Madre es defensora, aguerrida. Empezó a jugar de grande pero siempre tuvo el compromiso de entrenarse y aprender para ponerse rápido a la altura de quienes lo venían haciendo desde hace mucho más tiempo. Hija se para de mitad de cancha en adelante y nada más hay que esperar al primer control para notar que sabe. Ella sí arrancó de muy chiquita, porque nació y mamá ya jugaba a la pelota, con papá como entrenador. Y si la nena pide jugar, la nena juega. Marisa Gñasso quiso probarse en la Liga Deportiva del Oeste. Dalma Tulli, como ha sido siempre, la siguió. Buscaron, pidieron referencias y eligieron Independiente, que las recibió con brazos abiertos.
«Yo quise buscar para ir a jugar a Junín y de todos los clubes el que más me simpatiza es independiente, porque tengo amigas que conozco como las chicas de Arenales. Además Yuli Morales, que es una jugadora de acá de Alem que estuvo en Las Pumitas, había estado en Independiente. Por esas referencias, por saber que gente conocida pasó lindos momentos ahí, fue que lo elegí. No es fácil llegar a un equipo en el que no conocés ni el ambiente ni las jugadoras», le contó mamá Marisa a Junín24.
Ambas, junto a Jennifer que es la tercera futbolista de la familia y se incorporará pronto también al Rojo, vienen de ser campeonas invictas en la primera liga de fútbol femenino que se disputó en Alem, con Gastón Tulli como entrenador. En ese equipo jugaron Luciana Barrera y Paola Barrera, oriundas de Arenales que también se sumaron ahora a Independiente, además de otra conocida de la casa como Eva Salcedo.
«Después estuvimos jugando en Atlanta (Vedia), pero no estaba esa voluntad que teníamos nosotras, que más que divertirnos queremos todo el tiempo competir porque somos muy amantes del fútbol. Hablé con el DT y le plantee esa necesidad nuestra de ir a un equipo con otra exigencia y otra competitividad. Mi marido me había dicho que estaría bueno cambiar de ambiente, de liga… Y acá estamos«, remarcó Marisa. «Ya el torneo de Junín es otra cosa. Mamá quiso venir y yo la sigo a ella», agregó Dalma, que con 16 años se perfila para integrar tanto el plantel de Primera División como el de la Sub-17.
Entusiasmadas con lo que iba a ser un pronto inicio del Torneo Nocturno, ahora les toca esperar que se defina si finalmente se disputará o no. A la vez, saben que ganar tiempo de adaptación con el nuevo equipo será importante para ellas. Su amistoso de presentación fue ante uno de los equipos más fuertes como BAP, que a la base del plantel que se quedó con el tercer lugar en su campeonato debut le sumó jugadoras importantes como Belén González, Luna Maimone y Ludmila Reynoso, todas procedentes de Rivadavia de Junín, y Milagros Suárez, que llegó desde Villa. Una buena primera medida, de la que salieron conformes.
«El hecho de que por lo menos se estén jugando amistosos es un alivio, antes de estar paradas. Al ser nuestro primer partido faltó ese conocimiento con las compañeras que vos podés tener en un equipo en el que ya venís de hace más tiempo. Pero creo que salió todo mucho mejor de lo que me esperaba», dijo Marisa Gñasso. «Contra BAP salió un re lindo partido y además me sentí muy cómoda, porque se jugó con gente re buena», remarcó Dalma Tulli.
Como madre e hija viven en Alem, la logística para poder pasar la mayor cantidad de tiempo posible junto al equipo será un tema a resolver, pero ambas han mostrado tener desde el comienzo una gran predisposición, que las llevó a arrancar también como titulares en el último amistoso ante Villa Belgrano. «En la cuarentena a nosotras como a muchas nos pasó que perdimos el estado físico, pero nos hemos puesto las pilas para seguir. Todavía nos estamos organizando con las prácticas. Obvio que se nos va a complicar un poco porque o tengo que poder pagarme un remis o ver si mi marido puede llevarnos. De todas maneras nos pasaron ejercicios para hacer y también lo tenemos a mi marido que es técnico y con el que siempre estamos entrenando. Además de eso, yo por propia voluntad cada vez que tengo tiempo salgo a correr y me hago unos kilómetros», explicó la defensora.
