A quien haya tenido una noche de viernes cargada de acción y aventura, posiblemente se le haya vuelto difícil mantener con fidelidad los ojos abiertos ante la combinación letal de solcito de primavera y ausencia de fútbol en el Eva Perón.
Sarmiento y Villa Dalmine, dos que llegaron como protagonistas de la Zona B de la Primera Nacional, hicieron muy poco por el espectáculo. Es verdad, pero el que se haya dormido se perdió lo mejor.
Valió esperar 87 minutos de nada cuando desbordó Castet como el más letal de los extremos y sacó un centro raso al corazón del área que, pillo, dejó pasar entre sus piernas Fornari para que llegará hasta Magnin. Y el 7, que está en Modo Diabólico, no dudó en pegarle de primera para hacer explotar Miles de gargantas… Y despertar a dos o tres.
Empezamos por el final porque nadie iba a leer de lo contrario. El partido lo empezó bien Dalmine, con presión alta y jugadores de velocidad en ataque. Fue Yamil Garnier, que volvió hoy tras su lesión, uno de los que más sufrió en arranque, a causa de la constante gambeta de Gallardo.
Vismara no tenía tiempo para elaborar y tanto Magnin como Fornari quedaban muy aislados del resto. Las mejores intenciones en esa primera las tuvo Graciani, aunque sin terminar de desnivelar.
Se fue el primer tiempo entre bostezos, pero el complemento amenazó rápido con cambiar. Delfino dejó en el banco a Pombo y mandó al campo a Núñez, que tuvo poco más que un cabezazo que salió afuera.
Magnin, a los dos minutos, perdió la más clara hasta entonces y tres minutos más tarde salvó Landa sobre la línea el que pudo ser el gol de la visita.
Y otra vez al poso del aburrimiento. Hasta que apareció Magnin, cuándo no, como usted sabe. Sarmiento es re puntero y el que se durmió ni lo sabe.