Gestión en crisis, liderazgo con firmeza: María José Gentile enfrenta la tormenta económica con la casa en orden

La intendenta de Nueve de Julio tomó decisiones duras pero necesarias ante el desplome de los recursos municipales. Ajuste sin ideología, transparencia en la gestión y una mirada de cuidado familiar que la define. ¿Alcanzará el sinceramiento para evitar el colapso?

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El ajuste dejó de ser un discurso para convertirse en una realidad que golpea al interior bonaerense. Y en Nueve de Julio, María José Gentile decidió no disfrazarlo. Con una crudeza poco habitual en la política, expuso el estado financiero del municipio: caída en la coparticipación, baja recaudación, inflación desbordada y un sistema impositivo local que ya no alcanza ni para cubrir lo básico.

La situación es límite. A fines de 2024, el cobro del ABL apenas alcanzaba el 40 %, y desde entonces todo empeoró. Gentile eligió actuar, no esperar. Aplicó un paquete de medidas drásticas: congelamiento de sueldos, recorte de horas extras, revisión de contratos y hasta una donación parcial de su propio salario. La motosierra municipal, como algunos la llaman, no vino por ideología, sino por necesidad. “No hay ajuste sin dolor, pero tampoco hay futuro sin orden”, repite en privado.

Una gestión sin maquillaje

Médica de profesión y vecina de vocación, Gentile no es una figura tradicional del poder. Su estilo es austero, silencioso, sin estridencias. Habla con los vecinos, evita los flashes y gobierna con la lógica de quien cuida una casa: si los recursos no alcanzan, se recorta sin perder la dignidad. “Gobernar hoy es como administrar una familia en crisis. Y no me tiembla el pulso si se trata de cuidar lo esencial”, explicó en su última conferencia.

En tiempos de discursos vacíos y chicanas políticas, su mensaje se valora más por lo que muestra que por lo que dice: cercanía, coherencia y compromiso. No es casual que encabece los rankings de imagen positiva entre intendentes bonaerenses, como lo reveló un reciente informe de Realpolitik.

Pedido de ayuda, no de excusas

El sinceramiento no vino solo: Gentile presentó ante el Concejo Deliberante un pedido formal de emergencia económica. Busca respaldo político para maniobrar con más margen y evitar que la parálisis devore la gestión. Porque aunque el ajuste haya comenzado, nadie enfrenta una tormenta sin apoyo.

La crisis hídrica, que obliga a desviar fondos para obras urgentes, agrava aún más el cuadro. En Nueve de Julio, gobernar ya no es administrar la normalidad, sino sostener lo básico mientras se espera que el contexto dé tregua.

El futuro, en juego

Quedan preguntas abiertas: ¿Alcanzarán estas medidas? ¿Habrá solidaridad de los gobiernos provincial y nacional? ¿Comprenderá la dirigencia local que no hay margen para especular? Gentile sabe que el camino es cuesta arriba, pero también entiende que el tiempo del marketing ya pasó. Hoy, lo que define una gestión es la capacidad de decir la verdad y actuar en consecuencia.

En sus palabras: “Lo que hoy se poda, puede volver a crecer. Pero si no cuidamos el suelo, no crece nada”.

Y quizás ahí resida su mayor virtud: en medio del caos, conservar la serenidad de quien sabe que la buena política empieza en casa.

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