Aquella tarde, cerca de las 16 horas del 8 de febrero de 2021, en la ciudad de Riojas, cuando Úrsula Bahillo subió al Peugeot 308 color gris de su ex pareja, el oficial de policía con licencia psiquiátrica Matías Ezequiel Martínez, no imaginó que estaba viviendo sus últimas horas.
Habían sido pareja durante unos seis o siete meses y no habían terminado bien. Tanto es así que días previos, tanto su madre, Patricia, como ella, habían denunciado al joven de 25 años. Se sentía amenazada, acosada. Tenía miedo. Había vivido una relación tóxica. Ese mismo día, pasadas las 20:30, el cuerpo sin vida de Úrsula Bahillo yacía a metros del auto de su ex pareja. Había sido asesinada a puñaladas.
En el interior del rodado, sentado delante del volante, Martínez esperaba la llegada de su tío, al que había llamado pidiéndole que fuera hasta el Paraje Guido Spano, ubicado a 13 kilómetros de Rojas, diciéndole “Me mandé una cagada”. A partir de ese momento, funcionarios del Ministerio Público Fiscal, peritos del Instituto de Investigación Criminal y Ciencias Forenses y efectivos de seguridad iban a comenzar a trabajar para determinar qué había ocurrido.
RECONSTRUCCIÓN
La reconstrucción de los hechos debía indefectiblemente contar con pruebas suficientes para llegar al debate oral que finalmente tuvo lugar ayer en el sexto piso de Tribunales, con un único imputado, Matías Ezequiel Martínez.
Cruces telefónicos, imágenes de cámaras de seguridad, autopsia, investigación en la escena del crimen, testimonios, pericias, se fueron incorporando al expediente cuya calificación inicial fue la de homicidio doblemente agravado por alevosía y femicidio.
La posición de la fiscalía concordante con la del representante del particular damnificado no tenía fisuras.
JORNADA TRÁGICA
Ese lunes, previo acordar el encuentro a través de mensajes telefónicos, Úrsula y Matías se encontraron en el centro de Rojas. Ella dejó su moto estacionada en inmediaciones de un local de venta de electrodomésticos, se encontró con Matías y juntos, en el Peugeot 308 gris se trasladaron a una zona rural cercana a Rojas. En el camino pararon en una estación de servicio. Él compró bebidas y “algo para comer, dulce y salado”, y siguieron viaje. Todo indica que las primeras horas que estuvieron juntos, pudo haber sido un encuentro normal en una pareja. Pero no terminó bien. Los motivos del conflicto no quedaron claros. Martínez en el juicio dijo que ella lo agredió y él se defendió, aunque no recordaba muy bien qué había pasado. Úrsula no está para dar su versión porque él la asesinó de dieciocho puñaladas.
LAS PRUEBAS
Quienes sí pudieron reconstruir el ataque fueron la Dra. Carolina Pérez Mernes que realizó la autopsia y el licenciado Alejandro Doro que minuciosamente analizó, fotografió, filmó la escena del crimen y presenció la autopsia.
Para asesinar a Úrsula, Martínez usó una cuchilla “del tipo carnicero de 11 cms. de hoja” y cabo blanco que fue encontrada en la guantera del Peugeot 308 gris propiedad del atacante.
Los investigadores definieron el ataque en tres etapas. En el primer momento, la víctima recibe una puñalada a la altura del cuello. Seguramente intentó escapar del agresor y su mano derecha quedó trabada en el buzo gris que llevaba puesto por lo que apenas pudo defenderse con la mano izquierda, quedándole una herida contuso cortante. Y es posible que en esa maniobra haya recibido una puñalada en la espalda.
Todo ocurría fuera del automóvil. Ya estaba oscuro. Habían pasado las 20 horas. Úrsula gravemente herida siguió luchando por escapar. Cayó a no más de diez metros del rodado. Matías se le acercó y siguió asestándole puñaladas en el costado izquierdo a la altura del tórax. Tal como se fue relatando a lo largo de la jornada de debate.
Con Úrsula ya muerta, Martínez llamó a su tío, le pidió que fuera, le dio indicaciones de dónde estaba y le dijo, “Me mandé una cagada”. Luna consultó q un allegado qué debía hacer y respuesta mediante se fue hasta la Comisaría de Rojas. Allí le explicó al funcionario policial Torres, lo que estaba ocurriendo.
Como no había ningún móvil policial en ese momento en la dependencia, decidieron ir en autos particulares. Por delante el tío del atacante junto al funcionario. Detrás suyo, inmediatamente, otros funcionarios de seguridad, Sergio Mosqueda y Sebastián Suárez. Cuando llegaron al Paraje, Martínez esperaba sentado al volante. Así vio llegar a Ariel Luna pero seguramente no esperaba que estuviera acompañado por efectivos policiales. La primera reacción fue bajarse del auto y dejarse esposar. Segundos después cambió de pare cer eludió a la policía y escapó corriendo. Lo atraparon tras correr ochocientos metros.
Ante el Tribunal dijo que lo había hecho “porque me empezaron a pegar”. Y su versión fue confirmada por Ariel Luna y su esposa –que también llegó al lugar del homicidio-, María Eleonor Farías. Sobre estas afirmaciones, no hay elementos en el expediente. La primera vez que lo mencionaron fue durante el debate.
EL VEREDICTO
El 14 de diciembre por la mañana, el Tribunal Oral Criminal 1 integrado por los doctores Esteban Melilli, Karina Piegari y Claudia Dana, dará a conocer su veredicto. Analizará las pruebas, tendrá en cuenta lo pedido por las partes.
El fiscal, Dr. Sergio Terrón considera que Matías Ezequiel Martínez debe ser condenado a la pena de reclusión perpetua, por ser el autor penalmente responsable del homicidio de una mujer, cometido por un hombre mediando violencia de género y agravado por alevosía”.
El planteo fue compartido por el Doctor Emiliano Basso, representante del particular damnificado.
Para la abogada de Martínez, su pupilo actuó en exceso en legítima defensa.
MASACRADA
Durante su alegato, el fiscal remarcó que a lo largo de su extensa carrera en el Ministerio Público Fiscal, dos hechos lo han marcado definitivamente. La muerte de Camila Borda y la de Úrsula Bahillo. A la joven de 18 años, “la masacraron” sentenció.