Un Mundial, un grupo de jugadoras que alzaron la voz. Un posteo en Facebook, una invitación. Si el editor pidiera abreviar, esa podría ser la síntesis de la llegada, desde hace poco más de tres meses, del fútbol femenino a Mariano Moreno.
Carolina Cravero había jugado dos años al fútbol en Rivadavia, ya de grande, pero lo dejó por considerar que no podía dedicarle el tiempo que la actividad merecía. El reencuentro, ahora en el rol de entrenadora, fue movilizante. Casi como seguir una señal que la invitaba a saldar una cuenta pendiente.
«Cuando las jugadoras alzaron la voz para pedir la igualdad en el deporte, encontrando lugar en los medios, me empezó a fascinar, a generar todavía más admiración ver lo que trasciende el fútbol femenino. Adentro de la cancha queremos ganar, pero afuera estamos juntas«, le contó a Junín 24.
Ya después del Mundial, ganado el impulso mediático, hubo también un grupo de jugadoras, entre ellas Estefanía Banini y Ruth Bravo -capitana y subcapitana-, que invitó a replantear condiciones en torno a la Selección Argentina. Se estaba plantando bandera. Y las estaban viendo. «Empezaron a generarse un montón de medios en torno al fútbol femenino. Se transmitía el mensaje. Se lo debemos a esas jugadoras, a muchas de las cuales les costó la renuncia por denunciar y por decir algunas cosas».
La fascinación llevó a Carolina Cravero a confesar en las redes sociales, como un simple acto de descarga, su amor para el fútbol femenino y al poco tiempo le estaba sonando el teléfono con la propuesta: «La esposa de uno de los dirigentes de Moreno trabaja conmigo y a partir de ahí surgió la propuesta. Yo lo venía sintiendo, pero tenía y tengo un montón de laburo, por suerte. Me llamaron y ahí fui».
La idea inicial fue armar la escuelita, pero la movida tuvo tanta repercusión que empezaron a llegar jugadoras y jugadoras que dieron lugar a la formación de un equipo de Primera División que se empezó a entrenar en agosto y que tiene las miras puestas en hacer su presentación oficial tras el Nocturno, en el Apertura 2020 de la Liga Deportiva del Oeste.
«Tenemos un cincuenta por ciento de las jugadoras que son del barrio o familiares. El otro cincuenta que se sintió convocada para venir. La idea es ir con calma, porque muchas arrancaron de cero. La mayoría está con ganas, pero también vamos a respetar a las que no quieran ficharse pero sí seguir yendo a entrenar. Vamos a apostar a trabajar para que todas mejoren y cada una vaya haciendo su camino», explicó la DT, que trabaja como profesora de educación física y hace mucho hincapié en la docencia.
Este miércoles, las pibas de Mariano Moreno tendrán su primer partido amistoso formal, ante Independiente en cancha de Las Rojas. Además, tienen también pactado un partido ante Las Aviadoras de Newbery, en el que muy posiblemente jueguen como locales.
Allí tendrán una nueva prueba, que pasa por la capacidad de lidiar con las frustraciones que podría generar que, por primerizas, las cosas no resulten como esperan. «Yo vengo del deporte y se que perder es parte. Como también ganar. Pero no lo veo como un conflicto . Va a ser un lindo desafío siempre que se planteen las cosas con los pies sobre la tierra. Un equipo tarda un montón de tiempo en consolidarse y nosotras llevamos tres meses entrenando».
UN HURACÁN QUE TRASCIENDE EL FÚTBOL
La primera vez que vimos a Carolina Cravero en acción, en el rol que la tiene como encargada del fútbol femenino de Mariano Moreno, fue durante un encuentro de escuelitas que tuvo lugar en el club y que casi se nos pasa de largo.
Ese día trascendió las fotos, trascendió el fútbol que se jugaba en tres canchas en simultaneo. Nenas de cuatro clubes -Moreno, Newbery, Independiente y Villa Belgrano- formaron juntas, de cara a las familias que miraban al otro lado del alambrado, con una bandera alusiva a la campaña internacional de la No Violencia hacia las Mujeres.
Hay un movimiento que trasciende el fútbol, pero que a su vez le da al femenino el sello distintivo que enamoró a Carolina Cravero. Ella lo abraza, lo enseña y lo difunde. «Para mí el mensaje es el respeto a nosotras mismas. Enseñar desde el respeto y desde la libertad. Primero somos personas, que vamos al deporte. Marcamos la diferencia construyendo desde lo pequeño. Con las nenas, los gestos, los detalles, son lo que va quedando. Eso fue haciendo que las nuevas generaciones hoy sean más libres. Y por supuesto que el mensaje también es para las familias, porque nos toca dar la lucha desde el lugar que estamos. Necesitamos estar todas unidas en esto».
LA LUCHA CONTINÚA
En Argentina el camino a la profesionalización es incipiente, más un gesto simbólico que una realidad. En otras partes del mundo hubo ya más recorrido, pero las diferencias todavía son muy marcadas respecto al interés que las distintas federaciones dan al fútbol masculino.
Hay, sin embargo, señales que dan aliento a seguir luchando: «Lo que pasó con la capitana de la Selección no es un dato menor. Las denuncias de ella llegaron a los medios y las reprodujeron. Está bueno que los mensajes empiecen a llegar. Lo que pasó en las elecciones de Boca, con las mujeres marcando una diferencia en los votos, también habla de un lugar que se les está empezando a dar. ¿Por qué ahora? Porque el Movimiento Feminista ha posicionado a las mujeres en un lugar donde podamos hablar, decir y hacernos escuchar. Y cuando eso llega al fútbol, pasan estas cosas. Escuchar a una Megan (Rapinoe) que pide, reclama y no va a la entrega de un Balón de Oro, eso necesariamente repercute. Estamos logrando que se vea que no es cuestión de un espacio, ni siquiera de una clase social… Nos trasciende culturalmente. Pasa en todos lados y estamos diciendo basta«.
Por Juani Portiglia – @JIPortiglia