaba confianza, el empujón para que fuera una leona. Leila Tisera, prima de La Gata. Después se probó en River y quedó», contó.
Y así de conocedora como es, incluso se animó a recomendar a una jugadora rojense que, en su opinión, bien podría reforzar el plantel de Sarmiento: «Si tengo que elegir me quedo con Emilia Piazzale. Es profesora de educación física. Con la pandemia se vino a Rojas, pero anda siempre para todos lados. Ella me gustaría para Sarmiento, porque tiene mucha calidad. Juega de nueve, de enganche. Tiene muchas condiciones«, aseguró.
Para lo que viene, Belén Morales espera que llegue el momento en que se deje de hablar de cuarentena y de pandemia, para poder volver a planificar el encuentro que les quedó pendiente y que la volverá a tener adentro de una cancha, con sus amigas de siempre.
«Justo antes que arrancara el Covid estábamos armando para hacer un encuentro acá en Rojas. Estábamos preparando todo cuando se vino esta pandemia que nos arruinó a todos. Vos sabés lo que extraño ir a Junín a ver a mis amigas y jugar al fútbol. Eso es lo que quiero», dijo.
Y agregó: «Cuando armamos un torneo no sabés la cantidad de jugadoras y equipos que vienen, porque hay un fanatismo total. Al que le gusta jugar al fútbol, juega donde y como sea. Yo ahora estoy pesada, no podría jugar, pero un ratito juego igual. No puedo no jugar. Tengo la rodilla hecha mierda, los tobillos hechos mierda, pero quiero jugar igual porque se me van los pies».
Por Juani Portiglia