Desde 1981, Latinoamérica conmemora cada 25 de noviembre el Día contra la Violencia de Género. Los movimientos feministas de la región, con una de las tasas más altas de violencia contra la mujer, acuñaron esa fecha en honor a las dominicanas Minerva, Patria y María Mirabal, hermanas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por orden del dictador Trujillo, del que eran opositoras; en 1999, la ONU declaró cada 25 de noviembre Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en honor a las hermanas
La violencia de género, sigue cobrándose numerosas vidas aún en 2019; y, no limitada a cobrarse vidas en sentido literal, sino también, a despojar a su víctima de toda calidad de vida, de toda posibilidad de vivir plenamente.
En pleno siglo XXI , mujeres y niñas en cualquier escenario geográfico, cultural o económico están en riesgo de ser objeto del algún acto de violencia por su pertenencia al género femenino, y de ellas ,tres de cada una , lo sufrirá en algún momento a lo largo de su vida
Humillaciones, golpes, abusos sexuales, prostitución forzada, mutilaciones sexuales, acosos, violaciones, maltratatos y hasta asesinatos son las diferentes manifestaciones de la violencia más global y más local: la violencia de género
En Argentina y en varias partes de occidente se conoce su vertiente más insidiosa y virulenta dentro del concepto “violencia doméstica” lo que enmascara y favorece a que se asocie la violencia con las confrontaciones propias de la pareja y no con comportamientos delictivos ( como lo son) el empujón, la amenaza, la violencia psicológica son técnicas de manipulación, que, suelen pasar inadvertidas por estar bajo techo, y, en un ámbito “familiar” donde se expresa de forma tan sutil como erosiva, tomando una actitud adjetivadora del agresor para con la víctima, cosificándola, debilitando su autoestima , haciéndola cargo de ser ” la culpable” de tal situación
Estas técnicas maquiavélicas, van en proceso, agravando la situación hasta hacerla insostenible. Hasta que el límite pueda llegar a ser: la muerte
A veces maquillan el amor con los celos enfermizos, y nos creemos el cuento de «imprescindibles” para su vida.¿Qué clase de amor puede lastimar hasta la muerte? ¿Qué clase de “amor” te va debilitando hasta desnutrirte emocionalmente?. Para adentro esa es la escena.
Para afuera la sociedad, que se sensibiliza ante un femicidio, pero esa misma sociedad es la que minimiza, critica, permite y hasta invisibiliza los primeros síntomas cotidianos de esta pandemia del siglo XXI, con argumentos famélicos como son: “fue solo un empujón” o “vos que hiciste para que te de un bife” o ¿Cómo vas a ponerte esa pollerita?
¿Qué hice? ¿Que hiciste? Nada.
Nacimos mujer y vulneraron nuestros derechos HUMANOS, pese a que TODOS tenemos derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad como personas. Nuestra persona MUJER, fue avasallada junto a nuestros derechos, frente a la desigualdad que diversas sociedades construyen tomando como criterio el sexo de las personas
Somos una historia de vida, que duele, que sangra con cada palabra de desvalorización, cada amenaza, cada barrote que coarta nuestra libertad, y, a veces, con un final atroz inmerecido, solo por “ya no querer”.
Parafraseando a Simone de Beauvoir :
“El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal”.
Isabel Muñoz Marcos.
