Iniciaron colectas solidarias y abrieron cuentas especiales para juntar fondos. Preocupa la caída en la recaudación y la coparticipación.
El avance del coronavirus en el país puso en jaque las cuentas de los municipios por varias vías y, para capear la tormenta, los intendentes resolvieron apelar a la sociedad civil y las instituciones intermedias como una vía para obtener fondos destinados a salud y desarrollo social, dos áreas cuyos presupuestos originales “estallaron” por una demanda que a principios de año no estaba en los planes de nadie.
El impacto económico de la cuarentena se siente con fuerza en las comunas. Las dos caras del aislamiento obligatorio pueden notarse claramente en un paralelismo estadístico: así como la velocidad de contagio del virus cayó sostenidamente, también lo hicieron la recaudación local y la coparticipación provincial.
Con variaciones, la mayoría de los distritos hablan de una caída de entre el 30 y el 50% de la recaudación propia, que ya de por sí arrastra históricamente una bajísima tasa de cobrabilidad. Algo similar ocurre con la coparticipación: el titular de ARBA, Cristian Girard, estimó que para marzo iba a notarse un desplome del 40% en la recaudación. El impacto para las comunas es brutal, si se tiene en cuenta que el 80% cubre más de la mitad de sus gastos con recursos provinciales y nacionales.
En paralelo, las necesidades sanitarias hicieron explotar los presupuestos destinados al área a fines de 2019 o principios de 2020. En muchos casos, el municipio es el único efector de salud en la zona y debe prepararse para absorber las eventuales demandas que genere la pandemia, con la instalación de hospitales de campaña, la compra de aparatología que en muchos casos no poseen (muchos no cuentan con terapias intensivas propias) y el refuerzo de personal.
Finalmente, desde el inicio de la cuarentena también aumentó considerablemente la demanda en el área de Desarrollo Social: pese a las medidas del Gobierno nacional para reforzar las asignaciones y jubilaciones y entregar un bono a quienes debieron suspender su actividad, los intendentes hablan de un incremento (en promedio) del 30% de los pedidos de ayuda, principalmente alimentaria.
Una vaquita entre todos
Frente a este panorama, y más allá de las ayudas que gestionan con la Provincia y Nación para la asistencia sanitaria y social, muchos intendentes impulsaron colectas a través de campañas solidarias a las que se sumaron organizaciones civiles y la Sociedad Rural local. El objetivo es crear lo que algunos denominan un “fondo Covid-19”, cuyos recursos están exclusivamente afectados a la emergencia.
La modalidad varía, aunque el fin es el mismo: algunos municipios abrieron cuentas bancarias para habilitar donaciones en dinero, otros lo hacen a través de la cooperativa de sus hospitales, y también hay quienes colocan cajas especiales en los comercios para que los clientes puedan dejar su vuelto o entregar mercadería. Además, varios intendentes y sus funcionarios y concejales resolvieron destinar parte de sus sueldos a los fondos solidarios.
En tanto, en Castelli el intendente Francisco Echarren fue más allá e impulsó una tasa especial para los propietarios de campos, lo que le valió una disputa judicial con un grupo de productores, que por ahora viene ganando. A ese fondo sumó el 30% del salario de la planta política.
En el caso de Tandil, el municipio llevaba recaudados esta semana más de $ 2,5 millones a través de una campaña que lanzó junto a la Comisión de Damas del hospital local, en la que se habilitaron dos cuentas bancarias para que particulares y empresas puedan depositar una ayuda en efectivo.
La iniciativa fue impulsada por el intendente Miguel Lunghi, y el dinero de las donaciones está afectado a la emergencia sanitaria y la asistencia alimentaria de las familias vulnerables. El fondo también está compuesto por parte del sueldo del jefe comunal, sus funcionarios y los concejales.
En Junín, la campaña fue lanzada hace 15 días por la Agencia de Desarrollo del municipio, junto a instituciones como Federación Agraria y la Universidad del Noroeste (Unnoba), entre otras.
En el mismo sentido, el intendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, decidió abrir una cuenta bancaria a raíz de las consultas que recibía por parte de empresas y particulares que ofrecieron donaciones. Hasta el comienzo de la semana pasada llevaba recaudados más de $ 1,5 millones. Algo similar ocurrió en Necochea, donde la comuna lanzó una campaña lanzó una campaña propia, al igual que la única clínica privada de la zona.
En Pila, el intendente Gustavo Walker indicó a DIB que en la cuenta solidaria que abrió el municipio recibieron aportes de hasta $ 1 millón por parte de empresas y particulares.
Finalmente, en General Viamonte el intendente Franco Flexas contó que se habilitaron donaciones en supermercados, donde se colocaron cajas para dejar productos. Además, indicó que productores de la zona donaron novillos y leche, y hasta se dio el caso de una persona que donó un auto.
Cooperadoras y rurales
Las cooperadoras de los hospitales municipales también se pusieron al frente de las campañas de donación. En Tres Arroyos, la Comisión Amigos del Hospital Pirovano inició una campaña destinada a comprar equipamiento para terapia intensiva con mucho apoyo de la población y empresas, y ya superó los $ 8 millones de pesos en recaudación, según informó el diario La Voz del Pueblo. En Bolívar también interviene la cooperadora del hospital local en la campaña de donación, al igual que en Saladillo, donde se juntó más de medio millón de pesos.
En 25 de Mayo, fue Cáritas quien se puso al frente de una campaña de donación de la que participan una decena de instituciones locales para colaborar con el Hospital Unzué y con asistencia alimentaria.
Finalmente, las asociaciones rurales de las localidades también encararon campañas de donación entre sus socios, como consignó el portal web Tranquera.
Entre otros, se destaca el caso de Azul, donde la SRA junto a otras entidades logró a través de la campaña “Un respiro para el Hospital” comprar cuatro respiradores, 25 camas ortopédicas e insumos hospitalarios.
En tanto, se organizan donaciones entre los productores para poder asistir con un bolsón de alimentos a más de 900 familias vulnerables.