A diferencia de las otras toldenses que tienen o han tenido el privilegio de ser parte del fútbol de AFA, como Sofía D’Ambrosio, Brunella Gutiérrez, Sofía Nieves y Nina Laures; Josefina Lisazo lo consiguió sin haber pasado por Sarmiento. De hecho, lo consiguió casi sin haber hecho experiencia en Liga Deportiva del Oeste, porque solo jugó un puñado de partidos para Villa Belgrano en un Nocturno. Empezó, como todas las demás, en su pueblo. Se diferenció, a su vez, porque lo hizo como arquera. En adelante, el camino no fue el típico. Terminó la escuela y se fue a estudiar medicina a La Plata. Ese era todo el plan y el fútbol tuvo un largo impasse en su vida. Se prendió un día en un torneo de fútbol 7, como para despejar la cabeza entre tanta lectura. Pero en un abrir y cerrar de ojos apareció defendiendo el arco de Villa San Carlos en la máxima categoría del fútbol argentino.
Con La Villa disfrutó especialmente de enfrentar a River, el equipo del cual es hincha, pero también sufrió no solo un descenso anunciado sino también la desaparición del club en la disciplina. Pero ella ya había decidido que su historia no se terminara con la del equipo y diagramó la logística que le permitiera seguir siendo parte del fútbol de AFA sin dejar de lado el último año que le queda de la carrera de medicina. Las condiciones ideales las encontró en Cambaceres, equipo que lleva tres partidos disputados en la presente temporada de la Primera C y viene de empatar en su visita a Aldosivi de Mar del Plata. Con 21 años, Josefina Lisazo parece poder con todo. Y cuando no se puede, su puesto le enseñó que se trata de levantar cabeza y seguir adelante.
-Nuevo equipo, nueva categoría. Con Cambaceres acumulan una derrota, un triunfo y un empate que por haberlo conseguido en Mar del Plata es un buen resultado. ¿Con qué sensación quedaron ustedes?
-La realidad es que fuimos superiores en el primer tiempo. Pudimos haber convertido algún gol más. Creo que estábamos muy bien. Nosotras lo que no queríamos era después de tanto viaje quedarnos sin nada. Personalmente me sentí bien. Pero creo que más allá que nos hayan empatado, nos fuimos con una buena sensación. Fue un partido excelente, se jugó re bien. Creo que tranquilamente podía ser para cualquiera. Ellas tienen muy buen equipo y nosotras también. Estamos contentas, por el esfuerzo que hicimos para viajar hasta allá. Ellas tenían mucha hinchada, mucha gente. Creo que el empate estuvo bien.
-Por lo que pude ver, pinta como la zona más pareja de las tres que hay en Primera C. No hay un imposible y sí parece haber varios equipos en condiciones de dar pelea…
-Lo hablábamos entre nosotras. Perdimos el primer partido por esas cosas que tiene el fútbol, porque el rival llegó una vez y fue un gol. No pude jugar ese partido porque AFA no me había habilitado. Pero todavía no sabemos cómo lo perdimos, porque era para ganarlo por mucha diferencia. Entonces no sabés. Después le ganamos a Lamadrid, que en esta última fecha ganó. Es bastante pareja la Zona.
-Llegaste a Cambaceres desde villa San Carlos, después de haber jugado Primer A. ¿Cuánto conocías el ascenso?
-Cero. De la C no conocía, pero sí vi en la B el año pasado que los equipos del interior del país entran muy fuerte. También con San Luis que ascendió de la C a la B. Los equipos de las provincias, que están más aislados de toda una competencia que se da entre los equipos que están más cerca y se disputan jugadoras entre sí, es obvio que corren con una ventaja. La realidad es que tienen viajes muy largos cada 15 días. Esa puede ser su mayor dificultad. De Aldosivi te puedo decir que me pareció un equipo muy bueno, a comparación de los dos partidos anteriores. Se nota que siendo el único representante de Mar del Plata, encima un club grande, tienen más posibilidades.
-¿Y por qué Cambaceres?
-En realidad no es que lo elegí, sino mi representante. Sergio, mi entrenador, de Patagonia Arqueros. Yo en realidad estoy estudiando medicina acá en La Plata. El año pasado, cuando estuve en Villa, viajaba mucho. Me iba a las doce del mediodía y llegaba a las ocho de la noche a casa. Real. Terminó el año y cuando arrancamos este nuevo me empezaron a llamar un montón, más que nada de la Liga Platense. Yo este año necesito terminar de estudiar, porque es el último. Tenía también propuestas de equipos de la B. Pero como quiero estar acá en La Plata, no podía. Plantee que quería seguir jugando, ganar cancha, porque empecé atajando en la A sin experiencia previa. A la vez, que sea en un lugar que me quede cerca, porque quiero seguir estudiando. Así fue que vine a Cambaceres. Se veía un cuerpo técnico comprometido y lo es. Me queda cerca, porque me tomo un micro y en 15 minutos estoy. Por todo eso es que llegué a Cambaceres, que además me permite seguir compitiendo en AFA, obvio.
