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Dame pelota, Junín

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El fomento del deporte en la ciudad, requisito indispensable en cualquier discurso político que quiere poner el foco en las herramientas para estimular a las pibas y los pibes, alejarlos de la calle, de los vicios y de todas las que ellos, temerosos, consideren malas conductas; requiere de mucho más que de llevar tres pelotas al campito de algún barrio elegido al azar y posar para la foto.

Supongamos que esas tres pelotas fueran, al menos, una gotita en un mar de necesidad. La foto nunca será más que la oportunidad de recibir el elogio berreta de quienes los hubieran elegido incluso si no hubieran llevado nada.

Cualquiera que diga estar redoblando esfuerzos para fomentar el deporte en Junín deberá saber, quiero creer, que en el Torneo Nocturno de fútbol femenino las pelotas las tiene que aportar cada equipo. Lleva tres uno, tres el otro, y se termina jugando con la que llegue mejor inflada de origen. Porque muchas veces ni para inflador. Y si se rompe, paga Dios.

Lo consultamos y nos aclararon que también el Nocturno de fútbol masculino se está jugando con pelotas que aporta el equipo al que le toque ser local; posibilidad que no podría darse en el femenino porque las jornadas se disputan completas en una misma cancha.

Quienes dicen fomentar el deporte en la ciudad deberán saber, también, que nunca habrá ambulancia en el estadio en que toque disputarse la la fecha de ocasión. Los clubes no quieren pagar el costo de la misma, que dejaría sus números en rojo, y para solucionarlo no parecería llegar nunca el empujoncito municipal.

Como bicho futbolero, se me están quedando afuera del panorama todos los demás deportes que se practican en la ciudad. Pero la ecuación es sencilla: simplemente multiplique las mismas falencias por la cantidad de competencias y actividades de cada disciplina.

Decir, entonces, estar fomentando el deporte en la ciudad es cuanto menos ambicioso. Más bien, la ciudad se nutre del éxito deportivo de quienes lo consiguen todo sin recibir nada. ¿O hace falta recordar que a La Indiecita Anahí López le ofrecieron el apoyo una vez que se había coronado ya campeona sudamericana y que ya contaba con el padrinazgo de Camioneros? Lo más difícil del camino, ese que se hace con las patas en el barro, lo había hecho solita.

Pero es necesario volver al caso del fútbol femenino, donde las jugadoras muchas veces no cuentan siquiera con el apoyo del club al que representan. Entonces, las pelotas que necesariamente tienen que aportar al campeonato tienen que pagarlas ellas, las mismas que además trabajan, estudian, crían hijos. ¿Cómo? Nadie parece haber pensado en mucho más que en un «que se arreglen».

Por Juani Portiglia

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