En las últimas semanas nos ha tocado continuar nuestro trabajo, con la sensación permanente de encontrarnos oscilando entre el orgullo y la angustia.
Orgullo de recibir desde todos los sectores y actores de la política, el cariño y el reconocimiento hacia un dirigente que evidentemente primero era una buena persona, y luego un respetado estadista. La satisfacción de sentir de cada funcionario nacional y provincial, el compromiso de continuar y profundizar cada proyecto pensado para Junin, como una necesidad moral de rendir homenaje a un amigo.
Angustia y tristeza de saber que él se merecía, más que nadie, recibir esas miradas agradecidas, esas lágrimas de emoción, esas palabras del corazón, que brotan todos estos días de distintas personas que ven el resultado de su trabajo, el cual todos reconocen, que se impulsaba con pasión por la convicción de mejorar la calidad de vida de los que esperan, de los que necesitan.
Debo reconocer que a veces paso los días en automático, trabajando como él nos habría pedido, tratando de no detenerme en la melancolía, como una herramienta de autoprotección, como un dispositivo de confianza, sin embargo ayer fue un día distinto.
Después de casi 30 años de lucha y resistencia, los trabajadores de la Cooperativa Ferroviaria (COOTTAJ) dieron el anteúltimo paso, para hacer justicia, y recuperar junto a su trabajo, el sendero del desarrollo ferroviario para nuestra ciudad. Histórico.
Entre lágrimas de emoción, seguramente provocadas por el camino recorrido y la alegría del presente, Pedro Rodriguez presidente de la Cooperativa, en el medio de unas sentidas palabras, levanto su mirada al cielo y esbozó un “gracias Marito”. Silencio, aplausos, y la sensación de una puñalada que reabrió el vacío.
Reconozco que mi visión carece de objetividad porque era mi amigo, pero creo firmemente que el legado de Mario es incalculable, sembró en cada paso, y la cosecha será eterna. Sus ideas y sus actos han mejorado intensamente esta ciudad, y lo seguirán haciendo por muchos años; y nosotros, los juninenses, seremos sin duda los favorecidos de haber contado como vecino, a un ser humano excepcional, y al dirigente político más importante de nuestra historia.