-¿Cómo llegás a Villa San Carlos? Porque es una rareza que sin tanta experiencia previa aparezcas jugando en la máxima categoría del fútbol argentino, más cuando no venís de las inferiores de ese club…
-Yo cuando me vine a estudiar dejé de atajar. Pero en 2021, después de la pandemia, arranqué a jugar un torneito de fútbol 7. De ahí todo el mundo me insistió, porque real no me metieron ningún gol en ese torneo, para que me fuera a probar a un club. Fui a Estudiantes, para ver qué onda. Estuve una semana entrenando y no quedé. Después me llegó la invitación desde Villa San Carlos. Pensé, para qué voy a ir si ya me rechazó Estudiantes. La realidad es que cuando llegué a Villa San Carlos éramos tres arqueras y me dijeron que si me quería quedar, me fichaban. Yo tenía muy poco fútbol 11. Mi idea fue aprovechar la oportunidad, entrenar y terminar de hacerme arquera. Fui con ese objetivo y terminé atajando. Siempre supe que si tenía la oportunidad y entrenaba bien, iba a llegar. Aproveché todas las oportunidades que tuve.
-Mencionaste al pasar que te llamaron de Primera B. ¿Sarmiento te llamó?
-No me llamó directamente, pero tengo contactos con mi entrenador de arqueros y supe que estaban buscando arquera también. Yo lo que plantee es que no podía irme a Junín, porque tengo que terminar de estudiar. Ni siquiera volver al pueblo, a Los Toldos, porque tengo que cursar presencial. Lo que podía ofrecer era entrenar acá e ir a jugar, pero la realidad es que no sé si está tan bueno. Ni para las otras arqueras, ni para el equipo, ni para mí. Por lo menos para este año, es algo que descarté, hasta que termine de estudiar. No descarto la posibilidad del próximo. Me gustaría.
-Te saco de Sarmiento para entender cómo manejás esos dos deseos profesionales. Supongamos que no terminaste la carrera y en lugar de Sarmiento el que te quiere es un equipo de Primera División, con un salario acorde, pero lejos de La Plata. ¿Dejás pendiente el último año de medicina para ir a jugar? ¿O esperás a recibirte y que se presente una nueva oportunidad?
-Hoy por hoy te digo que capaz la acepto. Tengo que ver el momento, hablarlo con mis papás. Yo estoy segura que la carrera la voy a terminar, es lo que quiero. Entonces, que tarde un año más o un año menos no me va a hacer la diferencia. Si yo hubiese tenido esa oportunidad, por ahí la tomo. Porque a mí me mantienen mis papás, para estudiar. Si un club me paga y me puedo mantener, podría dejar un año de lado la carrera. Completamente.
-Abrazaste dos carreras que se pueden terminar complementando…
-Con el fútbol me pasó que empecé para ver qué onda. Después empecé a darme cuenta de las condiciones que tengo, viendo cómo mejoraba en los entrenamientos y me fue cambiando la visión. Yo no crecí con la idea de poder vivir del fútbol. Para mí es todo nuevo. Yo crecí con la idea de terminar la escuela, estudiar, recibirme y trabajar de eso. Si tengo la posibilidad de hacer como profesión el deporte que a mí me encanta, si puedo vivir de eso, lo voy a intentar aunque lo vea lejano.
-En Villa San Carlos, de un momento para el otro, te tocó ser titular. ¿Cómo se dio y cómo asumiste la responsabilidad?
-La arquera se quebró. Yo arranqué comiendo banco, porque no estaba preparada para nada, ni me sentía segura. Tuve un debut que fue muy malo, contra Ferro, en un partido que íbamos ganando 2-0 y nos lo dieron vuelta 3-2. Me expuso y desde lo anímico que bajoneó mal. Casi dejé. Sentí que había tenido responsabilidad, aunque siempre asumo como mi responsabilidad que nos hagan un gol. Me convencí de seguir intentando, de esperar una nueva oportunidad. Justo en un partido contra San Lorenzo, mi compañera Ayelén (Cussi), que ahora está en Argentinos, se terminó quebrando el dedo por un pelotazo y tuve que entrar. Atajé muy bien. Demostré seguridad, confianza, técnica, personalidad. De todo. Fue un cambio muy brusco de un partido al otro. Después tuvimos el parate de dos meses por la Copa América y a la vuelta ya seguí atajando. Por ahí hacíamos un partido y un partido.
