Es frecuente ver reflejadas en redes sociales o medios de comunicación, situaciones y hechos violentos donde por lo general siempre hay alguien que sale lastimado. A la salida de boliches, durante las madrugadas, en plazas, calles, a las puertas de establecimientos educativos e inclusive en las aulas.
Y desde que los teléfonos celulares tienen cámaras incorporadas, las peleas además de registrar a agredido y agresor, son un fiel reflejo de la actitud de quienes se transforman en “testigos privilegiados”.
Golpeadores y golpeados, espectadores que en muchas oportunidades toman imágenes y unos pocos…muy pocos…intentando poner fin a las peleas. En las últimas horas, las primeras de la tarde de hoy, no menos de siete videos aparecieron publicados en un perfil creado en Junín, reflejando distintos conflictos.
BULLYNG
Lo cierto es que se está frente a la presencia de buylling. Acosos que para convertirse en hechos ciertos necesitan de no menos de tres actores. El agredido, el agresor y los observadores. La víctima recibe los golpes, se siente humillado, lastimado y corriendo serios riesgos. Un golpe en la cabeza puede ocasionar un traumatismo leve o grave.
La realidad es que “no se toma conciencia de lo grave que puede ser”. Junín sabe de qué se trata. Alcanza con recordar a Nayra Cofreces. Aunque tampoco se tiene en cuenta que al viralizarse estos actos, se ven afectadas las familias, las escuelas, la ciudad en la que viven.
QUÉ HACER
Ante todo, lo que se debería hacer, es tomar real conciencia que los ataques tienen como víctimas a un vecino, un amigo, un hijo, el estudiante de una escuela local.