Tiene 24 años. Trabaja desde hace tiempo como albañil. Con mucho esfuerzo pudo comprarse una moto, su único medio de movilidad, pero el 21 de noviembre, mientras se encontraba en la casa de su novia, de Alem y Gral. Paz se la robaron.
Detrás del robo de cada moto hay una historia de esfuerzo y sacrificio
Apenas unas pocas palabras para entrar en tema y entender todo lo que él, sus amigos, su familia, vecinos, hicieron con el afán de recuperarla. Una vez que descubrió la sustracción, radicó la denuncia en sede policial. Pero ni él ni sus allegados se quedaron quietos.
Consiguieron imágenes de cámaras de seguridad privadas. Consiguieron conocer cómo fue el ilícito.
Dos jóvenes, encapuchados, pasaron aquella madrugada por Alem i Gral. Paz, cuando vieron la moto estacionada en la vereda. Era la 1:35 cuando los desconocidos se acercaron al rodado y le liberaron la traba de seguridad. Pero no se la llevaron. Siguieron caminando por calle General Paz en dirección a Avda. San Martín. Cuatro minutos después volvieron, se ubicaron junto a la moto y tras constatar que no había movimientos, aprovecharon y se la llevaron. Era la 1:41.
La cronología del ilícito está probada gracias a imágenes de cámaras y la víctima entregó todo el material en la misma dependencia policial en la que se había radicado la denuncia. Tres días después del robo, la patente de la moto fue encontrada muy cerca, en calle quintana. Y con la seriedad debida, fue entregada también a los uniformados.
Para ese momento, a mi hijo –relata su mamá-,” le dijeron que estaba todo avanzado y esperaban órdenes para ver cámaras y hacer algún allanamiento. Con esa respuesta, nos quedamos más tranquilos. Pero no pasó nada”. Por eso, “el lunes me presenté en Fiscalía y ahí me dijeron que lo único que tenían era la denuncia. Ni videos, ni informes, ni nada y nos pidieron que como lo habíamos hecho en comisaría, lo presentemos en fiscalía. Videos, imágenes, todo lo que tuviéramos y volvimos a hacer lo mismo”.
Más aún, Ana, mamá del propietario de la moto, entiende y dice, “sabemos que son muchos casos. Pero cada uno tiene la necesidad de encontrar la moto. Son sacrificios que se hacen. Mi hijo es joven pero él sólo hizo mucho sacrificio para comprarse la moto y que vengan y se la roben así, de un día para el otro…da mucha bronca, impotencia. Y esto no se puede sostener. Voy conociendo gente a la que les robaron las motos y estamos en contacto porque queremos hacer algo. Hay que hacer algo. Hay que darle una solución a esto”.
Del momento del hecho y sobre todo el lugar, Ana sostiene que la roban en una zona céntrica, donde hay cámaras. Está a cuatro cuadras del Centro de Monitoreo. Y se pregunta “cómo puede ser que no les hayan llamado la atención dos personas sospechosas, encapuchadas. Es la bronca más grande que tengo”. Porque fue “en pleno centro y son los vecinos los que vieron las cámaras particulares y gracias a ellos las tuvimos. Empezamos a publicarlas. Las mandé a varios lugares y medios. Después, a mi hijo lo llamaron de la comisaría y le dijeron que las sacara de circulación. Que no se siguieran publicando porque así no los dejaban trabajar. Igual, ellos te piden que no publiques pero tampoco trabajan”.