Lo habitual es que los clientes ingresen en el kiosco ubicado en Avda. República y Juan B. Justo, compren la mercadería, paguen y se retiren.
Lo menos frecuente son aquellos que lo hacen con segundas intenciones o terminan tentándose frente a un chocolate o golosinas diferentes.
Para esta segunda clase de “clientes” tendrían que tener en cuenta que de manera preventiva, los comerciantes han incorporado cámaras de seguridad, cansados de los robos.
Los precursores de protegerse con ese sistema de seguridad fueron los supermercados chinos, donde las cámaras se multiplican llegando a contar con docenas de ellas, que son monitoreadas permanentemente.
La inseguridad fue aumentando y el ejemplo se multiplicó exponencialmente.
Un claro ejemplo es lo que ocurrió en el local mencionado cuando un hombre joven, por su actitud indeciso seleccionado la mercadería y tratando de no ser visto, se apoderó de un chocolates, se los guardó en un bolsillo e intentando disimular, se retiró.
Cuando el comerciante advirtió el hurto, convocó a personal policial y radicó la correspondiente denuncia.
Si bien no pudo ser confirmada la versión, da cuenta que el “mechero” fue aprehendido y trasladado a dependencia policial donde se le habrían labrado actuaciones por hurto. Después recuperó la libertad.