-Como partido más trascendental que te tocó jugar, imagino River más allá del resultado…
-¡Sí! Encima soy hincha. Desde el día uno que sabía que iba a jugar contra River, re visualicé todo. Me encantó. Más allá de los cinco goles, porque la realidad es que los equipos nos venían ganando por esa diferencia. Se notaba mucho. Había muchas cosas que nos estaban pasando. Entré a un club que no le daba bola a la disciplina, empecé a atajar cuando ya estábamos prácticamente descendidas. Pero lo de River fue hermoso. Además justo metí una entrevista para la TV Pública. Estaba mi mamá, toda mi familia viéndome. Fue un montón. Hermoso.
-¿Cómo es jugar cuando todavía queda mucho por delante pero empezás a notar que es prácticamente imposible evitar el desenlace del descenso, encima sin apoyo?
-Te cuento lo que me pasó a mí y lo que le pasó a las chicas. Porque yo fui nueva, pero había jugadoras que venían hace tiempo peleándola y el club nunca las apoyó. Es la realidad que para el club siempre fue una molestia. Y cuando AFA se fue poniendo más exigente, demandando más cosas, se notó. Nosotras viajábamos y nos pagábamos los viajes, entrenábamos en una cancha que ni siquiera es de fútbol 11, muy pocas tenían contrato. Creo que el descenso estaba anunciado. Yo fui por el objetivo de atajar, mejorar como arquera. Pero tenía compañeras que ya estaban cansadas. Yo estuve un año y me cansé. Eso que jugué poco. Es feo cuando el club no te apoya. Se nota mucho en clubes que su categoría masculina no pertenece ni a la A ni a la B, porque Villa San Carlos está en la B Metro.
-Pareciera que la existencia de tres categorías, los ascensos y descensos, más la apertura a los equipos de las provincias va a empezar a ordenar todo eso que venía heredado del fútbol más amateur y centralizado en Buenos Aires. Todavía hay equipos que están en Primera A porque nacieron ahí, pero que no tienen ni el interés ni la estructura para merecerlo…
-Totalmente. Cuando a mí me contaron la historia de Villa San Carlos, yo no podía entender cómo estaba en Primera A. Claro, el fútbol se empezó a profesionalizar en 2019 y el club estaba desde antes jugando. Pero ese proceso cambió todo y era obvio que si el club no apoyaba y no invertía no iba a tener futuro.
-¿En Cambaceres sí se siente el apoyo del club?
-Apoya mucho la Municipalidad de Ensenada. En el club soy media nuevita, así que tanto no conozco. Ni siquiera sabía que eran clásico con Villa San Carlos, así que imaginate. Soy de Viamonte y nada más, jaja. Por lo que dicen, son los resultados que vas consiguiendo lo que va a determinar mayor o menor apoyo. Venimos bastante bien. Tenemos cancha para jugar, cancha para entrenar. Viajamos a Mar del Plata con apoyo y el cuerpo técnico también banca mucho. Este año hay ganas de ascender y se nota.
-¿En Los Toldos jugaste mucho tiempo?
-Empecé en fútbol a los 12 o a los 13, pero antes era arquera de hockey en Sarmiento, como para todas las categorías. Después en Los Toldos pinchó y no viajamos más a Sarmiento. Me quedé diciendo qué hago. Justo surgió el fútbol femenino en Viamonte y yo soy re hincha. No podía no estar. Arranqué ahí. No era por categoría. Yo tenía 12 o 13 y compañeras de 30 y 40. Jugábamos mucho fútbol 7, fútbol 9. Alguna vez jugamos fútbol 11. No había mucho nivel. Yo entrenaba dos veces por semana y a la vez hacía otras cosas. Nunca tuve entrenamiento específico de arquero, me formé más de grande. También jugué en Junín, un torneo Nocturno para Villa Belgrano, en 2017 o 2018. Chicas de ahí habían venido a jugar a Viamonte, como Tete Varela, Vanesa (Barraza), Mili Moreno, para un torneo medio Federal. Después Villa necesitaba arquera y yo fui como para devolver ese favor. Debo haber jugado tres partidos y quedamos afuera.
-¿Así que Villa San Carlos te fichó de Villa Belgrano?
-No, en realidad yo llegué libre porque ya habían pasado más de tres años. Pero sí que mi primer fichaje como futbolista fue en Liga Deportiva del Oeste, porque lo de Viamonte no era oficial.
