En esta entrevista, la profesora Soledad Giménez relata algunos de los aspectos que definen a la Tecnicatura Superior de Diseño y Producción de Indumentaria. Giménez es graduada en Diseño Textil y docente de las materias de Práctica Profesional y Gestión de Proyectos. Temas como la moda, la usabilidad de la ropa, el emprendedurismo, o la utilidad de las vanguardias, atraviesan esta conversación.
-¿𝐂𝐮á𝐥 𝐞𝐬 𝐞𝐥 𝐨𝐛𝐣𝐞𝐭𝐢𝐯𝐨 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐜𝐚𝐫𝐫𝐞𝐫𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐮𝐝𝐢𝐚 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐝𝐮𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐫𝐢𝐚?
-Se trata de profesionalizar un oficio. Por ejemplo, dentro de las empresas, antes al no existir un diseñador, se diseñaba desde el conocimiento que da la práctica. Había una persona que era “moldelista”, la que hacía el molde. Lo mismo sucedía con las diferentes partes de la producción de indumentaria, que está dividida en diferentes oficios o saberes. Pero para hacer una prenda tenés que profesionalizarte y así lograr una mejor idea del lugar al que querés llegar.
-¿𝐂𝐨𝐧𝐭𝐞𝐦𝐩𝐥𝐚𝐧 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐩𝐥𝐚𝐧 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐮𝐝𝐢𝐨𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦á𝐭𝐢𝐜𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐥𝐚𝐬 𝐦𝐚𝐫𝐜𝐚𝐬, 𝐥𝐨 𝐞𝐜𝐨𝐧ó𝐦𝐢𝐜𝐨 𝐨 𝐞𝐥 𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐞𝐝𝐮𝐫𝐢𝐬𝐦𝐨?
-Sí. A lo largo de la carrera se intentan abordar todos los factores con los que te podés encontrar tanto en el camino de proyectar tu propia empresa como así también si elegís trabajar para otro. De hecho, muchas veces los estudiantes llegan con la idea de poder crear su propia marca, algo difícil. Empezás con una semilla que tiene que convertirse en un árbol; entonces desde la carrera ayudamos siendo como un tutor para ese árbol, para que el proyecto pueda crecer con fortaleza, lo cual implica ayudarlos a crecer en la profesión y pensar ese proceso -que es muy complejo- desde las diferentes materias.
-¿𝐐𝐮é 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐚𝐛𝐞𝐫 𝐮𝐧 𝐞𝐬𝐭𝐮𝐝𝐢𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐚𝐫𝐫𝐨𝐥𝐥𝐚𝐫𝐬𝐞 𝐞𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐟𝐞𝐬𝐢ó𝐧 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐥𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐝𝐢𝐬𝐞ñ𝐨 𝐲 𝐩𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐢𝐧𝐝𝐮𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐫𝐢𝐚? ¿𝐇𝐚𝐲 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐚𝐛𝐞𝐫 𝐮𝐬𝐚𝐫 𝐝𝐞𝐭𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐢𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐨𝐬𝐭𝐮𝐫𝐚? ¿𝐎 𝐡𝐚𝐲 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐚𝐛𝐞𝐫 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨 𝐝𝐞 𝐦𝐨𝐝𝐚?
-Creo que lo principal es ser inquieto, curioso, observador, porque la moda y el diseño surgen como una necesidad que la sociedad pide, y el diseñador observa qué es lo que falta. Por ejemplo hay marcas que surgen de cubrir necesidades para edades que no se tenían en cuenta, o que implementan lo que se denomina “ropa circular”, que implica la reutilización de ropa que cumplió un ciclo para su finalidad primaria, pero que se la puede utilizar para otros fines, desde una visión ecológica pero económica a la vez. Acá el rol del diseñador no es un “hacer de cero”, sino saber cómo entrar en la rueda del reciclaje.
-𝐋𝐨 𝐟𝐮𝐧𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥 𝐪𝐮𝐞 𝐜𝐮𝐦𝐩𝐥𝐞 𝐥𝐚 𝐫𝐨𝐩𝐚 (𝐜𝐮𝐛𝐫𝐢𝐫 𝐟𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐚 𝐥𝐚 𝐥𝐥𝐮𝐯𝐢𝐚, 𝐩𝐫𝐨𝐭𝐞𝐠𝐞𝐫 𝐝𝐞𝐥 𝐟𝐫í𝐨, 𝐯𝐞𝐬𝐭𝐢𝐫 𝐞𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐠𝐚𝐥𝐚) ¿𝐬𝐞 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞 𝐩𝐞𝐧𝐬𝐚𝐫 𝐞𝐧 𝐚𝐫𝐦𝐨𝐧í𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐨 𝐞𝐬𝐭é𝐭𝐢𝐜𝐨?, ¿𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐧 𝐚𝐬𝐩𝐞𝐜𝐭𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐝𝐢𝐜𝐭𝐨𝐫𝐢𝐨𝐬?
