Por Ingeniero Agrónomo Oscar Palma
Las recientes medidas anunciadas por el gobierno nacional, respecto de la suspensión de la quita de retenciones de productos derivados de la soja, muestra a las claras que en argentina no hay una política productiva ni industrial, y por el contrario son señales negativas hacia un posible mercado inversor ya que permanentemente se cambian las reglas de juego.
Como se dice habitualmente, se dio un manotazo de ahogado tratando de juntar plata de cualquier lado, con una clara visión recaudadora, atendiendo mandatos externos y cediendo soberanía política, sin dimensionar las consecuencias que estas medidas pueden generar en el sector, que mayor cantidad de dólares ingresa al país.
El estado en todo momento tiene que cumplir un rol activo impulsando la actividad económica en todos sus aspectos, sobre todo en el sector donde existe un reclamo histórico, que es que argentina debe agrandar la industria, debe ser un país que agrega valor a la producción primaria, que genere más mano de obra a partir de la industrialización, etc, etc, en definitiva, exportar valor agregado.
Esta medida plantea todo lo contrario, impulsa la exportación de granos y no la industrialización, por lo que parte del poroto que se estimaba llevar al sector industrial, será exportado como tal por la baja de la competitividad que genera la medida implementada, como lo es la interrupción por seis meses del programa de reducción de retenciones a las exportaciones para aceites, harinas y derivados del poroto de soja, con el propósito de igualar los derechos a la materia prima y los derivados.
De esta manera como decíamos, se castiga al principal sector de ingreso de “dólares verdaderos” a la argentina, mediante la exportación de aceites, harinas, biodiesel y subproductos de la soja.
Argentina vende a 65 destinos la harina de soja, y los diez primeros destinos se llevan el 61%; a 50 destinos se exporta aceite de soja, donde los 10 principales se llevan el 91%; pero en el caso del grano de soja, china se lleva el 90% de las exportaciones donde además solo hay 11 destinos de exportación.
Si las medidas tomadas, cambian la matriz de exportación de la soja, se primarizará el mercado exportador aumentando la dependencia en pocos mercados, sobre todo el chino, como se explicara anteriormente.
A su vez el sector productor de granos, tampoco se queda tranquilo con esta medida, por más que la baja del 0,5% de las retenciones al poroto siga vigente, porque la toma de decisión unilateral del gobierno, sin una escucha sincera al sector, se puede repetir en plena campaña si hacen “falta dólares”, y sin una participación sectorial, plantean algunos dirigentes del sector.
Respecto de los dirigentes del sector agroindustrial, las expectativas de recaudación del gobierno no se van a cumplir, por una menor industrialización como consecuencia de las medidas tomadas, además de la consecuente disminución del nivel de procesamiento que estará bastante por debajo de la capacidad instalada industrial.
La Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) difundió un informe del economista Gustavo López, donde advirtió que “la probable mayor recaudación fiscal que deriva de estas medidas serán neutralizadas con un menor ingreso de divisas, por lo que podría haber presión sobre la cotización del dólar en los próximos meses, caída de la inversión sectorial y un menor flujo de la divisa para dinamizar el resto de la economía argentina”.
El sector industrial coincide que la medida quita competitividad al sector y que la diferencia de 3 puntos porcentuales que había entre el poroto y los derivados (26% de retenciones al grano y 23% a los derivados) tienen que ver con mantener la competitividad del sector respecto de las medidas que tienen los países a los cuales les exportamos y el escalonamiento arancelario que aplican los países importadores de soja y derivados, en favor de su industria nacional. Por ejemplo, China aplica un arancel de importación de un 5,5% más alto para la importación de subproductos que de poroto.
La comparación con China se debe a que ese país es el que tiene el mayor complejo industrial aceitero del mundo y Rosario y el Gran Rosario es el segundo mayor complejo aceitero del mundo, pero el mayor en concentración geográfica.
Para finalizar, a simple vista estas medidas no afectarían directamente al productor agropecuario, pero si fuertemente a la competitividad del sector industrial agroexportador dependiente de la industria aceitera, lo que no se sabe es que va a pasar en los próximos meses cuando se esté en plena campaña agrícola, si el gobierno no logra equilibrar la balanza comercial y estabilizar el déficit fiscal, el sector tienen temor a otro manotazo de ahogado y que sí frene el quite progresivo de las retenciones a la soja.