-¿Con las jugadoras de Los Toldos que están en Sarmiento compartiste?
-Yo jugaba con Brunella (Gutiérrez) en Viamonte. Ella empezó en Coliqueo y después se vino con nosotras. Con Sofía Nieves, que ya no está, jugamos también un montón de Torneos Bonaerenses. Con Sofía (D’Ambrosio) solamente jugamos para un seleccionado que se hizo creo que en 2014 o 2015, cuando vino River a jugar a Los Toldos. Yo tendría 14 años. Ese fue el único momento en que compartimos equipo.
-Saliendo de las que están en AFA con Sarmiento, si tuvieras que recomendar a una toldense para llevarte a Cambaceres, como descubrimiento de las ligas locales, ¿quién sería?
-Se me vienen un par a la cabeza. Fiama Ponce, que siempre jugó muy bien. También Francina Sosa, que jugaba de 5 cuando yo estaba en Viamonte. También hay muchas que son más chicas y juegan muy bien. Después hay que ver quién tiene ganas de hacer el esfuerzo o no. De esas más chicas está también Abigail (Corón) que creo está en la Sub-16 de Sarmiento. Yo le daba vóley. Me hace acordar a mí porque yo de vóley también me fui al fútbol. Es muy crack.
-Muy buena cuna hay en Los Toldos si se promedia con la cantidad de habitantes. Hasta le van ganando a Junín en jugadoras que llegaron a Primera A desde la semiprofesionalización…
-Siempre sale alguna nueva, ¡mal! Serán 20 mil habitantes. Sofí y yo somos las que llegamos a Primera A. El año pasado fui a un entrenamiento en Viamonte y no podía creer la cantidad de chicas que había. Y también ver la cantidad de equipos que se armaron con fútbol femenino.
-¿En algún punto sentís que el reconocimiento no fue tan justo con vos, quizás por no haber tenido ese paso por Sarmiento que volvió tu carrera más lejana de lo que fue para Sofi por todas las noticias que llegan a Los Toldos sobre ella?
-Cuando yo empecé estaba de moda. Después en Los Toldos el fútbol fue decayendo. Yo fui dejando de jugar y de un día para el otro aparecí en Primera División. Ahí sí me sentí en el ojo de todo el pueblo, porque recibía un montón de apoyo de todos. Pero también es como vos decís, porque cuando volví muchas no sabían quién era. También puede ser porque mi posición no es tan idolatrada como la de Sofía, que es 9. Yo encima venía siendo arquera suplente, que no es lo mismo que una delantera suplente porque sabés que si no le pasa algo a la otra no vas a jugar. En ese sentido, el destino me dio la oportunidad, más allá que nunca hubiese deseado la lesión de mi compañera. El puesto del arquero es nada que ver. Todas quieren ser la que meten goles. Ahora, en la C hay muy poca info. A mí Luis Carabajal, que en Los Toldos es uno de los que sigue cómo nos está yendo, a veces me pide y hay cosas que ni yo sé.
-¿Qué parentesco tenés con Saúl Lisazo, que hace poco fue homenajeado en Sarmiento?
-Es mi tío. Mi abuelo, que también se llama Saúl, también jugó en Sarmiento. Somos los futbolistas de la familia. Estamos en contacto todo el tiempo. Están lejos ellos, pero tenemos buena relación. Ahora cuando vino yo ni lo vi, porque al estar en La Plata no fui para Los Toldos. Los extraño. Pero lo del fútbol no fue algo de herencia, fue re casualidad. Yo fui como la que rompió los esquemas de todos, porque ni ahí me incentivaban a que jugara al fútbol. Y además arquera, nada que ver. Encima de oveja negra, arquera. Jaja.
-Y es que incluso en Primera División hay en los clubes arqueras que no querían ser arqueras. Cuando eso cambie, va a crecer mucho el puesto en Argentina.
-Yo te juro que cuando veo a las chiquitas con los guantes digo qué lindo, por qué a mi no me pasó. Si bien yo había sido arquera de hockey, no quería ser arquera de fútbol. Yo quería meter goles cuando empecé. Pero el arco me elige a mí. Nací para estar debajo de los tres palos y la vida todos los días me dice eso. No podría jugar de otra cosa. Yo no me considero jugadora de fútbol, me considero arquera. El entrenamiento es distinto, las características son distintas, es un puesto muy mental, jodido. De los menos valorados y de los más dolorosos. Un gol te condena. Tenés que levantar la cabeza y no sentirte la peor del mundo para seguir mejorando.