Otro detalle alentador para iniciar con buen pie la estadía en Independiente es lo rápido que Milagros Moreno, una de las grandes figuras del equipo y de la liga, se mostró dispuesta a alentar y motivar a Dalma, a quien en los dos amistosos tuvo muy cerquita de su posición en la cancha. «Es verdad que me alentó mucho. Me decía que le pegara al arco y si algo me salía mal me decía no pasa nada. Porque además me pusieron a jugar por izquierda y yo cuando era chiquitita jugaba ahí, pero en la cancha de once me encanta jugar de cinco. Ese día (contra BAP) por ahí no me sentí tan cómoda jugando ahí, más allá que me re alentaron. En los últimos minutos me pusieron a jugar de cinco y ahí ya me entusiasmé. De todos modos, me dijeron que hay muchas chicas que juegan de cinco, entonces hay que jugar donde a ellos como equipo les parezca que es mejor. Ojalá pueda aportarle mucho a Independiente«, expresó la joyita de la familia.
Más allá de que desde su aplazamiento inicial no hay una fecha cierta para el inicio del Nocturno, pero sí con el compromiso de los directivos de la Liga Deportiva del Oeste de agotar todas las instancias para que suceda, madre e hija también se han puesto a pensar de lo que podría depararles su primera competencia oficial con Independiente, que según determinó el sorteo compartirá grupo con BAP, Sarmiento y Newbery. «En el primer amistoso con BAP, al principio, llegamos con un poco de miedo. Era todo nuevo, jugadoras a las que veíamos re preparadas. Después, entramos a la cancha y seguía siendo lo de siempre: fútbol», dijo Marisa.
Más precisamente en relación a la participación de Sarmiento con jugadoras AFA, que ha generado controversia en algunos clubes, ambas se pararon del lado de quienes lo consideran un gran incentivo. «Me gusta la presencia de esos equipos, incluso si te toca perder. Porque son los que te obligan a subir tu nivel, los que te ponen a prueba y te marcan para qué estás. Sofía D’Ambrosio jugó con nosotras en Alem y viajó a un encuentro que hicimos con River, con Leo Gómez como DT. Alma Verdún también estuvo con nosotras. Las conocemos, sabemos cómo juegan y que es un equipo bastante bravo. Pero nada es imposible», recalcó mamá.
Es que si hay un rasgo distintivo que destaca tanto en la madre como en la hija, que pudimos ver en los dos amistosos que disputaron con El Rojo, es que salgan mejor o peor las cosas con la pelota la garra no se negocia. «Nos gusta tanto jugar que nos volvemos locas las dos», dijo Dalma. «Además, acá jugábamos también con varones, que juegan fuerte, entonces vos tenés que meter el doble para igualarlos», explicó Marisa. «A veces acá era matar o morir, jaja», la completó su hija.
Claro que más allá de ser compañeras de equipo, sacarse el chip de mamá no es fácil y Marisa trabaja para no preocuparse más de la cuenta cada vez que la habilidad de su hija le vale alguna que otra patada. «Imaginate si no le gustaba el fútbol a mami que yo a los diez años ya me ponía a jugar con ella. Entiende que el fútbol es así, que una patada y cosas así van a pasar siempre. Hay que callarse, levantarse y seguir. Lo que sí, es muy exigente. Pero nos alentamos mucho, yo lo hago siempre», explicó Dalma. «Nosotras no jugamos a golpear ni nada de eso. Por ahí surge algún golpe porque pasó, pero se pide perdón. No somos de lastimar ni nada de eso. Sí sabemos que si perdés una pelota la tenés que recuperar, olvídate. Nunca hay que darse por vencida, ni aún vencidas», añadió mamá, dándole la razón a su hija con el tema de la exigencia.
Más allá de la posición adentro de la cancha, Dalma Tulli no encuentra algo que la diferencia de mamá Marisa, ni jugando al fútbol ni en la vida cotidiana. Y ella acompañó esa posición: «Hacemos casi todo juntas con mis dos hijas. Si vamos a la pileta, si vamos a caminar, siempre somos las tres. Ni que hablar en la cancha cuando jugamos reducido y nos tenemos más cerquita… Que pasá, que bien ma, que dale Dalmi que podés…«.
Así como Marisa fue una de las pioneras a la hora de llevar el fútbol femenino a Alem, junto con Verónica Grosso a quien nombra en casi todos sus relatos futboleros y que fue la goleadora del último torneo que las coronó campeonas, a Dalma, con 16 años, le toca empezar a recoger los frutos de toda esa lucha por ganar lugar en las canchas. Ella sí pudo empezar a jugar de chica representando a un club. Ella, entonces, sueña con poder vivir del fútbol. «Me encantaría. De chiquita pienso en la oportunidad de poder jugar a otro nivel. Poder jugar en la Selección de Junín como vidriera me encantaría».
Por Juani Portiglia