Escribe: Muñoz Marcos Isabel – Profesora de Filosofía -Coaching Ontológico
Existen en el mundo una clase de sujetos, que, a pesar de, tal vez, no tener mala intención, consiguen sacar lo peor de nuestro Ser, los fantasmas más oscuros despiertan y sobrevuelan nuestras emociones frente a estas personas: que viven desmereciendo a los demás, gente pesimista, envidiosa, chismosa, acumuladores de tensión y estrés
¿Quién no se ha cruzado en el camino de la vida con una persona problemática? Algún compañero de trabajo que se haya dedicado a hacernos la vida imposible, un familiar que reduzca tu felicidad o algún “amigo” que destile toxicidad directo a tu autoestima.
Ahora, más allá de la desazón que producen estas personas en nuestro interior las preguntas serían: ¿Qué hago? ¿Cómo pongo límites sin lastimar, ni lastimarme? ¿Cómo lograr que esa gente tóxica no me afecte?
Muchas veces somos responsables del ingreso de esa gente a nuestra vida, son audaces en su victimización y logran atrapar nuestra capacidad de empatía, o sus historias exitosas logran llamar nuestra atención, pero solo son fachadas que ocultan detrás personas tóxicas, que intentaran potenciar nuestras debilidades, llenarnos con su carga negativa, sus frustraciones, y, entrar en su juego desmotivador, manipulando nuestras emociones con estrategias retorcidas
Un “manipulador” podrá tomar el control de tu vida sin ser detectado, su persuasiva amabilidad es una red de mentiras en la que quedarán atrapados tus habilidades, tu potencial, tu éxito interpersonal, el manipulador no ataca a cualquiera, su objetivo son personas queridas, con reconocimiento , carismáticos, inteligentes
El “envidioso” acortará tu visibilidad y ejercerá la misma función que la neblina; no te permitirá ver más allá de lo que solo está al alcance de tus ojos, el envidioso pasa tiempo opinando y juzgando lo que el otro hace o tiene, en lugar de orientarse a la realización de sus propios sueños, lo que lo convierte en verdugo en vez de protagonista y es que la envidia no es desear lo que tienen los demás, la verdadera envidia es el deseo de que el otro, el envidiado, no tenga lo que tiene.
La gente tóxica es descendencia aniquiladora emocional de crítica constante, descalificadores compulsivos, distribuidores de negatividad, expertos descubridores de errores ajenos, insensibles a la paja de su propio ojo.
Claro, el único capaz de poner fin a este proceso patológico, eres tú, debes recordar que eres artífice de tu propio destino capaz de tomar el control de tu vida y poner en curso la desintoxicación emocional, mental y espiritual. Aunque lidiar con personas tóxicas puede ser inevitable en determinados contextos, podemos elegir que hacer de nosotros mismos y con la voz “infectada”.
Escuchar nuestra voz interior y creer en nosotros mismos, es poder convivir con inmunidad en medio de estos depredadores emocionales que inhiben nuestro crecimiento personal y nuestra libertad emocional.
Muñoz Marcos Isabel – Profesora de Filosofía -Coaching Ontológico