-En la carrera tratamos de que se vean la mayor cantidad de rubros que se pueden cubrir: uniformes, ropa de hombre, jeans, niños, impermeable, doble funcionalidad, tendencias, utilidad según los lugares, talles, género…
-𝐉𝐮𝐬𝐭𝐨 𝐞𝐬𝐨𝐬 ú𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨𝐬 𝐝𝐨𝐬 𝐩𝐮𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐬𝐨𝐧 𝐦𝐮𝐲 𝐩𝐨𝐥é𝐦𝐢𝐜𝐨𝐬, 𝐚𝐜𝐭𝐮𝐚𝐥𝐞𝐬: 𝐭𝐚𝐥𝐥𝐞𝐬 𝐲 𝐠é𝐧𝐞𝐫𝐨. ¿𝐂ó𝐦𝐨 𝐥𝐨𝐬 𝐚𝐛𝐨𝐫𝐝𝐚𝐧?
-Son temas que se trabajan fuertemente en el último año, que es el más movido. Si bien la ley de talles se trabaja desde el inicio de la cursada, aunque sea una ley que está y no se cumple, hay que conocerla. En relación al género se aborda como un tema actual que nos atraviesa a nivel mundial. En una cursada, por ejemplo, las alumnas hicieron un trabajo acerca de la ropa sin género, que dio unos resultados increíbles, algo que ni ellas imaginaban que podían hacer.
-¿𝐍𝐨 𝐬𝐞 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐞 𝐞𝐥 𝐫𝐢𝐞𝐬𝐠𝐨, 𝐞𝐧 𝐠𝐞𝐧𝐞𝐫𝐚𝐥 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐦𝐨𝐝𝐚, 𝐝𝐞 𝐥𝐥𝐞𝐯𝐚𝐫 𝐥𝐚 𝐢𝐦𝐚𝐠𝐢𝐧𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐚 𝐚𝐥𝐠𝐨 𝐧𝐨 𝐮𝐭𝐢𝐥𝐢𝐳𝐚𝐛𝐥𝐞, 𝐚𝐥𝐠𝐨 𝐬𝐢𝐦𝐩𝐥𝐞𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐭é𝐭𝐢𝐜𝐨 𝐲 𝐬𝐢𝐧 𝐟𝐮𝐧𝐜𝐢ó𝐧? ¿𝐎 𝐞𝐬𝐚 𝐢𝐧𝐬𝐭𝐚𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐞𝐬 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐚𝐫𝐢𝐚, 𝐝𝐞 𝐚𝐥𝐠ú𝐧 𝐦𝐨𝐝𝐨, 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐝𝐮𝐬𝐭𝐫𝐢𝐚?
-La carrera brinda un parámetro para pensar la diferencia entre la calle y el escenario (o pasarela). Cuando vas a ver un desfile (como el que organizamos desde la carrera, por ejemplo) ves un “prototipo” de cada prenda. Un prototipo es un único diseño que lo podés repetir o no. A veces son cosas que no son usables para la vida cotidiana, pero tienen un porqué, un estudio y un desarrollo del cual luego podés hacer una “bajada” o adaptación para una ropa de calle. Algunas cosas son muy pasarela, pero el diseñador después tiene la tarea de adaptarlo a algo usable.
-𝐋𝐚 𝐢𝐧𝐝𝐮𝐬𝐭𝐫𝐢𝐚 𝐢𝐧𝐝𝐮𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐫𝐢𝐚 𝐬𝐞 𝐡𝐚 𝐞𝐧𝐟𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐚 𝐝𝐞𝐧𝐮𝐧𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐨𝐬 𝐦𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐜𝐢ó𝐧, 𝐞𝐱𝐩𝐥𝐨𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐥𝐚𝐛𝐨𝐫𝐚𝐥 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐚𝐥𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞. 𝐒𝐢𝐧 𝐞𝐦𝐛𝐚𝐫𝐠𝐨 𝐥𝐚 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐬𝐚𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐬𝐨𝐜𝐢𝐚𝐥 𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞𝐬𝐚𝐫𝐢𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐞𝐜𝐞 𝐪𝐮𝐞𝐝𝐚𝐫 𝐞𝐧 𝐞𝐬𝐟𝐮𝐞𝐫𝐳𝐨𝐬 𝐚𝐢𝐬𝐥𝐚𝐝𝐨𝐬, 𝐜𝐨𝐧 𝐢𝐧𝐢𝐜𝐢𝐚𝐭𝐢𝐯𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐞𝐬𝐭𝐢𝐥𝐨 𝐍𝐨 𝐂𝐡𝐚𝐢𝐧𝐬 (𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐦𝐩𝐥𝐞𝐚 𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬 𝐥𝐢𝐛𝐞𝐫𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐭𝐚𝐥𝐥𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐜𝐥𝐚𝐧𝐝𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨𝐬), 𝐚𝐮𝐧𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐞𝐜𝐞 𝐧𝐨 𝐚𝐥𝐜𝐚𝐧𝐳𝐚𝐫 𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐠𝐫𝐚𝐧𝐝𝐞𝐬 𝐦𝐚𝐫𝐜𝐚𝐬 𝐚ú𝐧. ¿𝐄𝐥 𝐝𝐢𝐬𝐞ñ𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐚𝐥𝐠𝐨?
-Desde que se profesionalizó la labor y existe la carrera, todas estas problemáticas se empezaron a ver más, porque la empresa puede tener a alguien responsable a cargo. Con la moda circular y el reuso, buscar alternativas con elementos que no son textiles, por ejemplo, reutilizar objetos y trabajarlos. Se está generando conciencia en ambos aspectos, laboral y ambiental. Está el caso de la conciencia que se genera en las cooperativas, que es muy importante, porque montan talleres que además de trabajo brindan un oficio. Son aportes que la profesión puede hacer crecer desde el compromiso.