“Entre broma y broma la verdad se asoma”, por Isabel Marcos Muñoz

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El chiste emancipa la crueldad que anida en lo más profundo de nuestro Ser. Hay chistes sesgados de misoginia, chistes homofóbicos, chistes xenófobos, puede que en su momento, causen gracia, o no, depende la recepción del mismo, por lo que el chiste predispone un encuentro entre dos sujetos o las, que coinciden en hacer escarnio, reírse de la o las diferencias de cualquier mortal; o lo que su subjetividad, percibe como blanco de chistes tendenciosos con un elevado nivel de expresiones hostiles incorporadas a una situación graciosa, que mas que gracia, humilla ,denigra al objetivo, que no es nada más ni nada menos que un Ser, un Otro, que siente y sufre frente a este tipo de situación agraviante.
La actitud del “chistoso” o “bromista” puede, no ser detectada como agresiva, ya que actúa oculta tras su máscara hilarante, utilizando un alto tono de voz, haciendo que los demás opten por el silencio cómplice,o, el silencio del desacuerdo; diríamos, de quien tiene la osadía de pretender hacer reír a los demás, atribuyéndose la cualidad (de gracioso) (a los ojos de quienes responden a su intento con una mueca de risa forzada, verdadera expresión de ese no me haces reír, sino que me río de ti, agregaría ,me apeno de ti). Cuéntame un chiste y te diré que cosas guardas en tu inconsciente.
El chiste revela señales de lo que realmente tiene ser humano por dentro, a través del chiste se
manifiestan inseguridades, frustraciones, y, en algunos casos, es el mismísimo Mecanismo de
Defensa activado por medio de la ironía, del sarcasmo hacia el Otro o hacia sí mismo.
Por lo general este tipo de comediantes confrontan sus problemas, o situaciones que les afligen o
los avergüenzan integrándose de ese modo a la sociedad (o, al menos, intentándolo)
La triada diversión, risa, humor son un momento de satisfacción libidinal por un levantamiento
transitorio de la represión, donde el Ser se libera completamente, y donde "respira" el inconsciente.
Como resulta imposible y grosero andar por el mundo expresando lo más oscuro de nuestros
pensamientos, la vía del chiste para lanzarlo como “ingenuo” parece que nos “avala” tornándonos
menos cínicos ¿…?
Esta hostilidad activa y violenta, recae directamente sobre la trama de las emociones humanas, tanto en el emisor como en el receptor, afectando de acuerdo al nivel de autoestima del receptor y, de acuerdo a la fuerza impulsora de resentimiento del emisor, la cual puede ser detectada en la carga tendenciosa del enunciado ( o no)’
De esta manera, el “agresor” encubierto siente el goce de vencer al Otro (que considera enemigo), denigrándolo, despreciándolo, volviéndolo objeto de comicidad; y el tercero que no participa de esa perversidad camuflada, igualmente atestigua ese goce mediante la risa
Por todo esto es tan importante el buen manejo de las habilidades sociales y la empatía como
capacidad relevante en la interacción social.
La empatía implica tener la capacidad suficiente para diferenciar entre los estados afectivos de los demás y la habilidad para tomar perspectiva, tanto cognitiva como afectiva, respecto al estado
emocional de la persona.
Un ser humano que necesita burlarse de otro tiene serios problemas que pueden ser de tipo
afectivos, necesidad de llamar la atención, de ser escuchado, de pod
er manifestar abiertamente su
dolor o frustración.
Cuando minimizamos la condición humana de alguien, quizás con el fin de “aliviar” desilusiones
propias, más que ridiculizar a esa otra persona, exponemos nuestras debilidades ocultas.
Es un poder soberbio ejercido sobre una debilidad, error o deficiencia en función a nuestras
debilidades, errores o deficiencias.
Porque siempre que humillamos a otra persona, sea por medio del chiste o cualquier tipo de
expresión ofensiva, pisoteamos la dignidad de ese alguien, pero también, estamos pisoteando la
nuestra.

Muñoz Marcos Isabel

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