Vaya si han sido duros los últimos meses que han tocado transitar a la par de la pandemia mundial de coronavirus. Vaya que han tenido trabajo los políticos, tal vez algo diferente del habitual, pero tan o más desgastante.
En el caso de Pablo Petrecca, a la felicidad de reconquistar un municipio que parecía perdido en algún momento del año pasado, especialmente tras las PASO, le llegó casi de inmediato la necesidad de volver a arremangarse para hacer frente a un enemigo que no conocía ni él ni nadie. En esa lucha está. En esa lucha estamos todos.
Por suerte para él, en la vuelta a casa tiene la posibilidad de reconectar con el cable a tierra que siempre significa la familia y que un día como hoy ha vuelto a hacer visible su costado más sensible.
¿El motivo? El primer cumpleaños de su hija Isabella, que llegó al mundo en plena campaña electoral para dar una bocanada de frescura a ese aire que suele viciarse en tales momentos de la vida política argentina.
Algún día le contarán que le tocó celebrarlo en plena pandemia mundial, sin poder recibir el beso de muchos otros de sus familiares. Por ahora, ella descansa tranquila en los brazos del papá.