El robo ocurrido a la familia Navone este domingo a la noche es una clara muestra de la creciente inseguridad y violencia que vive la ciudad de Junín. Sumado a esto, la actitud «compasiva» de la Justicia y la casi inexistentes políticas de inclusión del Municipio, no ayudan en nada a resolver la problemática, al contrario, la acentúan.
Este último caso mencionado en el párrafo de arriba – donde los delincuentes golpearon a 4 integrantes de la familia y a dos custodios – es el último de los varios ocurridos días atrás. El viernes 13, dos hombres armados ingresaron a una vivienda donde funciona una casa de masajes en calle 9 de Julio 493 y tras amenazar con un arma de fuego y maniatar a una mujer se apoderaron de una suma de dinero. Horas después la Policía informó que hubo un detenido, aunque no se aclaró mas nada sobre su actual situación procesal. El 6 de abril, un polirrubro ubicado en Rivadavia y Dulbecco fue «visitado» por un ladrón armado el cual terminó robando. Tres días antes fue el turno de un comercio ubicado en Rioja 59, donde ingresaron dos hombres armados quienes apuntaron a una joven y se fueron tras cometer el ilícito. La chica, presa de una crisis de nervios, fue trasladada al hospital por un móvil de Intermed. El 17 de marzo en Apolidoro a metros de Negretti, dos sujetos, uno de ellos armado, ingresaron tras golpear la puerta principal de una casa. Al abrirles el morador de la vivienda, ingresaron y procedieron a reducir al hombre y a quienes estaban en el lugar, todos familiares. Y la lista sigue…
Por otro lado, hay que mencionar también que la policía hace su trabajo. El 6 de abril, la DDI Junín aprehendió a dos hombres que días antes habían ingresado a robar a una casa del barrio Capilla de Loreto. El 10 de marzo, también DDI junto a otras fuerzas policiales lograron aprehender a una pareja sindicada como la autora del robo a un kiosco de calle Vazquez Diez 170.
La inseguridad sin dudas no creció de un día para el otro, como así tampoco se reducirá en forma milagrosa de un momento a otro, pero preocupa no ver que la Justicia haya puesto fin a «la puerta giratoria» que beneficia a la delincuencia y e intranquiliza también la inexistencia de políticas integradoras e inclusivas para jóvenes que decidan elegir formas de trabajo legales, en lugar de inclinarse por actividades delictivas.